Matías Korol, productor en el programa Despierta corazón, nos comparte su experiencia como primo e “ídolo” de Jeje, hijo del conductor, Diego Korol.
Cada vez que veo a José voy preparado para lo que sea, porque nunca se sabe qué va a pasar. “Mati ¿Jugamos al fútbol?” o “¿Jugamos a la play?” suelen ser las primeras palabras que dice cuando me ve. Algunas veces me espera con el joystick en la mano y otras con la pelota bajo el brazo, con todo el conjunto de Argentina –Y más puntualmente de Messi- puesto.
José es mi primo menor. Tiene 5 años, aunque ya está más cerca de los 6, y, como la mayoría de los chicos de su edad, tiene mucha energía, ganas de jugar, reírse y disfrutar. Por el contrario, yo, que tengo 23 años y me levanto todos los días a la madrugada para ir a trabajar, envidio totalmente la vitalidad de este niño.
Sin embargo, mi relación con “Jeje”, como le decimos todos desde que nació, es de las más lindas que tengo en la vida. Nuestro lazo sanguíneo, nuestra complicidad a la hora de hacer bromas y nuestra pasión por el fútbol compensan totalmente nuestra diferencia de edad y de energía.
Ser el primo mayor es una responsabilidad extraña y maravillosa. No es tan constante como otras, ya que nos vemos –como mucho- semanalmente y no todos los días. Al vernos pocas veces, también ahorramos las peleas de convivencia que pueden aparecer en la relación entre hermanos. Pero cada vez que nos vemos, noto que le dejo enseñanzas para el presente y para el futuro, y cuando volvemos a vernos después, me demuestra que aprendió de lo que yo le dije.
En definitiva, haberme convertido en primo mayor nuevamente a principios de 2016 fue una linda responsabilidad. Ya tenía dos primos menores con los cuales no me sentía más grande porque tenemos poca diferencia de edad. Con José es una experiencia distinta, ya que creo que puedo influir en cierto modo en la crianza del niño, en una edad que todo lo que le pase lo formará como persona, e incluso ser una referencia para él en todos los ámbitos de la vida.
