Entre los 12 y 15 meses los chicos comienzan a caminar. Algunas sugerencias para potenciar sus primeros pasos.

Aunque caminar es un aprendizaje que se da naturalmente, incorporarse y andar requiere tiempo. Al cumplir el año la mayoría de los bebés se largan a caminar. Algunos quizá tardan un poquito más pero para el cumpleaños número dos no solo caminan sino que saltan y corren.  Por eso es importante no exigirles más de lo que puede hacer pero también ofrecerles oportunidades para ensayar lo que va aprendiendo.

Comenzar a caminar exige una serie de condiciones y coordinaciones psicomotrices. Si no se dan habrá que esperar. Es común que un niño demore en dar sus primeros pasos pero sea un “rayo veloz” gateando. “Soy mamá de mellizos. Manu al año se largó a caminar pero Gonza, con los mismos estímulos y en el mismo lugar, recién caminó a los 15 meses. Prefería gatear a caminar”, cuenta Lara Vitaver, bancaria y mamá de Manuel y Gonzalo. 

“Gatear le reporta a los bebés grandes beneficios: aprenden a coordinar brazos y piernas, poseen mayor movilidad en su columna y se fortalecen sus músculos. Todo esto provoca que al largarse a caminar se sientan más seguros”, explica María Emilia Rodríguez, psicomotricista. Un niño no se larga a caminar hasta que sus glúteos, piernas y tobillos están fortalecidos, algo que sucede con el gateo. Entonces ¿por qué apurarlos?

Un tropezón y a seguir

Para largarse a andar primero veremos cómo intentan mantener el equilibrio y repartir el peso sobre sus piernas. Después suelen comenzar con la marcha lateral; los sillones y mesas serán sus aliados. Por último darán sus primeros y tambaleantes pasos. Antes se caerán muchas veces (casi siempre de cola y sobre el mullido pañal) pero lo seguirán intentando.

La marcha implica descubrir un “nuevo mundo”: alcanzan lo que desean, van hasta donde está la persona que quieren, subirse y trepar a las sillas y sillones… Notaremos que todo les interesa y que todo quieren explorar. Por eso, en esta etapa es fundamental reforzar las medidas de seguridad de los lugares por dónde se desplazarán. Por un tiempo habrá que guardar objetos frágiles y manteles, proteger los enchufes y sobre todo, observarlos en todo momento. Pero atención es preciso encontrar el equilibrio entre cuidar sin anular porque necesitan seguir explorando. 

Una buena idea es explicar la utilidad de los objetos, el riesgo que implica manipular algunos y decirles “no” cada vez que sea necesario. Lo ideal es habilitar un espacio propio y seguro. La ropa deberá ser amplia y cómoda para permitirles los movimientos. Es preferible que la tela sea algodón porque el ejercicio lo hará transpirar.

Con los primeros pasos suele haber caídas y algunos chicos prefieren volver a gatear. Esto no es un “retroceso” sino una pausa en el aprendizaje. No hay que preocuparse. Todos los bebés atraviesan las mismas etapas pero a distintos tiempos y se los debe respetar. El promedio de los niños suele comenzar a caminar alrededor de los dieciséis y no a los doce meses como indican muchas tablas de desarrollo. Si a los 18 meses todavía no amaga con lanzarse a andar será necesario una consulta con el pediatra. Pero la mayoría de los bebés, si su desarrollo autónomo es respetado y no se interfiere colocándolo en posturas que todavía no domina, gatean, se sientan, se paran y caminan. ¡Y habrá que aprender a seguirlos!

Alfombra antigolpes, la gran aliada

Cuando los bebés aprenden a caminar es fundamental dejarlos jugar en el piso. Si la superficie lo permite, lo mejor es que permanezcan descalzos porque sus pies se agarran con mayor firmeza y seguridad.

En esta etapa una buena ayuda son las alfombras antigolpes. En nuestras tiendas se ofrecen dos modelos ambos son ideales porque permiten que el bebé gatee o dé sus primeros pasos de forma segura. Si bien no impiden que el bebé se caiga, su espuma de alta densidad amortigua golpes y evita chichones. Además son resistentes al agua por lo que su uso es ideal tanto para interior como para exterior. Las alfombras cuentan con un doble diseño que incluye dibujos coloridos, números y letras para enseñar, divertir y estimular el desarrollo y la curiosidad.

Otro beneficio es que su diseño permite un fácil guardado para poder transportarlas. Así se las podrá usar cuando se visita la casa de otra persona. Puede adaptarse a espacios pequeños dentro de la casa.

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