Cuando la lactancia es a demanda y si el agarre es correcto, la cantidad de leche producida se adapta a las necesidades del bebé.

Una duda habitual en casi todas las mamás es si serán capaces o no de producir la cantidad de leche que precisa su bebé. Habitualmente casi todas las mujeres tienen una producción óptima para sus hijos, pero en algunas situaciones cuando esto no ocurre puede entorpecer el crecimiento del bebé.

La falta de leche existe y hay madres que no consiguen mantener una lactancia materna exclusiva. Muchas buscan desesperadamente saber por qué ocurre esto y no siempre encuentran las respuestas. Es difícil identificar la causa de la baja producción de leche. Entre los factores más comunes se encuentran los cambios hormonales en el organismo de la madre; también puede generarse debido a que los bebés no se agarran bien al pecho o tardan demasiado en mamar; otra posibilidad está vinculada a los problemas relacionados con la técnica de lactancia.

Algunas causas

En primer lugar puede ocurrir que la mamá crea que tiene poca leche, pero en realidad tenga cantidad suficiente; esto sucede en las siguientes situaciones:

  • Hay leche, pero la madre no nota la “subida”. Durante las primeras 48 horas de vida el bebé se alimenta del calostro de su mamá, pero casi ninguna mujer lo ve salir del pecho, incluso apretándoselo. Por otro lado, tras la subida, muy pocas notan que la leche les sale a chorro o que mojan los empapadores y, sin embargo, la mayoría produce la leche que su bebé necesita. A partir del tercer día, si el recién nacido mama de forma adecuada, más de ocho veces al día y realiza tres o más deposiciones al día, se puede decir que se está alimentando correctamente. Con el tiempo, después de las primeras semanas, el pecho deja de parecer duro y lleno para estar más blando, sin dejar de producir leche. Además el bebé tarda menos en hacer las tomas y extrae la leche más eficazmente. Ante este cambio, algunas mamás creen que no se alimenta adecuadamente o que deja el pecho tan pronto porque tienen poca leche. Si el niño está tranquilo y feliz y moja entre cuatro y cinco pañales diarios, es que está tomando la cantidad que necesita. Además el pediatra irá controlando la evolución de su peso en los controles de salud.
  • Hay leche suficiente, pero tras utilizar el extractor no se observa la salida o sale muy poca. Algunas mamás utilizan puntualmente el sacaleches para situaciones determinadas. La cantidad que puede extraerse es menor que la que el bebé puede tomar con la succión y que está disponible para él en la mama.
  • El bebé ha crecido bruscamente y necesita más leche. Existen picos de crecimiento en los que pedirá de manera más frecuente, pareciendo que no se queda satisfecho con la cantidad de leche que toma al pecho. Estos son los llamados “baches de lactancia”, es decir, mecanismos naturales que tiene el bebé para aumentar la producción de leche de su madre y ocurren en los momentos en los que necesitan más aporte de energía para cubrir un pico de crecimiento.

En segundo lugar puede suceder que verdaderamente estemos ante una situación de disminución en la producción de leche (hipogalactia). Esto ocurre en las siguientes situaciones:

  • El bebé mama menos de ocho veces al día o se limita la duración de la toma. En estos casos, en los que no mama a demanda, le será difícil tomar toda la leche que necesita.
  • La posición del niño o el agarre del pecho no son adecuados. La madre tiene leche suficiente, pero el bebé no la puede obtener. A veces está mucho tiempo al pecho, pero no logra vaciar completamente la mama. Solo obtendrá la leche del comienzo de la toma (con menor contenido graso) por lo que no queda saciado. Si esta situación no se corrige, las mamas dejarán de producir la cantidad de leche que se necesita. Puede haber dolor al dar mamar o grietas. La solución consiste en corregir la posición o el agarre. Lo ideal es que alguien experto en lactancia (el pediatra, la puericultora, la enfermera del centro de salud o algún grupo de apoyo) evalúe la toma y ayude a corregir la postura si ésta no es la adecuada.

Algunas sugerencias:

Para amamantar a demanda, el bebé tiene que mamar siempre que quiera. Es importante estar atento a las primeras señales de hambre y no esperar a que el niño llore, ya que si lo hace es un signo tardío de hambre y podría dificultar el inicio de la toma.

El agarre al pecho debe ser correcto: la boca abarca el pezón y gran parte de la areola y el labio inferior está evertido (hacia afuera). De ese modo se vaciará bien el pecho.

El bebé debe mamar todo el tiempo que quiera del mismo pecho. Así lo soltará espontáneamente cuando esté saciado, es decir cuando obtenga la leche del final de la toma, que es la que más contenido graso y  mayor poder saciante tiene. Además coincidirá con el vaciado de la mama, logrando que luego continúe con la producción. Si el bebé quiere más, se le puede ofrecer el otro pecho después.

Los bebés maman para alimentarse, pero también para consolarse y para sentirse protegidos y queridos. Si se le ofrece el pecho siempre que lo desee, aunque no sea por hambre, se reforzará el vínculo.

El pecho necesita el estímulo de la boca del bebé (la succión) para fabricar leche. Debe evitarse el uso del chupete las primeras semanas de vida pues puede confundir en la forma de tomar el pecho.

Si el bebé está contento, duerme tranquilo una o dos horas seguidas, moja de tres a cinco pañales al día y hace varias deposiciones al día de color amarillento y aspecto grumoso, es que toma leche suficiente.

Si por el contrario el bebé hace tomas escasas, está decaído o muy irritable, no moja el pañal suficientemente, las deposiciones no han cambiado de color desde el primer meconio a pesar del paso de los días, la madre tiene grietas y dolor en el pecho con las tomas, entonces, puede que el bebé no esté tomando toda la leche que necesita. En este caso es importante consultar con un profesional para valorar la lactancia y el peso del bebé y poder identificar la causa de una posible hipogalactia. 

Siempre que una mamá sienta que produce poca leche, lo mejor será ponerse en contacto lo antes posible con un grupo de apoyo a la lactancia, con una puericultura u algún especialista para verificar en primer lugar si realmente hay una baja producción de leche y, en caso de que sea necesario, puedan encontrar la mejor solución.

Fuente: Asociación Española de Pediatría

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