Son una señal importante del funcionamiento y desarrollo del sistema nervioso. Algunos desaparecen y otros permanecen.

Pequeños, parecen tan frágiles como indefensos, sin embargo los recién nacidos tienen algunas “habilidades” que nos dejan asombrados. Pueden tomar con fuerza cualquier cosas que roce su mano ya sea nuestro dedo o el del pediatra, si la mamá le acerca el pezón enseguida lo toma y se lo sostiene del tronco en posición vertical (como si se lo quisiera parar) con sus pies apoyados en una superficie plana, veremos que flexiona y levanta una pierna y después la otra, como si quisiera largarse a caminar.

Estos y otros movimientos son respuestas automáticas. Se llaman reflejos y son una señal importante de funcionamiento y desarrollo del sistema nervioso, por eso los pediatras los examinan después del parto y en las consultas. Muchos reflejos en los bebés desaparecen a medida que el niño crece y son signo de su maduración cerebral aunque algunos permanecerán a lo largo de la vida adulta.

Los principales reflejos son los siguientes:

De la marcha: tomando al bebé por debajo de las axilas, el pediatra lo endereza sobre la camilla de tal forma que uno de sus pies roce la superficie. Inmediatamente el bebé levantará las piernas como si quisiera comenzar a andar. Este reflejo desaparecerá hacia el segundo mes por lo que no estará presente cuando se largue a caminar.

De búsqueda: Si se acaricia la comisura de la boca o se roza su mejilla, él gira la cabeza en esa dirección en busca de comida (si lo tocan en la mejilla izquierda, se voltea hacia la izquierda). Esto es una gran ayuda para la mamá que amamanta. Si quiere ayudarlo a acercarse al pezón, debe rozarle la cara con el pecho, nunca empujarlo con la mano, poque girará hacia la mano, al revés de lo que la mamá pretende.

De succión: si introducimos un dedo, el chupete o el pezón entre los labios del bebé, comienza a chupetearlo. Es un reflejo vital, ya que hace posible que pueda alimentarse desde el momento mismo en que nace. Suele desaparecer en torno al sexto mes.

De Moro o del abrazo: El médico lo sienta sobre la camilla y lo deja caer levemente hacia atrás. El bebé se sobresalta y reacciona estirando los brazos y echándolos hacia atrás. Después los extenderá hacia adelante y flexionará los codos como si fuera a abrazar al especialista. Este reflejo brinda información sobre el tono muscular del bebé y desaparece alrededor del sexto mes.

De presión palmar: toma con fuerza cualquier cosa que roce la palma de su mano, ya sea el dedo de un adulto, la sábana o el chupete. Si se le colocan ambos dedos en sus manos, se agarrará con tanta fuerza que se lo podrá levantar, y será capaz de sostener todo su peso y mantenerse colgado, sujetándose únicamente con sus manos. Este reflejo se va entre los tres y seis meses.

De presión plantar: Al sentir una leve presión en la planta del pie, dobla con fuerza sus dedos hacia adentro. Si le acercamos una lapicera, cierra sus dedos con tanta fuerza que la sostiene. Este reflejo se mantiene hasta el cuarto mes.

Respuesta de Galant: Si lo acostamos boca abajo y lo acariciamos en la parte baja de la espalda, el bebé girará el tronco hacia ese lado y se curvará por completo. Este reflejo se mantiene durante el primer trimestre.

Del esgrimista: Cuando se gira la cabeza del bebé hacia un lado, el brazo de ese lado se estira y el brazo opuesto se dobla a la altura del codo. Esto a menudo se denomina posición “de esgrima”. El reflejo tónico del cuello dura aproximadamente entre cinco y siete meses.

De Babinski: Cuando se acaricia firmemente la planta del pie, su dedo gordo se dobla hacia la parte superior del pie y los otros dedos se despliegan en abanico. Este reflejo permanece hasta aproximadamente los dos años.

Algunos reflejos que duran hasta la adultez son:

De parpadeo: abrir y cerrar los párpados al contacto o cuando aparece una luz brillante.

De la tos: toser cuando se estimula la vía respiratoria.

Nauseoso: realizar arcadas cuando se estimula la garganta o la parte posterior de la boca.

Del estornudo: estornudar cuando las vías nasales se irritan. Estornudar no siempre indica que se está resfriado.

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