Es un trastorno muy común en los bebés y no suele necesitar atención médica. Aunque no se lo puede prevenir, suele aparecer cuando el pequeño traga aire en exceso.

“Hip, hip”. Nuestro bebé acaba de terminar su mamadera y de pronto comienza a tener hipo. A no preocuparse. Este es un trastorno muy común en los pequeños. Se trata de un acto reflejo que consiste en una contracción brusca y espasmódica del diafragma, que empuja el aire en los pulmones causando el cierre de las cuerdas vocales y produciendo un ruido característico. En la mayoría de los casos, no implica complicaciones para la salud y, por lo tanto, no precisa la consulta pediátrica.

“Los episodios cortos de hipo son comunes en niños sanos y no requieren atención médica, pero cuando es crónico, es un hecho raro que puede llegar a ser debilitante para el paciente”, explica la Asociación Española de Pediatría (AEP). El hipo es normal y puede presentarse incluso antes de que el bebé nazca, principalmente en el tercer trimestre del embarazo. Además, al ser una acción refleja, no se puede prevenir o controlar, como a veces ocurre con la tos o los estornudos. Tampoco parece que este síntoma sirva como función protectora ni desempeñe ninguna función fisiológica.

En función de su permanencia existen tres tipos de hipos:

  • Transitorio: episodio de segundos o minutos de duración.
  • Persistente: aquel con una extensión mayor de 48 horas.
  • Recurrente: generalmente algo más perdurables que el transitorio y repetidos con elevada frecuencia.

Causas en bebés

En la mayoría de las crisis de hipo transitorio se desconoce cuál es su causa, pero en gran cantidad de casos se produce después de una crisis de llanto, tras una regurgitación o cuando el bebé comió demasiado rápido. Son situaciones en las que el niño traga mucho aire y ese exceso de gas en el estómago motiva el hipo.

Sugerencias para contenerlo

Como explicamos en el caso de los bebés el hipo está directamente asociado a que cuando comen, tragan aire o lo hacen demasiado rápido. Por eso, si notamos que succiona muy rápido, ya sea que se alimente con teta o mamadera, debemos dejarlo descansar, hacerlo eructar, y volverle a dar.

En el caso de los bebés que se alimentan con mamadera, los especialistas recomiendan controlar la tetina porque, si tiene un orificio grande, saldrá mayor cantidad de leche con la ingesta y por lo tanto se producirá una dilatación gástrica mayor en cada toma, lo que originará una distensión del estómago que irritará el diafragma y éste se contraerá produciendo el hipo. Pero tampoco los agujeros de la tetina deben ser demasiado pequeños, porque al esforzarse por succionar, el bebé acaba por tragar una gran cantidad de aire.

Un remedio casero para hacer desaparecer el hipo es acariciar la nariz del niño con delicadeza, para hacerlo estornudar. Al lograrlo, relajará el diafragma y facilitará la desaparición del trastorno.

Si luego de varios intentos el hipo, además de no irse, comienza a estar acompañado de irritabilidad, vómitos, llanto o rechazo al alimento, lo mejor será consultar al pediatra de confianza porque puede tratarse de unReflujo Gastroesofágico (los alimentos y jugos gástricos suben desde el estómago a su boca). Sin embargo esta situación es la menos frecuente y el hipo normal no tiene ninguna repercusión.

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