Aunque suele preocupar y mucho a las familias, se trata de un mecanismo de defensa. Cómo reconocer esta señal de alerta.

Si bien suele ser muy molesta para el que la padece, la tos es una reacción natural del nuestro cuerpo ya que es el principal mecanismo de defensa para eliminar de la vía aérea la mucosidad y otras substancias. El organismo la utiliza para ayudarnos a limpiar las vías aéreas de secreciones y cuerpos extraños. Por eso siempre que hay tos la misión es buscar la causa, y no necesariamente detenerla. Se puede presentar por afección de las vías respiratorias altas, ocasionada por un resfriado común, sinusitis, faringitis, laringitis, o de las vías respiratorias bajas, causada por neumonía o asma bronquial, entre otras. 

Para tener una idea más precisa basta con observar que cada día, por término medio, un niño puede realizar entre 10 y 30 episodios de tos y su ausencia podría llevar a situaciones de riesgo por la falta de capacidad de defensa.

Sin embargo, hay varias circunstancias que hacen que esta tos aumente. La más habitual son los cuadros catarrales de vías altas, que no se asocian a gravedad. Los niños y niñas sufren cada año entre 8 y 10 cuadros catarrales, concentrados especialmente en los meses de frío. Si tenemos en cuenta que la tos en cada uno de estos procesos puede alargarse durante unas dos semanas, su presencia en los meses invernales puede ser casi continua. 

Sin embargo, hay ocasiones en que la tos sí puede relacionarse con situaciones que requieren de atención médica: si por accidente se ha ingerido algo que bloquea las vías respiratorias, se debe buscar atención médica de inmediato y realizar los primeros auxilios, porque podría tratarse de una asfixia.

Parecidas y diferentes

La tos es un síntoma de muchas enfermedades y puede ser provocada por distintos tipos de afecciones.

Tos seca

Este tipo no moviliza mucosidad, se origina por inflamación de la vía aérea. La mayor parte de ocasiones que aparece esta tos está asociada a resfriados. Sin embargo, también se puede asociar a otras situaciones:

Asma: Se suele asociar a dificultad para respirar y ruidos como silbidos.

Atragantamiento: Habitualmente se caracteriza por iniciarse de forma repentina y mientras se está comiendo.

Tos psicógena (nerviosa): No se asocia a enfermedad respiratoria y mejora cuando el niño no está pendiente de la tos, como cuando duerme.

Tos “de perro”

Tipo de tos seca que es producida por inflamación de la laringe o la tráquea, habitualmente a consecuencia de una infección.

En varias ocasiones puede iniciarse de forma repentina a media noche. Muy a menudo se asocia a afonía y a un ruido característico al tomar el aire (estridor).

Tos con sibilancias (pitidos)

Habitualmente seca, que indica inflamación de la vía aérea inferior, a nivel de los pulmones. Es característica de infecciones como las bronquitis y los pacientes asmáticos. En este caso es habitual que la tos empeore con la actividad física, con la risa o el llanto y por la noche. También puede producirse tos con sibilancias en los casos de presencia de un cuerpo extraño que obstruya la vía aérea. Este caso es más habitual en niños pequeños y se inicia después de comer (muy habitualmente frutos secos) o de ponerse en la boca juguetes con piezas pequeñas.

Tos nocturna

Hay varias causas de tos que empeoran por la noche. La mucosidad nasal de los resfriados puede bajar hacia la garganta a lo largo de la noche y provocar tos. Por un mecanismo similar, los pacientes con congestión nasal por rinitis alérgica pueden toser más durante la noche, sobre todo al estirarse o ya en el momento de levantarse.

La tos en los pacientes asmáticos también suele empeorar por la noche, pudiendo provocar que el niño se despierte varias veces a lo largo de la noche.

Tos productiva

Es la tos que ayuda a eliminar la mucosidad y aparece habitualmente en los resfriados. Es una tos necesaria para expulsar la mucosidad de la vía aérea y ayuda a la curación del proceso respiratorio. Sin embargo, en caso de alargarse en el tiempo con duraciones que superen las dos o tres semanas aproximadamente, sí hay que consultar al pediatra para estudiar esta tos.

Tratamientos

La tos es un mecanismo de defensa del cuerpo y habitualmente no debe tratarse ya que eliminarla cuando es productiva podría llegar a suponer una situación de peligro para el organismo. Únicamente se indica tratarla en ocasiones para solucionar la causa que la genera, como los broncodilatadores en los pacientes asmáticos.

Sin embargo, sí es importante llevar a cabo algunas medidas como mantener una correcta hidratación y realizar lavados nasales durante los procesos catarrales. Es importante también evitar la exposición a factores que pueden inflamar las vías aéreas, especialmente el tabaco.

En caso de alergia respiratoria se debe evitar el uso de vaporizadores o humidificadores y la exposición a olores fuertes, mentolados o aromaterapia, ya que pueden agravar los síntomas.

¿Cuándo se debe consultar al pediatra?

A pesar de que la tos habitualmente no se relacione con procesos de gravedad, hay ocasiones en las que sí hay que consultar al médico:

  • Dificultades para respirar, lo hace con más esfuerzo, o respira más deprisa de lo habitual.
  • Los labios, la cara o la lengua de un color azulado u oscuro.
  • Estridor (un sonido fuerte o un silbido agudo) al inspirar (coger el aire al respirar).
  • Sibilancias (silbidos) al expulsar el aire (excepto si su médico ya le ha dado unas pautas para el tratamiento del asma en casa).
  • Fiebre por poca que sea y menos de tres meses de edad.
  • Fiebre que persiste más de 72 horas (especialmente si tose pero no tiene mocos o congestión nasal).
  • Dolor o supuración de oídos, irritabilidad o decaimiento.
  • En las primeras 72 horas de su inicio cuando el niño tiene menos de seis meses, especialmente en los meses fríos (noviembre-marzo).
  • Si se sospecha la aspiración de un cuerpo extraño.
  • Si la tos aumenta y dificulta las actividades del niño (sueño, comida, escuela…).
  • Si se acompaña de mucosidad y dura más de diez días
  • Si tiene dudas o su sentido común se lo aconsejan.

Fuente: Jordi Costa Colomer, pediatra especialista en neumología del Hospital San Juan de Dios, Barcelona y Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria

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