Magalí Sztejn es licenciada en Comunicación; en plena pandemia fue mamá de Tadeo y nos comparte su experiencia.

El 11 de marzo del 2020 la OMS declaraba la pandemia del COVID 19. Un evento único en la historia, tan único como nuestro embarazo, que ya empezada a transitar su quinto mes. A lo miedos y dudas típicos de un padre y una madre primerizos se sumó la angustia y el desconocimiento sobre esta nueva enfermedad que tenía aterrado al mundo entero.

Nos quedamos en casa, por supuesto, resguardando lo que para nosotros era lo más preciado. Y así la vida siguió avanzando. A la par que escuchábamos, con preocupación, las cantidades de internados y fallecidos; conocía a Tadeo mediante ecografías (y digo, conocía porque Leonardo no pudo volver a entrar para ver a su hijo ni acompañarme) y comenzábamos a sentir sus primeros movimientos dentro de la panza.

Claro que faltaron los encuentros con los seres queridos, pero nunca nos sentimos solos. Por el contrario, quizás la unión se acentuó aún más. Íbamos a atravesar esto, como tantas otras cosas, para recibir a nuestro mayor tesoro en un contexto de luz y amor.

Quizás, mi temor era el momento del parto y los días posteriores. Nadie quería, en ese entonces, entrar a una clínica. ¿Cómo iba a recibir sola a mi hijo si mi marido se contagiaba? ¿O si la que se contagiaba era yo y me separaban de Tadeo? Por suerte, fueron preocupaciones que no ocurrieron. Parimos con barbijo y dolor, pero también con adrenalina y felicidad. Atravesamos la internación los tres solos, sí, sin ayuda, pero también teniendo el espacio y el tiempo necesario para conocernos y habituarnos.Las presentaciones a los abuelos, tíos y primos fueron, claro, con barbijo. Hoy, que Tadeo ya cumplió el año, nos vamos relajando. El tapaboca para él es un juguete más; algo que papá y mamá se ponen cuando salen, como los zapatos o la campera. Y hay una imagen que siempre que ocurre me llama la atención: cuando estamos solos en el parque y me saco el barbijo, él intenta ponérmelo. Le explico, entonces, que en ese momento mamá se lo puede sacar. Así nos quedamos un rato, pero hay una cosa que es cierta: nuestro niño pandemial nació en este contexto y aún no sabemos cómo será el mundo en el que le toque vivir. De lo que sí estamos seguros es que intentaremos darle todo el amor y las herramientas para que pueda ser feliz y construir un mejor futuro.

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