El recién nacido ya está en casa y es hora de que le presenten a su nuevo gran amigo. Cómo ayudar a que se conozcan sin riesgos.
La llegada a casa de un bebé siempre es un acontecimiento único y nuevo para todos los miembros de la familia, incluidas las mascotas. Nuevos olores, sonidos y objetos se darán cita en el núcleo familiar y supondrán cambios considerables en el día a día. Por todo esto, es conveniente seguir algunas pautas para que la adaptación sea lo más sencilla para todos
Un momento para preparar
Puede que el animal lleve bastantes días sin ver a la reciente mamá y su ritual de bienvenida resulte un tanto eufórico. Quizás sería buena idea que te instales en casa mientras el perro está fuera y que lo saludes, antes incluso, de que vea al bebé. Si alguien puede hacerte el favor de mantener al perro ocupado mientras entrás en casa, todo irá mejor.
Luego de este primer encuentro será la presentación del bebé. Prepararlo en un lugar tranquilo sin riesgos es una buena idea. Lo aconsejable es tener al bebé en brazos mientras el perro entra en la habitación. Si tu perro es grandote y se excita con facilidad, será mejor utilizar una correa como medida de seguridad. Sin dar tirones, mantenerla corta pero sin tensión. Tener preparados premios, de esos que tanto le gustan, por si se precisa distraerlo y alejarlo del bebé.
Hola, te presento a tu amigo
Es importante mantener la calma en todo momento. Eso ayudará a que la situación no se tense. Procurar observar a nuestra mascota: ¿está relajada? ¿parece asustada? ¿está contenta? Según lo que observemos, dejar que el perro se acerque al bebé y lo explore con calma, pero sin poner al pequeño en el suelo.
Si vemos que el perro se mantiene relajado mientras huele al niño, podemos premiarlo con caricias y un tono de voz suave, todo lo contrario al tono que se usa cuando jugamos con él o cuando lo regañamos. Así procuraremos un estado de relajación ideal. Si vemos que el perro está demasiado excitado o se pone tenso, es preferible programar el encuentro para otro momento y pedir la ayuda de un profesional sobre cómo hacerlo.
Es aconsejable mantener una interacción corta: dejar que el perro huela al bebé durante algunos segundos, luego otra persona, situada lejos del bebé puede llamarlo, pedirle que se siente o se tumbe y darle un premio por cumplir. Se puede repetir la secuencia. De esta manera la presentación será gradual y todos estarán más tranquilos.
No hacer de este encuentro algo forzado, no obligar al perro a la exploración ni retarlo si se acerca. Queremos que nuestra mascota haga asociaciones positivas con la presencia del niño, es decir, queremos que entienda que cuando está el nuevo integrante de la familia aparecen cosas agradables, como mimos o juegos, mientras que hay que evitar que el perro aprenda lo contrario.
Para los momentos en los que necesitemos tranquilidad y nadie pueda hacerse cargo del perro, utilizar juguetes que se rellenan con comida para que se entretenga.
¡Ahora ya se conocen! Esperamos que todo haya salido fantástico. Ahora toca vivir la vida juntos y disfrutar de una buena amistad. Si la actitud del animal no está clara o notás que algo va mal, separá al niño del perro y contactá a un especialista en conducta animal. Y no olvidemos que es muy importante no dejar al bebé solo con el perro sin supervisión. Incluso si es el más bueno del mundo.
Fuente: Fundación Affinity