Ocurren cuando los bebés exhalan mucho aire, pero ¡a no asustarse!, el bebé se recupera a los pocos segundos.

Aunque no es frecuente que ocurra, una de las situaciones que más asustan a los papás es cuando notan que a su bebé, luego de un llanto prolongado les cambia el color de la piel a un tono azulino/morado. Esta situación que atemoriza a los papás es muy conocida por los pediatras y tiene un nombre: espasmo del sollozo. La buena noticia es que son episodios benignos que no tienen trascendencia ni dejan secuelas, excepto el sustazo para el que las presenció.

“El espasmos del sollozo es una situación que ocurre cuando los bebés exhalan mucho aire”, explica Federico Díaz, pediatra (MP 232337)  y sigue “esto habitualmente puede ocurrir cuando lloran, cuando gritan e incluso cuando se están riendo”.

La primera vez que los papás presencian esta situación en sus bebés se suelen asustar mucho, pero Díaz aclara que son situaciones normales. “Lo que ocurre es que las vías respiratorias al exhalar mucho aire, se cierran un poco unos segundos y esto hace que el bebé deje de respirar por unos segundos”. Cuando esto ocurre, el color de su piel cambia, lo que angustia a los que presencian ese momento. El espasmo del sollozo suele ocurrir entre los seis meses y los dos años.

¿Qué hacer cuando esto sucede? “El bebé se recupera solo. No hay que soplarle la cara, ni moverlo, ni sacudirlo, ni mojarlo. Solo tenemos que esperar un par de segundos. Cuando las vías respiratorias se vuelvan a relajar, el bebé se recupera”, indica Díaz. Aunque el primer impulso sea correr a una guardia pediátrica es importante tratar de espera porque suele ocurrir que en el tiempo que se tarda en llegar, el bebé ya se recuperó.

“La consecuencia más grave que puede llegar a ocurrir es un desmayo”, señala Díaz, sin embargo tranquiliza cuando aclara que es “algo poco frecuente”. Lo fundamental ante uno de estos episodios es mantener la tranquilidad y aguardar esos minutos -que parecen eternos- hasta que el bebé vuelve a llorar o respirar con normalidad. 

Los espasmos del sollozo no se pueden prevenir ni tienen tratamiento pero aunque pueden resultar atemorizantes, son episodios benignos y que no tienen consecuencia para la salud del bebé y pronto pasan a formar parte del grupo “anécdotas y sustos” para contar en las reuniones familiares.

Cuándo preocuparse

  • Si el espasmo ocurre en bebés menores de seis meses.
  • Si tarda en recuperarse más de cinco minutos.
  • Si luego del episodio lo vemos decaído.
  • Si el espasmo no fue causado por llanto, risa o gritos.
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