Cada doscientos millones de embarazo uno es trigemelar. Eso le ocurrió a Vanina Catalá y Leonel Chainski que el 25 de julio de 2020 se convirtieron en papás de Victoria, Julieta y Delfina y hoy nos comparten su experiencia
Cada día en el mundo nacen cerca de 392 mil bebés, la llegada de un recién nacido suele ser una gran noticia en las familias, pero el 25 de julio de 2020 hubo un nacimiento que no solo conmocionó a la familia, también a las redes sociales. Ese día, en Adrogué y en plena pandemia llegaron al mundo Victoria, Julieta y Delfina Chainski Catalá. Las bebas son trigemelas genéticamente idénticas una situación tan extraordinaria que se calcula que ocurre cada 200 millones de embarazos.
Vanina Catalá Ortmann y Leonel Chainski están en pareja hace quince años. Comenzaron a buscar el embarazo en el 2015 y cuatro años después lo lograron. La alegría pronto se transformó en dolor porque la gestación duró apenas una semana. El golpazo fue duro. Vanina estuvo con apoyo psicológico pero junto con Leolnel no se rindieron. A los tres meses Vanina volvió a quedar embarazada.
“Fue una alegría pero también una queda con mucho miedo”, reconoce y recuerda de ese tiempo. Así llegó a su primera ecografía. En la camilla, serena pero con expectativa notó que la cara de la profesional que la atendía se empezaba a transformar. “No lo puedo creer, no lo puedo creer”, repetía y luego la noticia “es un embarazo trigemelar”. Vanina se quedó sin palabras, las lágrimas ocuparon ese lugar. En ese momento Leo entró al consultorio y vio a su compañera llorando pero a la ecografista con cara de alegría. “Fue una confusión total, pero a su vez algo maravilloso”, rememora Leonel. Ese estado de confusión y maravilla se instalaría entre ellos y no los abandonaría jamás.
El embarazo transcurrió sin problemas. “Mi panza era un boliche, a veces miro las fotos que tengo colgadas y me da nostalgia”, dice Vanina. “Es una mujer muy fuerte, llevó el embarazo muy bien, se lo bancó muy bien”, cuenta Leonel con ese tono que mezcla reconocimiento y admiración.
El parto lo recuerdan como un momento “hermoso”. “Haber dado vida y haber tenido tres corazones dentro de mi panza es único. Todavía hoy las miro y no lo puedo creer”.
Después del parto, Vanina permaneció en la clínica cuatro días más pero las bebas se quedaron en Neonatología hasta el 12 de septiembre. Es que necesitaban llegar hasta los dos kilos de peso. Al principio las tres compartieron una misma incubadora, pero luego cada una tuvo la suya.
Con el peso correcto y las condiciones adecuadas Victoria, Julieta y Delfina Chainski Catalá abandonaron la clínica y llegaron a su hogar. Una nueva vida comenzaba para todos. La llegada de las nenas a su casa fue con “bombos y platillos”. Vecinos, tíos, abuelos, primos, cuñadas y cuñados los saludaban desde lejos o desde sus autos tocando bocinas. Es que si bien todos querían conocer y darle la bienvenida a las recién llegas, la pandemia imponía cuidar y cuidarlas.
Así comenzó una nueva vida, donde habían sido dos ahora eran cinco. Cada día comenzó a ser un “caos hermoso”. Para organizarse Vanina y Leonel establecieron rutinas muy marcadas que evitaban momentos de desbarajustes. Estas rutinas lejos de encorsetarlos sirvieron para acomodar la jornada. Como la mayoría de los padres de múltiples elaboraron unas planillas donde anotaban todo acerca de cada bebé. A qué hora comían, los cambios de pañales, las horas de sueño. Esto servía para tener cierto control y evitar confusiones. Muchos papás de múltiple suelen recordar que con pocas horas de sueño a veces olvidaban, por ejemplo, a quién le dieron la mamadera o a qué hora había sido la última. Las planillas son entonces auténticas “salvadoras”. Leonel admite que en las planillas anotan “todo”, además tienen organizados en estantes un stock indispensable de pañales y leche.
“Es todo por tres y puede ser a veces un caos. Sillitas por tres, cunas por tres, ropa por tres”, cuenta Vanina para admitir con una sonrisa “pobres nuestros familiares y amigos pero es todo por tres”. Es que la ayuda se torna indispensable. “Tres bebés al mismo tiempo te obliga a ser creativo”, admite Leonel y sigue “tenemos una rutina marcada pero cada día es distinto e impredecible. No hay nada más entretenido”.
Como las bebas son idénticas para diferenciarlas, los abridores resultaron imprescindibles. Julieta luce perlitas blancas; Delfina lleva un corazón dorado con strass blanco; y Victoria usa unas perlitas doradas.
Desde su experiencia como “papás de a tres, Leonel asegura que “amor puro amor. Cambiás tu vida por completo pero lo hacés con amor”. Vanina da un mensaje optimista. “Se puede. Ser mamá de múltiples es el caos más hermoso que te puede pasar en la vida. Lo volvería a pasar una y mil veces”, afirma con una sonrisa que no deja dudas sobre su certeza. Es que al ver a sus hijas los Chainski Catalá hacen suya esa canción e Silvio Rodríguez que dice “Sólo el amor alumbra lo que perdura, sólo el amor engendra la maravilla”.
Para seguir a la familia lomense entrar en @lastrigemelas o en Tik Tok: Las Trigemelas.
1 Comment
Guauuu trigemelas! Yo tengo gemelos monocorianicos monoamnioticos, también bastante raro…ellos son mí caos hermoso. Saludos. Marianela!
Felicitaciones 🥂