Es imprescindible contar con piletas seguras y saber que la prevención siempre es la mejor conducta para salvar vidas.

En días con calor agobiante no hay nada mejor que un buen chapuzón. La mayoría de los chicos y también los grandes, disfrutan mucho la posibilidad de refrescarse en una pileta. Los más pequeños son los que más se fascinan con el agua. Curiosos, activos y ansiosos por explorar sus alrededores se sienten atraídos sin percatarse de algunos peligros. Por eso es fundamental que todos prestemos atención para prevenir los accidentes.

En el servicio de Pediatría del Hospital Austral recopilaron lo que contaron distintas familias, las historias que vivieron, cuando llegan a la guardia con chicos en, general menores de 3 años que tienen cierto grado de independencia, pero no tienen todavía conciencia de los peligros.

“Pensé que estaba con mi marido. Yo había ido un segundo a la casa … y mi marido pensaba que estaba conmigo…”

“Vinieron unos amigos y fui a abrirles la puerta. Sí, me entretuve un rato. Me confié porque estaban los hermanos más grandes con ella, pero se habían ido a jugar.”

“Estaba segura que la puerta de la reja de la pileta estaba cerrada así que lo deje ir al jardín, tranquila. Alguien la había abierto.”

“Estábamos entre amigos. En un momento lo perdí de vista, pero pensé que se había ido con los otros chicos que habían entrado a ver una película, y no fui a buscarlo…”

“Siempre salía de casa a jugar y se queda por ahí, no muy lejos de la entrada. Él era muy tranquilo. Cuando salí a buscarlo, no estaba y no lo encontrábamos por ningún lado. Me ayudaron los vecinos y estaba en la pileta de uno de ellos. No tenía reja y estaba abierta la puerta del costado de su casa.”

Escenarios

La mayoría de los niños se ahogaron cuando, deambulando, se alejaron de sus casas y se cayeron en una pileta que no tenía una valla instalada independientemente de la casa. Salieron por la puerta, o treparon y se subieron a una ventana y salieron. La pileta de la casa no es la única a la que los niños pueden ir de forma inadvertida; puede ocurrir en la casa de un amigo, familiar o vecino.

Pero también recordar otros lugares que pueden ser igualmente peligrosos y pasan más desapercibidos: inodoros, bañaderas de niños, bañeras y jacuzzis.

El agua no tiene que ser profunda para ser peligrosa para un bebé; se pueden ahogar en tan poco como 2 a 5 cm de agua.

Cuidadores

Es fundamental que exista una visión permanente del niño. Debe haber un adulto responsable designado para supervisarlo y que quede a cargo del cuidado porque cuando todos miran, nadie mira. La observación atenta por parte de un adulto responsable es la mejor forma de prevenir el ahogamiento en los niños.

Nunca dejar solo a un niño menor de 5 años en el agua o cerca de donde haya agua, ni un solo momento. El adulto debe estar “al alcance de la mano” y en forma constante. Su atención debe ser absoluta, por lo que es necesario evitar hacer cosas que le dificulten mantenerse concentrado, como usar el celular, trabajar en el jardín o beber alcohol. Respecto de esto último, y en caso de un accidente, se debe estar físicamente e intelectualmente apto para realizar el rescate.

Esté preparado para saber cómo responder cuando haya un problema. Siempre es recomendable aprender RCP (reanimación cardiopulmonar) y técnicas de rescate seguro para proceder ante un accidente de ahogamiento. Si lamentablemente se debe asistir a una persona, lo primero al sacarlo del agua es llamar al servicio de Emergencias (911 o 107) e iniciar las maniobras de RCP.

Consejos

  • Todas las piletas deben contar con un cerco perimetral de por lo menos 1,30 metros de altura y ser continuo o tener barrotes de no más de 10 cm de separación entre uno y otro, para que no pueda caber la cabeza de un niño. Es la forma más eficaz para prevenir el ahogamiento de niños pequeños. El cerco no debe tener puntos de apoyo para los pies o manos, y el más seguro es aquel que rodea a la pileta por sus cuatro lados y la deja separada de la casa.
  • Nunca dejar sillas, mesas, reposeras o algo que esté próximo al cerco para que los niños no se puedan trepar.
  • Se debe tener un ingreso a la pileta con una puerta única que no puedan abrir los niños. Lo ideal es incluir una cerradura o candado que lo haga más seguro.
  • Si las piletas son inflables y no cuentan con cerco, deben ser vaciadas al final del día.
  • No dejar juguetes y objetos atractivos que floten. Los niños no tienen noción del peligro y se pueden acercar.
  • A la hora de nadar, entrar al agua con el niño. Si hay que salir, llevarlo con uno, aún si hubiera guardavidas.
  • Cuidado con los cobertores de pileta: muchos no son seguros y pueden incluso aumentar el riesgo del ahogamiento; dan una apariencia sólida y un niño pequeño puede fácilmente caer por debajo al querer tratar de alcanzar una pelota o cualquier objeto que haya caído sobre ella. Las cubiertas para pileta deben cubrir toda la superficie de forma segura para que el niño no se pueda deslizar por debajo de ellas. Además, debemos cerciorarnos de que no haya agua sobre la cubierta (un niño pequeño puede ahogarse en 2 cm de agua).

Salvavidas

Con respecto al salvavidas, todo niño menor de 4 años debe colocarse un salvavidas cuando está cerca de la pileta. Este salvavidas debe mantenerlo a flote. Muchos de ellos no son tan buenos, como las alitas. Los inflables en los brazos no son seguros y no deberían usarse como salvavidas.

El modelo universalmente más aceptado de salvavidas posee las siguientes características:

  • Material enterizo de alta flotabilidad.
  • Formato de chaleco, con abertura anterior con 3 broches de seguridad, como mínimo.
  • Correa inextensible que une la parte anterior con la posterior del chaleco, pasando por la ingle del niño y asegurada con broche de seguridad.

Todo otro tipo de flotador símil-salvavidas, y más aún si son inflables (brazaletes, colchonetas, cámaras de automóvil o animales inflables), no ofrecen ninguna garantía y producen una falsa seguridad en los niños y en los padres.

Aprender a nadar

La decisión de inscribir a un niño mayor de un año en clases de natación debe ser tomada por los padres basados en el desarrollo y la disposición del niño y su exposición al agua. Existen diferentes métodos que logran que lactantes y niños pequeños floten primero y luego avancen pequeñas distancias, habitualmente entre padres e instructores o utilizando el borde de la pileta, pero los programas de natación no deben considerarse como «a prueba de ahogo» para los niños a ninguna edad.

Nunca olvidar

Tener siempre presente la seguridad de su hijo cuando estén cerca del agua, tanto en casa como en casas de amigos y familiares, y en sitios donde se alojen durante viajes. Evitar el acceso sin supervisión durante momentos no destinados a nadar y observar atentamente y en forma constante cuando están en el agua o cerca; tenerlo al alcance de la mano -literal-. Siempre debe haber un responsable. 

Nunca deje a su bebé solo ni al cuidado de otro niño cuando estén en el agua o cerca del agua, ni por un momento. Nada reemplaza estar ahí o saber quién lo está mirando.

Hable con su pediatra en las visitas de control de su hijo sobre cómo proteger a los niños contra los peligros comunes del agua. Podemos hacerlo mejor sabiendo que nos puede pasar a nosotros también.

Fuente:  www.hospitalaustral.edu.ar/

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