La salud de la mujer, antes y durante el embarazo, impacta en el desarrollo del bebé que llegará. La consulta preconcepcional es la clave para una gestación sin sobresaltos.

El embarazo y el parto son momentos decisivos en la mujer. Sin embargo, durante mucho tiempo se le restó importancia a la época previa a la gestación lo que luego incidía en situaciones complicadas para la futura mamás.  Desde el 2005 se incorporó un nuevo concepto “el cuidado preconcepcional”. Hasta entonces, se hacía foco en la importancia de comenzar los controles tempranos durante el embarazo, pero no antes del mismo. Pese a que en esos chequeos se diagnosticaban condiciones maternas y malformaciones fetales, a veces severas, estos se podrían haber evitado si se realizaba la consulta previa. Lo que se busca con la consulta previa, es que la pareja llegue lo más saludable posible al embarazo y cuando se está en la etapa de planificación, hay una especial predisposición a efectuar cambios de conducta beneficiosos.  

Cuanto más informados, mejor

Existen dos grandes problemas que en mayor medida contribuyen a la morbimortalidad infantil en nuestro entorno: malformaciones congénitas y bajo peso al nacer. Y todos los estudios que puedan realizarse previos a buscar un embarazo, son de utilidad en el descenso de esta estadística. Sin embargo, aún hay mucho para concientizar, porque hoy solo entre el 10 y el 20 por ciento de las mujeres acuden de forma voluntaria a estas consultas.

¿Qué medidas serían más eficaces si se tomaran a tiempo?

1. Modificación de tratamientos por enfermedades crónicas, por drogas aptas para el embarazo.

2. Interrupción de conductas nocivas: tabaco, consumo de drogas, alcohol.

3. Suplementos Vitamínicos: ingesta de ácido fólico 3 meses previo a la búsqueda.

4. Lograr un peso adecuado: en casos de sobrepeso, es aconsejable un asesoramiento nutricional.

5. Puesta al día del calendario de vacunación: tétano, rubeola, varicela sarampión, paperas, hepatitis B, Sarscov2.

6. Pesquisa de enfermedades infecciosas. Aquellas que tratadas oportunamente, reducen el riesgo fetal, como HIV y otras ITS (infecciones de transmisión sexual).

7. Manejo del estrés, incluyendo la detección de violencia de género.

8. Asesoramiento genético.

A tener en cuenta

En los últimos años, crecieron las consultas genéticas, no solo en personas con alguna patología puntual sino y sobretodo, en quienes no tienen antecedentes.

Hoy existen estudios que logran predecir el riesgo de una pareja de tener un hijo afectado por una condición genética. Estos test nos permiten evaluar si los futuros padres son portadores de una enfermedad recesiva, ya que si bien sean personas sanas, pueden transmitir la mutación a su descendencia. Si ambos padres son portadores de la misma mutación, ya tienen un riesgo del 25% de tener un hijo enfermo.

Lo interesante es que estos test nos permiten estudiar al mismo tiempo entre 400 a 600 enfermedades, detectar con rapidez si la pareja comparte la mutación y evitar el nacimiento de un bebe enfermo. En síntesis, cualquier pareja sana sin antecedentes genéticos que esté planificando un embarazo (ya sea natural o por tratamiento de fertilidad) puede hacer el estudio.

Otro aspecto importante en la consulta, es la edad de la mujer. Este ítem tiene un rol clave tanto en el impacto psicológico como fisiológico a la hora de encarar una búsqueda gestacional.

Por ejemplo, las adolescentes (que suelen cursar embarazos no deseados) son más propensas a tener consecuencias psicológicas negativas durante ese proceso. Lo que las lleva a un mayor riesgo de bebés con bajo peso, prematuros o niños con un índice más alto de mortalidad infantil. Las causas no están claras, se cree que pueden estar influenciados por la inmadurez biológica; estatus social bajo; cuidados preconcepcionales y prenatales inadecuados, o mal estado nutricional.  

Por otro lado, el retraso de la maternidad por encima de los 35 años puede asociarse a problemas de infertilidad y de patología obstétrica como retraso de crecimiento fetal, diabetes gestacional o preeclampsia. 

Gestaciones por encima de los 38 años, conllevan un riesgo incrementado de alteraciones cromosómicas (genéticas), influenciadas simplemente por la edad materna.

Sin lugar a dudas, la tendencia en salud es por el camino de la prevención, la detección temprana, la planificación y la medicina personalizada. Un manejo de riesgos anticipados y oportunos durante la previa de su embarazo, no solo nos permite asumir una gestación con resultados satisfactorios, sino disminuir la presencia de complicaciones de diferente tipo en la madre y el niño.

ASESORÓ: Dra. Pamela Nicotra Perassi. Especialista en Medicina Reproductiva MN123756

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