Los padres de los padres son figuras muy importantes en la vida de una familia ya que tienen experiencia en la crianza. Además, si fueron buenos papás, suelen ser mejores abuelos

Un dicho asegura que “a los hijos se los cría y a los nietos se los malcría”. Sabiduría popular o no, lo cierto es que la presencia de los abuelos en la vida de los hijos de sus hijos crea un lazo único que enriquece y hace más fácil la experiencia de crecer en familia.

Algunos abuelos disfrutan de sus nietos en momentos de puro juego y placer, sin necesidad de hacerse cargo ni de su educación ni de sus necesidades. Otros, por diferentes motivos, son convocados para transformarse en los cuidadores sustitutos de los padres. Muchos perciben su aporte a la crianza de los nietos como un regalo de la vida, como otra nueva oportunidad de sentirse útiles y activos. Para otros, la tarea puede volverse pesada, enfrentarlos a obligaciones para las que ya no tienen fuerzas o ganas de seguir cumpliendo. 

Los abuelos jóvenes, sobre todo, quizá experimenten inseguridad con su rol: lo disfrutan, pero muchas veces a costa de renunciar a sus proyectos personales para ocuparse de sus nietos. Es importante que los padres sean conscientes de que los abuelos son personas independientes, con intereses y actividades propias acordes a su etapa de vida. Unos y otros tienen seguramente entre manos una tarea muy importante.

¿Cómo evitar conflictos?

Es entendible que los abuelos quieran disfrutar de sus nietos de manera diferente de cómo lo hacen o experimentan los padres. Los abuelos son una excelente referencia afectiva dentro del grupo familiar, pero lo razonable es que, pudiendo expresar sus propias ideas, respeten las de sus hijos, que tienen derecho a tenerlas y aun a equivocarse, como lo hicieron ellos. La ayuda que pueden ofrecer es formidable, pero siempre que respondan a las demandas de los padres y no a sus propios esquemas. Son los padres quienes deben pautar las bases fundamentales de la educación de sus hijos, acordando con los abuelos el fomento de hábitos, rutinas y límites que será imprescindible mantener entre todos.

El respeto a los abuelos

Así como los abuelos tienen que respetar los derechos de los demás, aunque se trate de sus hijos y les parezca que se equivocan, es bueno que ellos también se hagan respetar, desde el cariño y la amabilidad, pero con la firmeza necesaria. También es deseable que ellos se abran para aprender cosas nuevas y para aceptar que el mundo ha cambiado. Para los abuelos será una experiencia interesante incorporar nuevos conocimientos y conocer algunas herramientas útiles para su propia vida cotidiana.

Para que se pueda educar sin roces, es fundamental que padres y abuelos trabajen de manera conjunta. Si lo logran, los más beneficiados serán los niños, quienes vivirán en un clima de armonía y sentirán el amor de una familia sólida y protectora.

Estar con los abuelos durante la infancia tiene múltiples beneficios. No solo les transmiten sabiduría y experiencia, sino que también les aportan tranquilidad y estabilidad. Además, los abuelos también se enriquecen al estar en contacto directo con los hijos de sus hijos. Estos son algunos de los beneficios.

1. Equilibrio emocional

Si un nieto mantiene una relación habitual con sus abuelos, se beneficiará de su fuerte vínculo afectivo. Estos contribuyen en la creación de relaciones saludables con personas de otras generaciones y los ayudará a mantener su equilibrio emocional al sentirse protegidos y considerados. “Un abuelo puede servir como un modelo para aprender cómo hacer frente a la adversidad y las dificultades en la vida, señala Dan Kindlon, un conocido psicólogo infantil autor de Raising Cain: Protecting the Emotional Life of Boys. Los abuelos ayudan a los nietos a fomentar la resiliencia y a aprender a sobreponerse en situaciones difíciles como el divorcio de los padres o una enfermedad de un familiar.

2. Una relación siempre positiva

Los abuelos influyen positivamente en sus valores y comportamientos. Son imprescindibles para mantener las relaciones positivas intergeneracionales. La frecuencia de contacto, la realización de actividades de acompañamiento como conversar, pasear, visitar a familiares y amigos, discutir y tomar decisiones importantes beneficia el desarrollo de las emociones y mejora el ciclo de la vida.

3. Diversión garantizada

La mayoría de los abuelos presentan su cara más lúdica y divertida con sus nietos. Lo que no han podido disfrutar en su juventud o con sus hijos debido a sus obligaciones laborales, lo intentan hacer con ellos. Les encanta llevarlos a pasear por el parque, ir a ver una película infantil o a una obra de teatro, así como enseñarles los juegos de su época donde lo digital no atravesaba todo. Esto suele ser una experiencia enriquecedora para los niños y jóvenes de cualquier edad ya que los ayudará a desconectar de la tecnología y conocer otros puntos de vista.

4. Un ejemplo a seguir

Los abuelos suelen ofrecer a sus nietos un modelo a seguir en su vida actual y futura. Dan testimonio de su experiencia, de una vida de trabajo y de apoyo a la familia. Además, se suelen convertir en sus cuidadores y sus confidentes. Los escuchan y los animan a trabajar y a esforzarse para conseguir resultados positivos para que estos sientan, les ofrecen un hogar seguro y estable en el que pueden desarrollar todas sus habilidades.

5. Una relación doblemente beneficiosa

Los abuelos que tienen una estrecha relación con los nietos suelen padecer menos depresiones, según han observado los investigadores de un estudio del Instituto sobre el Envejecimiento de la Universidad de Boston realizado entre 376 abuelos de unos 77 años y 340 nietos de 31. Por lo que el beneficio es mutuo. Además, los resultados muestran que una buena relación entre ambos influye en el bienestar psicológico de los nietos hasta bien entrada la edad adulta.

Todos los niños deberían poder disfrutar de sus abuelos y todos los abuelos deberían tener nietos, porque en estas dos épocas de la vida, la seguridad y el afecto que estos se dan son imprescindibles para ellos. Los niños revitalizan y rejuvenecen a sus abuelos haciéndolos más activos y felices porque vuelven a sentirse necesarios, cuando no imprescindibles. 

En esta nota Pablo Miranda nos cuenta la belleza del amor de abuelo:

Fuente: Unicef y Juan Casado, profesor de pediatría de la Universidad Autónoma de Madrid.

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