Esta patología puede interferir cuando se desea lograr el embarazo. Qué medidas tomar para reducirla.

Durante el mes de junio, por iniciativa de la Asociación Americana de Fertilidad, se celebra en todo el mundo el Mes Internacional del Cuidado de la Fertilidad. Su objetivo es que tomemos conciencia de la importancia de la capacidad de procrear y cuál es la mejor forma para cuidar de ella. 

Este tiempo es una buena oportunidad para reflexionar sobre cómo la inflamación crónica afecta la fertilidad de hombres y mujeres, cuáles son los mecanismos que pueden interferir con la capacidad de concepción y lo más importante: qué medidas o estrategias se pueden tomar para reducirla y mejorar la fertilidad.

La inflamación es la primera línea de defensa del cuerpo contra infecciones y lesiones. Este proceso agudo suele detenerse cuando la curación se completa. Los problemas comienzan cuando ese proceso queda activado y da paso a una inflamación sistémica de bajo grado, que ataca células, vasos sanguíneos y tejidos.

La inflamación crónica puede ser de origen interno del cuerpo o ser consecuencia de la forma en la que vivimos, los hábitos poco saludables y los tóxicos a los que estamos sometidos. Afecta cualquier parte del cuerpo y altera el normal funcionamiento de órganos o sistemas, incluso el de ovarios y testículos, quizás los órganos más sensibles del cuerpo. Como puede persistir durante mucho tiempo sin síntomas aparentes, se dificulta su diagnóstico. Los signos comunes como fatiga, trastornos gastrointestinales, trastornos hormonales, a veces se confunden dejando a los pacientes expuestos a daños que se van acentúan con el paso del tiempo.

Los ovarios y testículos, así como otros órganos, no tienen receptores de dolor y el daño que la inflamación crónica va a ir produciendo va a depender de la intensidad, persistencia y del estado previo de los mismos.

La infertilidad es de causa multifactorial y la inflamación crónica es una posibilidad que puede traer aparejada una disminución prematura de la reserva ovárica y una afectación del esperma. Diagnosticar y determinar las causas que la originan es el primer paso para intentar reducirla o eliminarla y de esa forma lentificar y hasta en ocasiones, retrotraer el daño causado.

En este contexto, la salud digestiva y la microbiota cumplen un rol fundamental y su afectación puede ser causa de un aumento en la permeabilidad de la pared intestinal, dejando pasar moléculas que no deberían y generar una inflamación crónica, así como trastornos de autoinmunidad como ser la Tiroiditis de Hashimoto, en que los anticuerpos formados atacan a las tiroides y, por reacción cruzada, también pueden llegar a afectar los ovarios y testículos, como lo pueden hacer el lupus y otros trastornos endocrinológicos.

Por ello, los buenos hábitos alimentarios son cruciales. La salud digestiva afectada por la mala alimentación y/o por la disbiosis -alteración de la microbiota intestinal que genera una permeabilidad aumentada de la barrera intestinal-, puede ser revertida con un reseteo intestinal, una dieta antiinflamatoria y, en ocasiones, suplementos nutricionales, probióticos y prebióticos.

Además, sumar otros hábitos saludables como la realización de ejercicios físicos y de actividades que ayudan a gestionar el estrés -meditación, yoga, acupuntura, counseling-, sin olvidar mantener una buena sexualidad y descanso. Todo cobra relevancia.

Es fundamental hacer entender la importancia de la inflamación crónica para mejorar no sólo las posibilidades reproductivas, sino también la salud en general. El enfoque integrativo y personalizado es el camino correcto para tener mejores oportunidades de lograr el objetivo deseado: el hijo.

Asesoró: Dr. R. Sergio Pasqualini, (MN 39914) director de Halitus Instituto Médico

Web: www.halitus.com

Durante el mes de junio, por iniciativa de la Asociación Americana de Fertilidad, se celebra en todo el mundo el Mes Internacional del Cuidado de la Fertilidad. Su objetivo es que tomemos conciencia de la importancia de la capacidad de procrear y cuál es la mejor forma para cuidar de ella. 

Este tiempo es una buena oportunidad para reflexionar sobre cómo la inflamación crónica afecta la fertilidad de hombres y mujeres, cuáles son los mecanismos que pueden interferir con la capacidad de concepción y lo más importante: qué medidas o estrategias se pueden tomar para reducirla y mejorar la fertilidad.

La inflamación es la primera línea de defensa del cuerpo contra infecciones y lesiones. Este proceso agudo suele detenerse cuando la curación se completa. Los problemas comienzan cuando ese proceso queda activado y da paso a una inflamación sistémica de bajo grado, que ataca células, vasos sanguíneos y tejidos.

La inflamación crónica puede ser de origen interno del cuerpo o ser consecuencia de la forma en la que vivimos, los hábitos poco saludables y los tóxicos a los que estamos sometidos. Afecta cualquier parte del cuerpo y altera el normal funcionamiento de órganos o sistemas, incluso el de ovarios y testículos, quizás los órganos más sensibles del cuerpo. Como puede persistir durante mucho tiempo sin síntomas aparentes, se dificulta su diagnóstico. Los signos comunes como fatiga, trastornos gastrointestinales, trastornos hormonales, a veces se confunden dejando a los pacientes expuestos a daños que se van acentúan con el paso del tiempo.

Los ovarios y testículos, así como otros órganos, no tienen receptores de dolor y el daño que la inflamación crónica va a ir produciendo va a depender de la intensidad, persistencia y del estado previo de los mismos.

La infertilidad es de causa multifactorial y la inflamación crónica es una posibilidad que puede traer aparejada una disminución prematura de la reserva ovárica y una afectación del esperma. Diagnosticar y determinar las causas que la originan es el primer paso para intentar reducirla o eliminarla y de esa forma lentificar y hasta en ocasiones, retrotraer el daño causado.

En este contexto, la salud digestiva y la microbiota cumplen un rol fundamental y su afectación puede ser causa de un aumento en la permeabilidad de la pared intestinal, dejando pasar moléculas que no deberían y generar una inflamación crónica, así como trastornos de autoinmunidad como ser la Tiroiditis de Hashimoto, en que los anticuerpos formados atacan a las tiroides y, por reacción cruzada, también pueden llegar a afectar los ovarios y testículos, como lo pueden hacer el lupus y otros trastornos endocrinológicos.

Por ello, los buenos hábitos alimentarios son cruciales. La salud digestiva afectada por la mala alimentación y/o por la disbiosis -alteración de la microbiota intestinal que genera una permeabilidad aumentada de la barrera intestinal-, puede ser revertida con un reseteo intestinal, una dieta antiinflamatoria y, en ocasiones, suplementos nutricionales, probióticos y prebióticos.

Además, sumar otros hábitos saludables como la realización de ejercicios físicos y de actividades que ayudan a gestionar el estrés -meditación, yoga, acupuntura, counseling-, sin olvidar mantener una buena sexualidad y descanso. Todo cobra relevancia.

Es fundamental hacer entender la importancia de la inflamación crónica para mejorar no sólo las posibilidades reproductivas, sino también la salud en general. El enfoque integrativo y personalizado es el camino correcto para tener mejores oportunidades de lograr el objetivo deseado: el hijo.

Asesoró: Dr. R. Sergio Pasqualini, (MN 39914) director de Halitus Instituto Médico

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