Son una de las mayores fuentes de nutrientes, por eso es importante incorporarlas a la dieta familiar.
Las frutas poseen todas las características de un alimento saludable: son alimentos de baja densidad calórica, ricas en vitaminas, minerales y fibra, y nada procesadas. También contienen azúcares: sacarosa, glucosa y fructosa., pero vale aclarar que estos elementos intrínsecos, que forman parte de la estructura vegetal de la fruta, no se asociaron con ningún efecto perjudicial para la salud y no se relacionan con los azúcares libres o los extraídos o refinados.
Una pregunta frecuente es qué cantidad de fruta al día se considera saludable. Como recomendación general, es deseable que los chicos las coman al menos tres veces. Si son niños pequeños o bebés es factible que consuman poca cantidad, solo unos trocitos es normal. Lo importante será ofrecérsela varias veces al día.
Además se debe destacar que no existen frutas “malas”. Salvo caso de alergias, problemas digestivos o de salud concretos, cualquier fruta es saludable. Múltiples estudios confirman que su consumo habitual evita el sobrepeso y contribuye a reducirlo en personas obesas.
¿Y el azúcar?
Como ya comentamos, las frutas tienen azúcares, pero estos, ingeridos en conjunción con la fibra, las vitaminas, los minerales y otros micronutrientes de estos alimentos, tienen un efecto beneficioso sobre el organismo, muy diferente al de los azúcares libres o refinados.
Algunas frutas contienen más cantidad de fructosa y esta, ingerida en exceso, se asoció a toxicidad. Sin embargo, es muy difícil llegar a niveles perjudiciales con un consumo normal de frutas.
En cualquier caso, lo más recomendable es ingerir diferentes tipos de fruta, y en el contexto de una alimentación saludable variada.
Eso sí, no hace falta que los chicos coman todas las frutas de la verdulería. Se deben respetar las preferencias que ellos muestran.
¿Qué frutas pueden comer los bebés?
Las mismas que los más grandes. Se las puede ofrecer desde el inicio de la alimentación complementaria. Si las comen en trocitos conviene elegir aquellas cuya consistencia les resulta más fácil de digerir y manipular como puede ser la banana.
Es mejor masticar la fruta y comerla entera porque también ingerimos su fibra y otros componentes, y el azúcar que contiene lo extraemos nosotros de su matriz vegetal. Con ello conseguimos que la absorción de ese azúcar sea más lenta (menor índice glucémico), lo que produce un menor pico de insulina.
Un dato más: comer la fruta completa contribuye a la saciedad. Una sencilla experiencia lo demuestra. Si exprimimos tres naranjas y bebemos el jugo en menos de un minuto, nos sentiremos satisfechos. Pero si intentamos comer tres naranjas, luego de la primera ya no necesitaremos más.
Una última consideración. No existe ninguna razón científica para no consumir una fruta después de cenar. No “engorda” más, ni produce ninguna alteración metabólica. Eso sí, será imprescindible cepillarse muy bien los dientes antes de ir a dormir.
Sí, pero con cuidado
Para que los alimentos sean seguros, es importante tomar recaudos y adaptarlos al consumo de los bebés y chicos pequeños. Desde la Sociedad Argentina de Pediatría recomiendan:
-Los alimentos duros y quebradizos, como la manzana o la zanahoria cruda deben ofrecerse blandos, cocidos, rallados o en preparaciones.
-Los frutos secos no se deben ofrecer enteros hasta los 3-4 años. Sí pueden ofrecerse en forma de cremas o harinas.
-Los alimentos esféricos, como los arándanos, los tomates cherrys, las aceitunas y las uvas deben ser cortados a lo largo antes de ser ofrecidos.
-Retirar cuidadosamente las semillas duras de las frutas como los cítricos, las uvas y la sandía.
-Evitar que consuman alimentos mientras viajan en la butaca del auto o mientras corren.
-Aprender las maniobras de desobstrucción de la vía aérea es fundamental para todas las familias.
Fuente: Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) y Sociedad Argentina de Pediatría (SAP)