Es otro de los síntomas más comunes de la gestación. Qué se puede hacer para recuperar la energía perdida.
Es muy frecuente que durante las primeras semanas de gestación, y aún antes de confirmar el embarazo, la futura mamá se sienta extenuada, con una fatiga generalizada y mucho sueño. El cansancio es una condición natural del embarazo, se carga con más peso, se gasta más energía y el cuerpo se modifica en todo sentido y no olvidemos el estrés que provoca la tensión de iniciar una nueva aventura.
La biología nos recuerda que cuando una mujer queda embarazada, su organismo se adapta para crear una nueva vida. ¿Cómo? Por ejemplo, produciendo más sangre para que al feto le lleguen el oxígeno y los nutrientes necesarios para su desarrollo. El corazón de la futura mamá debe bombear más rápido, aumenta la frecuencia respiratoria y el peso corporal, y se produce una mayor retención de líquidos. Todo ello provoca el cansancio en la embarazada, sobre todo en el primer y tercer trimestre, cuando la incomodidad, la falta de espacio y el aumento de peso le impiden descansar correctamente.
Asimismo, los cambios hormonales propios del embarazo provocan mayores niveles de progesterona, que se traducen en un aumento del sueño, la irritabilidad y la sensibilidad, entre otros.
Consejos para vencer el cansancio
Para hacer frente a la fatiga y recuperar la energía durante los nueve meses, te ofrecemos cinco consejos clave. Conozcámoslos uno a uno:
Dormir y descansar lo suficiente. Lo ideal es hacerlo unas ocho horas por la noche y unos 20 minutos después de comer. Para conseguirlo, se pueden seguir algunas pautas, como evitar las bebidas estimulantes (con cafeína o teína), darse baños calientes y masajes relajantes, acostarse sobre el lado izquierdo para favorecer la oxigenación y usar almohadas para estar más cómoda. Se recomienda poner una debajo de las rodillas y otra bajo la espalda, pero cada mujer logra, con la práctica, sus posiciones ideales. Las siestas frecuentes durante el día también pueden mantenerte con energía.
Realizar una actividad física moderada. Practicar ejercicio físico resulta muy beneficioso para la embarazada por varios motivos: aumenta el flujo sanguíneo y favorece la liberación de endorfinas, factores que levantan el ánimo y reducen la sensación de cansancio. Caminar aumenta el flujo de la sangre y produce endorfinas que minimizan la fatiga, además de que se convierte en una actividad entretenida y relajante en todos los sentidos. El entrenamiento de fuerza no está contraindicado, siempre y cuando se emplee poco peso. Es importante calentar y estirar antes y después de los ejercicios, así como mantener una correcta hidratación y evitar el sobrecalentamiento.
Hidratarse de forma frecuente. La hidratación es fundamental no solo durante la actividad física, sino también en el día a día de la futura mamá. De hecho, la fatiga es uno de los síntomas más frecuentes de deshidratación, por lo que se recomienda que la embarazada ingiera, como mínimo, 1,5 litros de agua al día. La hidratación no solo reduce la fatiga, sino que también favorece el tránsito intestinal y, por tanto, previene el estreñimiento.
Tener unos niveles adecuados de hierro. La anemia ferropénica es otro trastorno muy frecuente en el embarazo y suele manifestarse a través del cansancio y la fatiga. Por ello, se aconseja que la futura mamá tome alimentos ricos en hierro, como carnes, legumbres, verduras, hortalizas de hoja verde y frutos secos oleaginosos. También resultan adecuados los cítricos y cualquier alimento rico en vitamina C, que favorece la absorción del hierro y permite aprovecharlo mejor. En caso necesario, se puede recurrir a la toma de suplementos de este mineral.
Evitar el estrés. Las situaciones que generan nerviosismo y ansiedad también pueden aumentar la fatiga. Por ello, la futura mamá debe procurar estar relajada. Masajes, sesiones tranquilas de yoga prenatal, un baño relajante, leer un libro o meditar ayuda a aliviar el cansancio y la fatiga durante el embarazo.