La mirada de los más chiquitos durante su primer año de vida nos busca y se transforma en un nuevo canal de diálogo con ellos. El lenguaje no está ausente en este momento, sino que cuando nos miran buscan que interactuemos y respondamos a sus miradas y gestos.

A medida que van creciendo, la capacidad de hablar va en aumento, si nos predisponemos a ayudarlos. ¿Te animas? La mirada puede ser el punto de partida para que logren registrar las palabras y juegos.

Dos universidades inglesas, de Sheffield y de Warwick llevaron adelante una investigación en la que se buscó saber qué pasaba a partir del contacto visual entre el bebé y su mamá o papá. 

Los investigadores observaron el comportamiento de bebés junto a sus cuidadores y detectaron que había grandes consecuencias cuando los niños comenzaban a gesticular mientras miraban a sus familiares.

¿Qué relación hay entre lenguaje y contacto visual?

Los resultados explican que cuando los pequeños miran al adulto intentando balbucear sonidos, ruidos o palabras; esperan que respondamos e interactuemos con ellos. De esta manera, nos escuchan y adquieren palabras con mayor facilidad.

Aunque no entendamos lo que nos indican, señalan o quieren decir, es importante hablarles e intentar contestar a sus inquietudes, porque así se apropian de lo que escuchan de nosotros y así ir acercándonos al desarrollo del lenguaje.

Además, el bebé generalmente alcanza a recordar una cantidad de palabras cercana a 100 cuando están llegando a los 2 años, pero si respondemos a sus gestos y miradas con mayor contacto y comunicación, ese vocabulario puede aumentar ¡hasta 30 palabras más!

“Nos damos cuenta de que los bebés están tratando de comunicarse antes de llegar a sus primeras palabras. Cuando hacen esto, les brindan a los cuidadores la oportunidad de comunicarse con ellos, y cuando este proceso se da, el aprendizaje de palabras parece mejorar”, explica uno de los investigadores, Ed. Donnellan a un medio periodístico inglés.

El bebé habla en su mente antes de llegar a pronunciar las palabras, es por eso que antes de adquirirlas suele comunicarse por medio de sonidos, gestos y, sobre todo, miradas. No nos equivocamos cuando sentimos que “nos están diciendo algo”, ya que efectivamente en su interior buscan la comunicación. 

Lo que esconde la mirada

El contacto entre papás, mamás y bebés fomenta la creación de vínculos y emociones que, luego, los chicos van asociando para distinguir personas, entender actividades, asociar hábitos comunes  y también usar palabras para expresarse.

Cuando van creciendo, se generan sus patrones de pensamiento y la capacidad de respuesta. Los adultos somos sus referentes y tienden a imitarnos, por lo que si somos expresivos, transmitimos palabras, sentimientos, gestos y movimientos; estimulamos sus sentidos y su crecimiento lingüístico para que, dentro de unos meses, puedan comunicarse ¡sin problemas!

La investigación nos brindó un dato que puede ayudar a desarrollar el cerebro de nuestro hijo/a antes de que empiece a comunicarse. Adquirir el lenguaje es ¡súper fácil con la estimulación correcta! Nada se compara con mirarlos a los ojos. Y si además ¿les hablamos? ¿Ya no intentaste? ¡Te leemos!

Fuente:
Informe realizado por la Universidad de Warwick y Sheffield publicado en la revista Developmental Science (analizado por The Guardian). 


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