Hasta los dos años, los chicos no deben interactuar con dispositivos electrónicos digitales. El desarrollo de su cerebro depende en parte de las experiencias que vive, por lo que la pérdida de momentos de juego creativo lleva un fuerte impacto en su crecimiento.

En los últimos años, la tecnología penetró fuertemente en nuestras vidas y cambió nuestra cultura y nuestros hábitos. En particular, la evolución de los medios basados en internet (Youtube, Netflix, etc.), sumada a la invasión de dispositivos móviles, generó nuevas formas de consumir medios audiovisuales. Además, en el campo de las aplicaciones, se asistió a un “salto” desde la computadora de escritorio a los teléfonos inteligentes (smartphones), lo que facilitó el acceso a estas en cualquier lugar y momento. 

Aunque ha habido mucha expectativa acerca del potencial beneficio educativo de los medios interactivos para niños pequeños y temores respecto de su uso excesivo durante este período crucial del desarrollo, la investigación en este ámbito sigue siendo limitada. 

Es importante que el uso de la tecnología y de los medios sea tratado dentro de la familia con responsabilidad, basándose en los valores y en cada estilo de crianza en particular. El tiempo que los chicos pasan frente a las pantallas les resta espacio a otras actividades, a la interacción con el resto de la familia y al desarrollo social.

Menores de dos años 

Estos niños aún son inmaduros, su aparato psíquico se encuentra en desarrollo y dependen fuertemente de la interacción con adultos para decodificar y significar los estímulos que reciben. Además, necesitan explorar el mundo con otros estímulos sensoriales (tacto, propiocepción, etc.). En experiencias acotadas de laboratorio, se observó que, a partir de los 15 meses de vida, un niño era capaz de aprender nuevas palabras usando dispositivos electrónicos y de sostener el contacto con otra persona a través de un videochat por breves períodos. Existe una fuerte evidencia del perjuicio que produce la exposición excesiva a las pantallas, por lo cual, antes de los 18 meses, está desaconsejado su uso. Para niños de 18 a 24 meses, es importante seleccionar contenidos con mucho cuidado y usarlos bajo supervisión de los adultos.

Niños de 3 a 5 años

El desarrollo de este grupo etario se basa, fundamentalmente, en la interacción social y en juegos no digitales. Por lo tanto, se recomienda no exceder una hora diaria de uso. Al igual que para los niños más pequeños, es primordial la supervisión y el acompañamiento de los adultos a la hora de consumir estas tecnologías.

Se debe tener en cuenta que, mediante el uso correcto, es posible fomentar hábitos saludables como la lectura en familia (ej.: lectura de e-books) y adquirir ciertos aprendizajes usando aplicaciones (apps) educativas de contenido seleccionado. No se recomienda lo siguiente:

 • El uso de pantallas digitales antes de dormir, durante la alimentación o simplemente para calmar a los niños. 

• El consumo de contenidos violentos o inapropiados para la edad del niño. Es importante que la tecnología no desplace actividades sociales ni el juego al aire libre.

Sobre esto hay que mencionar que existe evidencia de que el uso excesivo de pantallas produce sedentarismo, sobrepeso, alteraciones vinculares y trastornos del sueño (efecto lumínico de las pantallas sobre la producción de melatonina). Dado que la imitación es el principal factor para el uso de pantallas a esta edad, los adultos deben ocuparse de gestionar el uso de estas tecnologías para proteger a sus hijos y evitar modelos de consumo erróneos.

A tener en cuenta

Todos los niños y adolescentes necesitan tener un tiempo de descanso adecuado, actividad física razonable y una parte del día sin uso de tecnología.

 • El tema del uso de pantallas debe ser incorporado en la consulta médica, así como se habla del resto de los hábitos. 

• Los padres deben ser los responsables de elegir las aplicaciones, probarlas y jugar junto con los niños.

 • El pediatra tiene contacto periódico y un vínculo de confianza con la familia. Esta es la herramienta fundamental para aconsejar e intervenir en casos de riesgo. 

• Se puede pensar un “plan familiar de uso de tecnología”, siguiendo las recomendaciones para cada etapa. Los demás cuidadores deben estar al tanto de las reglas establecidas para el hogar, a fines de lograr continuidad en las estrategias.

Fuente: Sociedad Argentina de Pediatría. Subcomisión de Tecnologías de Información y Comunicación

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