Es un tiempo lleno de emociones y cambios donde los chicos pasan de derretirnos con su sonrisa a estallar de llanto.  

La etapa evolutiva conocida comúnmente como los “terribles dos” marca el comienzo del periodo en la que el niño comienza a interactuar de una manera más compleja con el ambiente. Durante este momento del desarrollo surge una mayor autonomía. Esto viene marcado principalmente porque su desarrollo motor evolucionó, lo que le permite perfeccionar su psicomotricidad gruesa y realizar actividades como correr, andar, saltar o subir escaleras con mucha más destreza.  Otra característica de esta etapa es la aparición del “no” en su discurso, como resultado de su deseo de independencia. Asociado a esto surge otra característica de los llamados “terribles dos”: el intento del niño de imponer lo que desea y las intensas rabietas o caprichos que pueden surgir cuando no obtiene lo que quiere.

Se trata de un momento de muchos cambios familiares. Es normal que para los papás resulte agotador intentar adaptarse a las nuevas necesidades de su hijo y lleguen a sentirse desesperados al no saber cómo acompañarlo. Para poder lograrlo es importante entender los cambios y las distintas necesidades que surgen como resultado de entrar en esta nueva etapa evolutiva.

¿Qué cambios vive durante los “terribles dos”?

  • Autodescubrimiento

Ante todo, se trata de un momento en el que empieza a tomar conciencia de sí mismo, de sus deseos y también de sus capacidades. El niño necesita descubrir qué es capaz de hacer por sí mismo y  para eso precisa probar los límites para conocer cuáles son. Esto explica que aparezca el momento del “yo solo”, en el que pronuncia esta frase porque quiere hacer las cosas por sí mismo, aunque no sepa muy bien la manera de hacerlo. Esto lo enfrenta con sus primeras experiencias de frustración al no conseguir lo que quiere, algo muy difícil de gestionar cuando nunca antes había tenido que enfrentarse a una limitación.

  • Autonomía

El desarrollo psicomotor le permite comenzar a explorar sus propias capacidades y también su entorno de una forma más autónoma. Así, a los dos años comienza a darse cuenta de que es una persona independiente de sus padres. De este modo, empieza a desarrollar su capacidad de elegir y a darse cuenta de que puede actuar para cumplir sus objetivos.

  • Constancia y orden

Explorar su entorno hace que su mundo cambie todo el tiempo, expandiéndose según va aprendiendo cosas nuevas. Por eso, la presencia a su alrededor de personas, objetos y sucesos lo ayuda a sentirse seguro y facilita que pueda ordenar su mundo, que en este momento cambia muy rápido.

  • Lenguaje

Es importante tener en cuenta que en esta etapa de su desarrollo experimenta muchas emociones nuevas y todavía no tiene palabras suficientes para expresarlas. Entiende y siente mucho más de lo que puede expresar.

¿Qué necesita durante los “terribles dos” de sus papás?

  • Respeto y empatía

Es muy importante poder ponernos por un momento en el lugar de un niño de dos años para entender la frustración y el esfuerzo que supone adaptarse a cambios tan grandes. Poder dar los primeros pasos solo por el mundo implica un cambio abismal si comprendemos que, hasta este momento, solo podían ver e interactuar con lo que los adultos ponían a su alcance.

Por lo tanto, comprender y acompañar su necesidad de exploración con tranquilidad les hará sentir más seguros. Parte de este acompañamiento consiste en dejarlos hacer lo que puedan o quieran intentar, mientras nos mostramos disponibles para ayudar en lo que necesite. Lograr hacer las cosas por sí mismo lo alienta a sentir que es capaz de hacer lo que se propone y fortalece su concepto de sí mismo, por lo que es crucial permitirle tener un papel activo.

Sumado a esto, es muy importante celebrar y prestar atención a sus logros. Es fundamental ponerse “en los zapatos” de un niño de dos años: valorar el esfuerzo que supone en su etapa evolutiva y no minimizarlo. Aunque les lleve más tiempo o los resultados no sean impecables, es importante tener siempre en mente que hace lo mejor que sabe, en función de la capacidad que tienen su cuerpo y mente de dos años.

Asimismo, resulta crucial entender las rabietas y caprichos como la forma que conoce para transmitir su malestar. Son un pedido de ayuda para manejar lo que siente y le desborda. Comprender la rabieta intentando leer su significado nos facilitará poder acompañarlo en ese proceso tantas veces incómodo de sentir muy intensamente y no saber el qué o no poder explicarlo.

  • Regulación emocional

Durante esta etapa evolutiva empieza a descubrir sus emociones. Esto supone que muchas veces lo desborden tanto las sensaciones agradables como las más desagradables. Por ello es importante ayudarlo a regularse a través de sentirse comprendido y acompañado, dando nombre a sus emociones, acompañándolo a entenderlas y transmitiéndole que vemos que, a veces, le resulta difícil. Si lo ayudamos a comprender cómo se siente y por qué, podrá ir conociéndose y cada vez será más capaz de gestionarse internamente de manera más autónoma.

  • Conexión

Bajo todas las conductas se esconde siempre el deseo de conectar con las personas que le rodean. Ante todo busca sentirse aceptado y querido en cada una de las cosas que expresa. De nuevo, hay que tener en cuenta que lo muestra como puede y resulta clave saber interpretar cómo se comporta, respetando sus tiempos y necesidades evolutivas.

  • Orden

Durante esta etapa necesita constancia en sus rutinas. Hay que tener en cuenta que se está adaptando a pasos agigantados a un mundo con el que cada vez puede interactuar más y que, por lo tanto, resulta constantemente novedoso. Por ello, es importante mostrarnos empáticos al enfrentarse a cambios, ya que para un niño de dos años cada cambio transforma casi completamente su concepción del mundo. Estos cambios pueden entenderse en contextos cotidianos, como por ejemplo, cuando surgen rabietas en público. 

Si podemos entender que salir de los espacios a los que está acostumbrado supone abandonar la parte del mundo en la que se siente seguro, entenderemos mejor que se sienta alerta y esté más predispuesto a desregularse en forma de capricho cuando está en un lugar o ante una situación desconocida o frustrante. De este modo, también podremos entender el efecto que puede tener cambios más grandes como la aparición de un nuevo hermanito o hermanita. Por esto es importante responder a sus estados emocionales con respeto y empatía.

  • Paciencia

Aunque a veces, con las responsabilidades y exigencias de la vida cotidiana, puede ser muy difícil no perder los nervios al enfrentarnos a los cambios en su comportamiento, es importante entender que se trata de una etapa necesaria para su desarrollo y que, en algún momento, pasará.

La necesidad de ser pacientes cobra un significado especial en lo que respecta a las rabietas. Es imprescindible aceptarlas como parte del proceso y no como algo dirigido contra nosotros: es la única forma que  conoce para poder conectar y transmitir a los otros cómo se siente. 

Cuando aparezca un berrinche es importante que, como adultos, no perdamos  nuestra paciencia y logremos acompañarlo transmitiéndole nuestro amor desde un lugar tranquilo hasta que la tormenta pase. También puede ser útil intentar anticiparnos, teniendo en cuenta qué necesidades pueden no estar cubiertas y le generen, como resultado, una rabieta.

Disfrutar durante los “terribles dos”

Finalmente, además de lo agotadora que puede ser en algunos momentos esta etapa, existen facetas especialmente hermosas y entrañables de este momento del desarrollo evolutivo. Se trata de un momento en el que se muestra muy perseverante y, antes que rendirse, se esfuerza en encontrar mil formas creativas, y en muchos casos divertidas, de lograr lo que quiere. La curiosidad y deseo de exploración facilita que, si le damos espacio, podamos observarlo emocionarse y aprender descubriendo. Conectar con la belleza de que, todas aquellas pequeñas cosas que los adultos damos por cotidianas, se transforman en un descubrimiento, un motivo maravilloso de celebración y de asombro ante sus ojos. 

Fuente: Sandra Zubillaga de Diego, psicóloga del Instituto Claritas

Avatar photo
Autor

Escriba un Comentario