Nadie duda que jugar con distintos objetos mejora la capacidad de los niños. Pero cuando los pequeños crecen ¿qué hacemos con sus juguetes?

Todo papá y mamá sabe que a medida que su hijo crece hay dos elementos que se acumulan: ropa y juguetes. La remera que quedaba perfecta en unos meses ya queda chica y el pantalón que parecía holgado, en pocas semanas queda corto. Los juguetes tienen un poco más de uso, pero en un momento dejan de ser un objeto preciado por los chicos para quedar en un rincón. La mayoría de nosotros vimos “Toy Story” esa maravillosa saga que planteaba qué pasa con los juguetes cuando sus dueños los olvidan.

En el caso de bebés y primera infancia, la oferta de juguetes es mayor. Es que los chicos todavía no están atrapados por celulares, tablets y todo lo que sea pantalla. Alcanza una visita a cualquier juguetería para comprobar que la oferta de juguetes de primera infancia es muy superior a la de para niños más grandes. Muñecos, instrumentos musicales, sonajeros, vehículos, bloques, medas didácticas son algunas de las innumerables propuestas. Hay precios y materiales para todos los gustos.

Sean muchos o pocos juguetes los que cada chico tenga, lo cierto es que en algún momento dejan de jugar con ellos. Por eso, frente a la cultura de lo descartable es bueno darles un nuevo rol una vez cumplido su primer ciclo de uso.

Ideas que ayudan

1. Arreglarlos para darles otro uso. Con una nueva pintada, con un detalle de pegamento se puede dejar como nuevo para volver a usarlo.

2. Regalarlo a otro niño. Si están en buenas condiciones se los puede pasar a un familiar, a un amigo, a un vecino. Siempre cuidando que no se encuentren rotos o sucios. Es importante que el que lo recibe perciba que es un objeto preciado y no un descarte.

3. Donarlo a alguna institución escolar. En los jardines de infantes y guarderías existen espacios de juegos. Como hay una gran cantidad de chicos, los juguetes suelen romperse y muchas veces no cuentan con presupuesto para reponerlos. Por eso, en general aceptan donaciones de familias.

4. Ofrecerlos a un pediatra o un psicólogo infantil. En general estos profesionales suelen tener canastos con juguetes en su sala de espera. Los psicólogos muchas veces los usan en las terapias con sus pacientes.

5. Si los juguetes se encuentran en muy buen estado o son objetos que no se consiguen con facilidad, otra opción es venderlos como artículos de segunda mano. Se venden en portales pagos, pero también existen gratuitos o se los puede ofrecer en las redes personales.

6. Cuando son un poco más grandes proponerles a los chicos intercambiar sus juguetes usados por otros.

7. Averiguar en la zona qué instituciones reciben juguetes. Muchas veces en las iglesias y hospitales los aceptan.

8. Organizar una suelta de juguetes. Existe una iniciativa similar, pero con libros. Se los deja en lugares como plazas, paradas de colectivos o estaciones de trenes para que algún desconocido que lo necesita se lo lleve.Antes de donar o regalar los juguetes es importante hablarlo con los pequeños dueños para explicarles cómo y por qué se hará. Lo que para un adulto puede ser solo un objeto que molesta, para ellos es un bien preciado, algo único que les recuerda momentos únicos. Al fin de cuentas, si en Toy Story, Andy recién al entrar en la universidad logró desprenderse de Woody y sus juguetes, por qué pedirles a nuestros hijos que se apuren.

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