América Latina es una de las regiones con mayor tasa de cesáreas. Alrededor del 40,5 % de los bebés nacen de esta forma. En los casos indicados, es una intervención eficaz e irreemplazable.

Los nacimientos por cesárea han aumentado en las últimas décadas en forma considerable, aquí y en la mayoría de los países del mundo. Ha sido uno de los acontecimientos más relevantes de la obstetricia de los últimos tiempos junto con la normatización del control prenatal, la incorporación de la ecografía y la aceptación del diagnóstico prenatal en la vida de una embarazada, entre otros avances. Pero el incremento en la incidencia de operaciones cesáreas ha despertado discusiones más pasionales que racionales complicando, de alguna manera, el diagnóstico de situación de esta manera de nacer. Mario Sebastiani es médico obstetra y profesor adjunto del Departamento de Tocoginecología del Instituto Universitario de la Escuela de Medicina del Hospital Italiano de Buenos Aires. Actualmente se desempeña como médico obstetra del Hospital Italiano y desde el portal de esa institución nos explica:

Una práctica cada vez más frecuente

Si hablo a título personal, no puedo dejar de pensar que, en el año en que yo nací -1951-, la incidencia de operación cesárea era casi nula. Tan solo se menciona que se realizaban algunas en el Hospital de Clínicas de Buenos Aires y con anestesia local. Cuando inicié mi formación en obstetricia, allá por los setenta, la mayoría de los hospitales públicos tenían una incidencia de 4 a 5% y el resto de los hospitales y sanatorios tenían una incidencia de 10 a 15%. En la actualidad, los hospitales públicos han trepado al 40% y los institutos pertenecientes a la seguridad social tienen incidencias que oscilan entre el 40 y el 70-80%.

¿Cambiaron las mujeres en este tiempo?

Seguramente no ha habido cambios ni en las mujeres ni en sus pelvis. Sin embargo, sí podemos decir que se han ampliado las indicaciones tradicionales de cesárea por ser relativamente más seguras; este es el caso de la presentación peliviana (cuando el bebé nace de cola), cuando los niños pesan más de 4 o 4,5 kilogramos, los embarazos son gemelares o triples, o los niños prematuros son muy pequeños.

El valor de la autonomía

Asimismo, la seguridad que muestra hoy la operación cesárea ha hecho que aumente la cantidad que se realizan por elección de la embarazada. Si bien es una indicación muy discutida y en algunos casos criticada, no olvidemos que hoy la autonomía es un valor muy fomentado y favorecido en la relación médico paciente, a punto tal que algunas sociedades científicas avalan que una mujer pueda decidir sobre la forma de nacer de su hijo, siempre y cuando haya recibido información veraz y no haya tenido ningún tipo de coacción.

La seguridad

No podemos dejar de mencionar, también, que la operación cesárea ha sido una de las herramientas más importantes en la disminución de la morbimortalidad materna y fetal. Por todo esto, es difícil saber cuál es la incidencia adecuada de una operación cesárea, dado que depende: de las características de la población, de la modalidad de atención (en cuanto a que sea por un médico de guardia o por una presencia personalizada) y de la posibilidad y factibilidad de realizar una cesárea en tiempo y forma.

La programación del nacimiento

Esta posibilidad ha sido vista como un valor agregado frente a la incertidumbre de la fecha de nacimiento y es probable que, también, sea un motivo del creciente numero de cesáreas. Programación también puede tener relación con seguridad, puesto que el nacimiento puede ser diurno, durante los días de semana y con el ayuno y el equipo adecuado. Algunos creen que estas variables mejoran la calidad de vida del obstetra, pero en realidad disminuye el riesgo para todos. Como vemos, hay lecturas no sólo médicas o biológicas sino también de corte psicosocial.

¿Natural o artificial?

Los aspectos de naturalidad o artificialidad del nacimiento son menos claros, habida cuenta que las personas suelen denominar al parto vaginal como “natural” y al parto abdominal como “artificial”, definición que tiene una valoración determinada para cada uno de nosotros. El asunto es ver científicamente si existen diferencias en la mortalidad y morbilidad materna. Si no hay diferencias es difícil decir si un tipo de parto es mejor que el otro.

Lo que sí está claro es que gracias a la seguridad que hoy presenta, la elección de su práctica ha aumentado entre las embarazadas.

Fuente: www.hospitalitaliano.org.ar

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