Cuando el bebé comienza con sus primeras palabras un nuevo mundo se abre para todos. Pero ¿qué se debe esperar en cada etapa?

Un día ese bebé que solo se comunica con llanto y sonrisas comienza con sus primeros balbuceos. Es la entrada al maravilloso mundo del lenguaje y la comunicación. Cada bebé es único e irrepetible y aprenderá a hablar a su propio ritmo. Sin embargo, algunas características son comunes a todos. Hablamos con la licenciada María Mercedes Villambrosa, fonaudióloga (MN 8412) que nos orientó con estas pautas.

“Generalmente comunicación y lenguaje son pensados como sinónimos. Pero la comunicación es un fenómeno más amplio que el lenguaje. La Comunicación tiene como fin relacionarnos, compartir emociones, conocimientos y experiencias. Es sinónimo de interacción social. Por esta razón la comunicación no verbal puede dividirse en gestual (miradas, gestos, posturas) y en paralingüística (entonación, prosodia, acentuación). Durante el desarrollo del lenguaje este tipo de comunicación es la que se observa en la etapa prelingüística o preverbal. 

Alrededor de los 12 meses con la aparición de las primeras palabras comienza la etapa verbal. La utilización del lenguaje es un instrumento más funcional y preciso para la comunicación”, clarifica Villambrosa y nos señala estas pautas esperables: 

DE 0 A 3 MESES

Durante esta etapa los sonidos producidos por los bebés no tienen un fin comunicativo, sino que están relacionados con sus estados corporales (hipos, eructos). Manifiestan su estado de alerta y comodidad mediante miradas, el llanto, la agitación o tranquilidad. Son los padres quienes otorgan una intencionalidad comunicativa a las producciones sonoras que realizan sus hijos (ej: llora y la mamá le dice “tenés hambre”).

Para finales del tercer mes comienza a dirigirse al adulto con miradas y sonidos con mayor frecuencia. Hay una clara preferencia por las personas de su entorno, por lo que sus emisiones están dirigidas a ellos más que a cualquier otro objeto o persona, en especial hacia su madre. Aparece el contacto visual y la sonrisa social.

Comienza a tener mayor interés por las palabras, observa la boca y labios de quien habla, distinguiendo los estados emocionales a partir de la entonación del hablante (enojo, felicidad). Busca la fuente de sonidos del ambiente (puerta que se golpea, teléfono que suena).

Se observa un aumento en la producción de sonidos en variación y cantidad en juegos vocálicos apareciendo el gorjeo. Da la sensación de que quieren hablar moviendo sus labios y lengua dándose esto con mayor frecuencia frente a la mirada del adulto.

Comienza a observarse una dinámica de ida y vuelta cuando el niño vocaliza y se sonríe como respuesta cuando el adulto le habla o lo mira. 

DE LOS 4 A LOS 7 MESES

Paulatinamente aparece una diferenciación en los sonidos que produce (ej: pedido de atención, hambre), siendo los sonidos placenteros distintos de los del llanto y de los que utilizan para llamar la atención de sus cuidadores.

En esta etapa se comienzan a establecer turnos en la “conversación” que mantiene con los otros. En estas protoconversaciones se combinan miradas, gestos, movimientos corporales, vocalizaciones y expresiones faciales. En esta instancia la comunicación aun no es intencionada, pero debido a que sus emisiones orales se ven enriquecidas por sus acciones y expresiones faciales el adulto puede comenzar a interpretar con mayor precisión que siente o desea. 

Alrededor de los 6 meses aparece el Balbuceo reduplicado o canónico en el que el niño emite series de sílabas de estructura consonante- vocal (CV) como “mamama”, “papapa”. Utiliza sonidos vocálicos (A, E, I) consonánticos labiales (M, B, P) y posteriores (G, K). Posteriormente aparece el Balbuceo melódico donde adquiere mayor velocidad y precisión en la variación de las consonantes.

 Reacciona ante su nombre y sabe que se dirigen a él.

Comienza a dirigir sus balbuceos a personas, se divierte al intentar reproducir el sonido de la tos y canta siguiendo la música.

Los sonidos que utiliza empiezan a ser los del idioma que oye y los que no pertenecen desaparecen.

Entre los 4 y los 8 meses la atención de los bebés puede dirigirse únicamente a una persona o a un objeto, esto se llama Subjetividad primaria.

A partir de los 6 meses tiene lugar la Atención Conjunta, en la que su atención y la del adulto se dirigen a un mismo objeto o situación.

Ya reconoce gran número de nombres de objetos y personas habituales de su entorno. Busca a las personas que son nombradas y no se encuentran a la vista.

Comienza a observarse cierta comprensión de palabras o frases cortas que ha escuchado mucho (ej mueve su mano ante el chau cuando su papá se va al trabajo) siempre dentro del mismo contexto, pero aún no lo generaliza a otros.

Hacia los 8 meses el balbuceo se parece a frases cortas en otro idioma. Utilizan medios de comunicación no verbal (abren y cierran sus manos para pedir o indican rechazo dando un empujón) comienzan a combinar un gesto con un sonido, mueve brazos y emite gorjeo al ver a su mamá.

DE 8 A 11 MESES

Aumenta notablemente la comprensión, al final de este periodo reacciona adecuadamente a frases cortas como “vamos” o “vení con mamá” aunque aún necesita que sean dichas dentro de un contexto conocido. 

Imita gestos simples.

El bebé muestra mayor consciencia del significado del NO, ya que interrumpe su accionar al escucharlo. 

A partir de los nueve meses aparecen gestos deícticos (señalar, mostrar, ofrecer, dar y realizar peticiones).

Despliega una amplia gama de comportamientos comunicativos no verbales: señala, utiliza gestos convencionales y continúa utilizando acciones y expresiones faciales para comunicarse. En general es un buen comunicador que puede dar información, saluda, llora o protesta y atrae la atención de los demás hacia si o algún objeto. Comprende la relación entre sus comportamientos y las reacciones de los adultos que lo rodean.

Sus balbuceos poseen mayor cantidad de sonidos con variación en el ritmo y entonación, a esto se lo conoce como balbuceo mixto.

Le gusta contestar cuando le hablan y disfruta de las canciones que combinan palabras y gestos.                                                                                                                                                                                                   Al final de esta etapa se da la Intersubjetividad secundaria, proceso por el que el niño puede interactuar con un adulto y un objeto en forma alternada. 

A los nueve meses ya se observa jerga que son cadenas de sonidos que tienen ritmo y entonación propias de las frases y suenan parecido al lenguaje verdadero. La jerga no posee palabras reales pero es un medio para expresar sentimientos y emociones.

Comienza a entender la relación entre su comportamiento y la reacción de sus padres.

Si notamos que nuestro bebé no domina la mayoría de lo esperable en cada uno de estos períodos será necesario consultar con el pediatra. El médico nos indicará qué hacer, si son necesarios estudios o se precisa derivarlo a otro especialista como un otorrinolaringólogo o un fonoaudiólogo. Lo importante es que la detección temprana de problemas, siempre evita problemas mayores.


Agradecemos la colaboración y asesoramiento de la licenciada María Mercedes Villambrosa para realizar esta nota. mervillambrosa@yahoo.com

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