A menudo escuchamos que las elecciones alimentarias de los niños están guiadas por el marketing y la publicidad, lo cierto es que los menores de dos años todavía son ajenos a esos estímulos, pero aún así, suelen preferir fideos antes que verduras.

Las razones son en parte biológicas, pero sobre todo culturales. Una investigación publicada en la revista científica Physiology & Behavior estableció que las papilas gustativas de los niños son más sensibles a los sabores amargos que la de los adultos.

Además, se trata de una cuestión de supervivencia, los bebés están biológicamente preparados para preferir lo dulce, dado que ese es el sabor de la leche materna, de lo contrario morirían de desnutrición.

Ahora bien el paladar también se acostumbra, por eso se lo puede “educar” para que acepte verduras y frutas, “dos grupos de alimentos que no pueden faltar en la dieta de todos los niños en edad de crecimiento, ya que aportan gran variedad de vitaminas, minerales, fibra y agua”, explica la licenciada en Nutrición, Analía Moreiro.

La especialista comparte algunos tips para facilitar su incorporación:
No rendirse
Según detalla la experta, “un alimento debe probarse unas 12 veces para ser aceptado. Si la primera vez dice que no le gusta, hay que insistir más adelante”. Claro que eso no significa obligarlos a comer por la fuerza, ya que “cuanta más importancia se le da al tema, peor es el resultado. No hay que hacer un escándalo”, agrega. Se trata de tener paciencia.

Combinar sabores
Camuflar es una estrategia que funciona, es cuestión de combinar un alimento de su agrado con otro que no lo es; “mojar verduras en salsitas o pinchar un trozo de vegetal con carne. La idea es que en la boca se mezclen el sabor aceptado y el que no, para ir acostumbrándose”, indica Moreiro.

En lugar de ofrecerlos solos, sumarlos a otras comidas
Los vegetales se pueden consumir de muchísimas maneras; es más difícil que el niño acepte comer brócolis o berenjenas que si se utiliza estas verduras como relleno de tartas o milanesas o en purés; de acuerdo a Moreiro “en el caso de las frutas se suman los licuados, los smoothies con crema o licuada con yogurt”.

Apelar a la imaginación
La imaginación no solo hay que sacarla a relucir a la hora de jugar, también es clave cuando se trata de cocinar; a veces un cambio en la presentación del plato ayuda a que acepten nuevos alimentos. “Se pueden cortar las verduras con cortantes de galletitas, ofrecerlas ralladas o bien cortadas para comerlas con la mano. Por ejemplo, se pueden ofrecer hojas de alcaucil para mojar en aceite y limón”, señala la experta.

Y, por último, eso de que se “educa con el ejemplo” también tiene eco en la comida. Es importante que el bebé vea que los mayores también comen vegetales, así se acostumbra a que estos forman parte de la alimentación diaria de la familia.

Profesional consultada:
Lic. Analía Moreiro.
Licenciada en Nutrición egresada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires(MN 1663).
www.analiamoreiro.com/
www.facebook.com/analianutricionysalud/
IG @analiamoreiro

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4 Comments

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    Luis Bustos Reply

    Me pasa exactamente eso con mi bebé, come sólo cosas dulces y fideos.

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      Carestino Reply

      Es una etapa pero animate a probar con los tips que les compartimos!

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    Gladys soto Reply

    Muy buena la información.voy a comenzar de nuevo con la alimentacion, nació mi primer nietito

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