Algunos dicen que sí, otros dicen que no. Cada familia decide qué hacer con este objeto que para muchos bebés es indispensable
El uso del chupete se encuentra muy arraigado en las sociedades desarrolladas, ya que calma el llanto de un bebé, ayuda a conciliar el sueño y reduce el estrés y el dolor en procedimientos desagradables, situaciones que provocan preocupación y ansiedad en los padres. Muchos profesionales sanitarios y la sociedad en general piensan que son inofensivos e incluso beneficiosos y necesarios para el desarrollo del lactante.
El primer chupete modelo se patentó en Estados Unidos en 1900 y se llamó “pacifier” (pacificador). A pesar de que su uso no es algo nuevo en nuestra sociedad y la mayoría de las familias lo emplean, su utilización es motivo de controversia entre los profesionales que recomiendan o desaconsejan su uso basándose algunas veces en experiencias personales y no siempre en pruebas científicas.
El chupete suele estar relacionado con el acortamiento del tiempo de amamantamiento y dificultades en la lactancia, el aumento de frecuencia de otitis media, problemas dentales y riesgo de accidentes. Entre sus beneficios, estudios recientes aseguran que, particularmente durante el sueño, ayuda a disminuir el riesgo de muerte súbita del lactante. Además está estudiado y demostrado su efecto analgésico y como estímulo de la succión no nutritiva en bebés pretérmino y a término.
El debate sobre su utilización o no es y sigue siendo motivo de controversia. Debido a esto es importante que los profesionales de la salud y los padres conozcan los riesgos y beneficios que conlleva el uso del chupete.
El Comité de Lactancia Materna de la Asociación Española de Pediatría realizó una revisión de la evidencia actual sobre la relación entre el uso de chupete, el síndrome de muerte súbita del lactante y la lactancia materna. Basándose en todas las evidencias estas son sus conclusiones:
- Debe recomendarse la lactancia materna exclusiva durante los primeros 6 meses de vida como factor protector de muerte súbita del lactante .
- En los recién nacidos amamantados es mejor evitar el chupete durante los primeros días de vida y no desaconsejarlo cuando la lactancia materna está bien establecida, habitualmente a partir del mes de vida, edad en la que comienza el riesgo del síndrome de muerte súbita del lactante.
- Los profesionales deben conocer que en ocasiones el uso del chupete es un marcador de que existen dificultades en la lactancia, por lo que deben identificar estas situaciones y adquirir las habilidades necesarias para ayudar adecuadamente a las madres, tanto con la técnica de la lactancia como infundiéndoles confianza en sí mismas.
- En las unidades neonatales en relación con los procedimientos dolorosos, si no existe la posibilidad de que el niño mame, se le debe ofrecer como método de analgesia no farmacológica la succión de un chupete. La medida será más eficaz si se administra previamente 0,2 cc de sacarosa al 20 %.
- En los niños lactados artificialmente la recomendación del uso del chupete es especialmente importante, ya que presentan otras características que pueden aumentar el riesgo del SMSL.
- Para evitar otros efectos adversos del uso del chupete se recomienda, en todos los niños, limitar su uso hasta el año de vida, lo cual incluye las edades de máximo riesgo del SMSL y aquellas en las que el lactante tiene más necesidad de succionar.
- Los profesionales de la salud deben conocer que, además del chupete, existen otras maniobras para calmar a un bebé como el contacto piel con piel y otros métodos de succión no nutritiva.
- Corresponde a los profesionales de salud proporcionar a los padres una información equilibrada, no sesgada, sobre la evidencia disponible de los beneficios y perjuicios del uso del chupete que les ayuden a adoptar sus decisiones. Los responsables son en último término los padres.
Fuente: Asociación Española de Pediatría (AEP)