Usar protector solar, respetar los horarios de menos radiación solar e hidratarlo bien son algunos de los puntos clave para llevar al bebé a la playa.

El mar y sus playas suelen ser un destino ideal para vacacionar y huir del calor agobiante. Pero si en la familia hay un bebé será necesario tener algunos cuidados para disfrutar sin poner en riesgo la salud del pequeño o vivir situaciones complicadas.

La mayoría de los especialistas no recomiendan vacacionar en la playa con bebés menores a seis meses. Hay varios motivos:

Su piel es muy delicada y sensible a la radiación solar, lo que puede provocarles quemaduras. Ubicarlo bajo una sombrilla o permanecer en una carpa tampoco es recomendable, ya que las radiaciones solares traspasan la tela.

Aplicar factor de protección solar por toda la superficie corporal en bebés tan pequeños tiene el riesgo de que absorban tóxicos a través de la piel o de que esta se irrite.

Las condiciones de calor extremo pueden causar problemas al bebé, tales como la deshidratación, si no se va con cuidado.

Si tienen más de seis meses hay que tener en cuenta estos consejos:

– Respetar los horarios de menos radiación solar: lo ideal es acudir a la playa antes de las 11 am y después de las 17 am. Así te asegurarás de que los rayos solares calientan, pero no queman y podrás disfrutar sin riesgos con tu bebé

-Utilizar el protector solar adecuado: factor de protección 50 y aplicarlo unos 30 minutos antes de la exposición solar. Repetir la aplicación cada dos horas o al salir del agua. Al aplicar el protector solar cuidar no dejar ninguna zona sin cubrir. Sobre todo las zonas más vulnerables y expuestas: el rostro, el cuello, las orejas y los empeines.

– Ropa de baño protectora: es muy recomendable llevar gorrito para proteger la cabeza del sol. Algunas casas comerciales de ropa deportiva venden camisetas que protegen contra la radiación solar: una muy buena opción para los largos juegos en el agua y arena. Una camiseta de algodón también es una muy buena opción.

– Hidratarlo bien: la exposición a las altas temperaturas del verano le hace perder líquidos con facilidad. Dale el pecho a demanda y/o ofrécele agua regularmente. La leche de fórmula debe llevarse bien protegida. Si son mayores, la fruta, como el melón, ayuda a que se hidraten, también los helados de agua. Los mareos, la confusión y los vómitos, son algunos de los síntomas más frecuentes en los niños que experimentan un golpe de calor. Por eso es importante que beba agua de manera frecuente y si aparece algún síntoma fuera de lo común, habrá que acudir al centro sanitario más cercano.

Protegerlo también los días nublados: las nubes no filtran los rayos UV, por lo que es sumamente importante mantenernos alerta y continuar cuidando la piel del bebé durante los días sin sol.

– Cuidado con el agua: jamás dejes a un bebé o niño solo en la orilla de la playa. Los accidentes por ahogamiento son muy frecuentes en niños pequeños.

– Vigilar que no se lleve nada a la boca: es una tentación muy grande para los bebés no llevarse las cosas a la boca, pero la arena de la playa no es una buena opción.

– Aprovechar para estimular al bebé: gatea en la arena, muéstrale la temperatura del agua y el tacto de la tierra. Hazle un masaje bajo la sombrilla o haz su primera colección de pechinas.

Ya sea para jugar o para tomar una siesta, lo mejor es colocar siempre al bebé sobre un pareo o, mejor aún, sobre una toalla grande que absorba su transpiración. El contacto directo de la arena sobre su frágil piel podría provocarle irritaciones e incluso infecciones. Las niñas, en particular, corren el riesgo de sufrir vulvitis si permanecen sin traje de baño.

No preocuparse si mete arena en la boca, es algo muy común. Hay que intentar que la escupa y limpiar el interior de su boca con un paño húmedo. Si le entra en los ojos, será necesario enjuagar abundantemente con agua limpia tratando de evitar que se los frote. Al llegar a casa, darle siempre un baño con especial énfasis en los pliegues del cuerpo.

Y además no te olvides de llevar:

  • Pañales: cargar algunos de más para cambiarlos más seguido y evitar paspaduras.
  • Pañuelos y toallitas desinfectantes: esto nos permite mantener las manos aseadas para atender al bebé o para limpiar sus manos.
  • Agua: es importante llevar suficiente agua para mantener al bebé hidratado. Además es imprescindible para evitar el golpe de calor.

En la playa es frecuente ver familias que llevan una pequeña pileta de plástico inflable. El bebé puede estar a nuestro lado fresquito, jugando y controlado y para muchos papás es una gran opción.

Con tantas recomendaciones se puede pensar que lo mejor será quedarse en casa. Sin embargo, las vacaciones en la playa con los más pequeños son posibles, solo debemos adaptar un poco nuestro ritmo a sus necesidades y no olvidarnos nunca de cuidarlos del sol.

Avatar photo
Autor

Escriba un Comentario