Con la incorporación de los primeros alimentos comienzan nuevos desafíos. Algunos conceptos de importancia para encarar esta etapa con seguridad. Además, algunas recetas fáciles y sencillas.
Cuando el bebé cumple los cinco o seis meses llega una etapa clave para su desarrollo. En ese momento, y en la mayoría de los casos, los pediatras suelen recomendar a los papás que empiecen a complementar la lactancia, hasta ese momento exclusiva, con alimentos para lograr de esa manera un adecuado crecimiento.
Al llegar a casa la rutina cambia. Ya no es solo dar de mamar o preparar la mamadera ahora habrá que pensar el menú, preparar la sillita, el platito, la cucharita, el babero. ¿Qué es importante tener en cuenta para que la expectativa no choque con la realidad?
Aprender a comer lleva su tiempo
El bebé está acostumbrado a succionar e ingerir sólo leche, por eso puede tardar en adaptarse a las nuevas consistencias, sabores y olores. También es posible que ponga cara de asco y que rechace. Es importante prestar atención a sus señales de deseo y de saciedad. Es preferible que las primeras experiencias se desarrollen sin elementos, como las pantallas, que distraigan. Además, es primordial contar con tiempo, un horario pautado y con el niño sentado en un lugar cómodo y seguro.
Las primeras comidas
Inicialmente se puede ofrecer una comida por día. Las papillas iniciales pueden ser frutas de estación pisadas (manzana, banana u otras); o purés de verduras u hortalizas (zapallo, zanahoria, papa u otras) con un poco de aceite, manteca o queso. También se puede optar por papillas de cereales preparadas con leche entera o caldo casero, carnes blancas y rojas desmenuzadas o trozadas. Cabe aclarar que este tipo de alimento siempre debe estar muy bien cocido.
Cocinarle con seguridad
Más allá del menú, es muy importante que el adulto que prepare el alimento incorpore algunos hábitos como lavarse bien las manos antes de preparar la comida y lavar muy bien frutas y verduras. Además se debe recordar que:
1- Para cocinar bien la carne y prevenir el síndrome urémico hemolítico siempre se deberá utilizar una plancha bien caliente. Cocinar la pieza durante tres minutos de cada lado o hasta que no desprenda jugos.
2- Para evitar el contacto entre la carne y otros alimentos es preciso envolver bien el alimento crudo en la heladera para que no se mezcle con frutas o verduras. También es importante utilizar diferentes tablas para vegetales y carnes y diferentes cuchillos y tenedores para la carne cruda y cocida.
Alimentos y condimentos no recomendados
Carne picada (por su difícil cocción completa), miel (hasta el año) y alimentos con los que se pueda atragantar como galletas duras, confites, frutas duras en trozos, frutos secos, maní, sobre todo hasta que el niño haya desarrollado una buena coordinación en la deglución.
Además, se sugiere cocinar con poca sal y limitar la ingesta regular de azúcar, embutidos y enlatados, golosinas, jugos comerciales, infusiones y gaseosas.
¿Cuántas veces lo tiene que probar?
La aceptación de diferentes sabores varía durante la infancia. Por eso es importante ofrecerle al niño los alimentos (también los que no prefiere) en forma reiterada para que los pruebe.
Algunas papillas para empezar
Banana, pera y manzana. Lavar muy bien y pelar ¼ de manzana y ¼ de pera. Colocar en una ollita y hervir en trozos durante 15 minutos. Dejar enfriar y pisar junto a ¼ de banana. Se puede agregar un poco del agua de cocción de las frutas para lograr una papilla no tan espesa.
Pollo y manzana. Asar bien un trocito de pechuga de pollo (30 gramos aproximadamente), triturarlo y mezclarlo con ½ manzana previamente hervida. Se puede agregar un hilito de aceite de oliva.
Fideos con salsa blanca. Mezclar una cucharada sopera de almidón de maíz con un vaso de leche. Disolver muy bien y cocinar a fuego bajo hasta que tome consistencia, condimentar con poca sal y nuez moscada. Cocinar los fideos bien pasados y agregarles la salsa. Sirve también para preparar vegetales, distintos tipos de arroz, cereales, etc.
Un dato más: junto con la comida es conveniente ofrecer agua segura en vaso con pico (ante la duda, hervirla).
Lo que viene, lo que viene.
6-7 meses: más variedad y cantidad. Se pueden agregar dos o tres nuevos alimentos por semana, aumentar la consistencia y variar la textura. También que las comidas incluyan plato principal y postre. La incorporación del segundo plato dependerá del interés y aceptación de cada bebé.
Después de los 8 meses: compartiendo la mesa en familia. Se suman el desayuno y la merienda. La consistencia pasa a ser más sólida, con el alimento cortado en pequeños trozos para que tenga que masticar, aunque no le hayan salido los primeros dientes. Alrededor del año suelen disminuir la ingesta diaria de leche, ya que sus necesidades están satisfechas con otros alimentos.
Con estas ideas la incorporación de las primeras comidas será un desafío superado.
Fuente: Departamento de Pediatría del Hospital Italiano de Buenos Aires