Durante los primeros seis meses de vida los bebés se despiertan a menudo por la noche. Esto, obviamente, afecta la dinámica familiar. Cómo ayudarlos a dormir “de un tirón”.
Una tradicional canción de cuna dice “Este niño tiene sueño/ Tiene ganas de dormir / Tiene un ojito cerrado /Y otro no lo puede abrir”, esta nana refleja en sus versos la dificultad de los recién nacidos para alcanzar el sueño.
Se sabe que los bebés duermen alrededor de ocho a nueve horas durante el día y aproximadamente ocho durante la noche. El “problema” es que no lo hacen más de una a dos horas seguidas, lo que puede llegar a ser muy estresante para sus cuidadores. La mayoría comienza a descansar durante la noche en un período de seis a ocho horas y sin despertarse alrededor de los 3 meses de edad o cuando alcanzan un peso de 5 a 6 kilogramos. Aproximadamente dos tercios de los bebés lo logran con regularidad a los seis meses.
La mayoría de los bebés desarrolla un patrón de sueño normal sin ninguna clase de ayuda, al igual que casi todos aprenden a caminar o a controlar esfínteres sin entrenamiento de ningún tipo. Pero como en otros aspectos del desarrollo infantil, hay muchas variaciones de un bebé a otro.
Patrón de sueño
Durante los primeros 6 meses de vida los bebés se despiertan a menudo. Lo más probable es que sea para asegurar que se los alimente con frecuencia, ya que su crecimiento es muy rápido. Esto también favorece el apego, pues el contacto piel con piel y la liberación de oxitocina en la madre durante el amamantamiento contribuyen a reforzar este vínculo.
En general, los bebés que toman el pecho tardan más tiempo en establecer un patrón de sueño prolongado durante la noche, pero las tomas nocturnas son muy útiles para favorecer la extensión de la lactancia materna.
Si el bebé toma fórmula artificial, posiblemente haga pausas nocturnas más largas. De todos modos, si se despierta, se le puede ofrecer una toma si parece que tiene hambre, pero a partir de los 8 meses se puede probar primero consolarlo con caricias y arrullos o bien ofrecerle agua. Es preferible no encender la luz, ni jugar con él y, si es posible, no sacarlo de la cuna.
Algunas personas se preguntan si puede ser perjudicial para el bebé dormir con interrupciones, pero este es el modelo natural de desarrollo del ser humano.
Hay etapas en que hacen pausas más largas de noche y luego vuelven a pedir el pecho más veces, por ejemplo, es probable que entre los 7 y los 9 meses el bebé haga más tomas nocturnas. Esto es normal.
Es importante que también la madre pueda descansar. Lo mejor es adaptarse al ritmo del pequeño, por supuesto.
¿Y si se despierta?
Si llora es preferible calmarlo primero en brazos, antes de devolverlo a la cuna, con gestos tranquilos. Siempre se debe atender su llanto. No hacerlo puede tener efecto perjudicial para el desarrollo del apego entre el bebé y sus progenitores.
Recordar que:
- Es normal que los bebés se despierten a menudo por la noche durante el primer y segundo año de vida.
- Los que toman el pecho tardan más tiempo en dormir de un tirón, pero eso no los perjudica.
- Los padres deciden dónde dormirá el bebé. Es recomendable estar informado sobre las pautas para prevenir la muerte súbita.
- Una rutina agradable puede facilitar la transición al sueño, pero no se debe aplicar por norma ningún entrenamiento de tipo “conductual”.
- Es preferible atender al llanto del bebé tanto de día como de noche.
Sueño y colecho
No se conoce ningún efecto perjudicial de acostar al bebé en la cama familiar. Es algo normal en muchas culturas que no tiene repercusiones negativas para la salud física ni mental del bebé ni de los progenitores.
Si la madre ha optado por acostar al bebé en su propia cama para facilitar las tomas del pecho, conviene que sepa las recomendaciones para disminuir el riesgo de Síndrome de Muerte Súbita del Lactante (SMSL). Es importante que los padres estén informados sobre ciertas circunstancias que pueden acarrear mayor riesgo para los niños si se practica el colecho, principalmente entre los menores de 6 meses de edad.
Sugerencias para ayudar a dormir
Desde el portal de la Sociedad Argentina de Pediatría destacan que dormir bien es un hábito que el bebé aprenderá de los padres. Para poder enseñar, es importante estar tranquilos y así transmitirles seguridad a los hijos.
Lo ideal es establecer una rutina antes de ir a dormir: luces bajas, música suave, lectura de un cuento: algo que le permita al niño ir asociando ese estímulo con la hora de ir a la cama. También se pueden usar objetos que permanezcan con el niño toda la noche: Ej. osito, mantita.
Lo ideal es evitar que se acostumbre a dormir mamando, dándole la mamadera, acunándolo, o paseando en el cochecito o en el auto, ya que cuando se despierte y se encuentre solo, va a reclamar volver a esa situación. Es importante que el último recuerdo que tenga de la vigilia sea su cuna.
Es conveniente evitar la TV y los juegos que lo excitan a la hora de dormir. Para disminuir el riesgo de muerte súbita se recomienda acostar al bebe en su cuna, boca arriba, sobre colchón firme, sin almohada. No abrigarlo excesivamente. Sus pies deben estar tocando el borde de la cuna (para que no se desplace), y sus brazos fuera de la sábana. No fumar en la habitación y procurar no hacerlo en toda la casa.
Según las posibilidades de la familia, es conveniente sacar al bebe del cuarto de los padres entre los 6 meses, porque ya puede dormir varias horas de corrido.
No es recomendable compartir la cama con el bebé, ya que existe el riesgo de aplastamiento, mayor cantidad de despertares nocturnos y otros trastornos.
Fuente: En Familia, Asociación Española de Pediatría y Sociedad Argentina de Pediatría