El juego es una herramienta maravillosa para la identificación de las emociones. Dos propuestas sencillas y prácticas para hacer en familia.

El juego es el mejor medio a través del cual los niños y las niñas aprenden a conocerse a sí mismos, exploran el mundo que los rodea y desarrollan habilidades cognitivas, sociales y emocionales. Mediante el juego experimentan y comprenden la realidad que los/as rodea, al mismo tiempo posibilita que desplieguen su curiosidad, imaginación y expresen sus emociones.

Es en los primeros años que empiezan a explorar su entorno y a vivenciar distintas reacciones emocionales ante diversas situaciones que se le presentan en su día a día. Al ser un mundo totalmente nuevo para ellos, es muy importante que el adulto pueda acompañarlos y guiarlos en este camino para que puedan reconocerlas tempranamente. Por ello, mediante propuestas lúdicas, podemos ayudarlos a que puedan poner nombre aquello que le sucede, expresar sus emociones y de esa manera desarrollar habilidades emocionales.

Les proponemos dos actividades para realizar en casa y ayudar a los niños y niñas a conocer y comprender sus emociones.

La actividad del espejo

La finalidad de esta actividad es que el niño observe sus expresiones faciales en un espejo para que reconozca en su propio rostro como sus gestos cambian según los estados emocionales que experimenta.  

Primero el adulto comenzará nombrando una emoción, acompañándola con su respectiva expresión facial. A modo de ejemplo el adulto nombrará la emoción: “Cara de enojado” (y exagerará los gestos y expresión: ceño fruncido, cejas bajas y labios apretados). Es importante en esta actividad que cuando el bebé o el niño imite nuestros gestos nombrando la emoción que este realizando. De esta manera, irá identificando los diferentes estados emocionales. 

Emociómetro

Otra actividad que podemos hacer en familia es armar un emociómetro con elementos que todos tenemos en casa: utilizando hojas o cartulina de base y dibujando las emociones o pegando recortes de imágenes de revistas.

Primero cortamos una tira, como si fuera un termómetro, o los metros utilizados para la altura de los niños que van en la pared. La idea es ir colocando cada una de las emociones (dibujadas o recortadas): contento, triste, asustado, enojado, sorprendido y todas las que quieran sumar; pero lo que no debe faltar es una opción que diga “no sé cómo me siento”, ya que es importante validar esta situación, donde muchas veces cuesta poner en palabras cómo nos sentimos.

Ya con el emociómetro armado, podemos colgarlo de la pared y cada integrante de la familia puede tomar un broche de los que usamos para tender la ropa, y colocar el nombre de cada uno. Al levantarnos, o en diferentes momentos del día, tendremos que marcar con el broche, la emoción que estamos sintiendo en ese momento y dejarlo ahí. De esta forma, todos podrán verlo y podremos conversar sobre aquello que nos está pasando. Esto ayudará a visibilizar las emociones de cada integrante de la familia y de esa manera vivirlas como algo natural y que los niños vayan incorporando hábitos emocionales saludables.

Los cuentos infantiles

Leerles un cuento, es una actividad que conlleva mucho más que un momento de diversión y fantasía compartido. Mediante los personajes de las historias infantiles, podemos ayudar a los niños a que identifiquen las diferentes emociones observando en las imágenes como se encuentran sus rostros.  También, las historias son una gran herramienta, ya que permiten que los niños puedan reconocer en ellos mismos situaciones similares, y de esa forma poner en palabras sus propias experiencias, logrando identificar y comprender sus propias emociones.

Estas son algunas propuestas con las que podremos acompañarlos y ayudarlos en el proceso de identificar y comprender sus emociones, mediante actividades lúdicas y divertidas que al mismo tiempo propicien espacios que contribuyan a afianzar y seguir construyendo los vínculos familiares.

Acompañemos desde edad temprana a nuestros niños en el desarrollo de habilidades emocionales, posibilitando que puedan identificar y comprender sus emociones, alcanzando, de esa manera, convertirse en adultos emocionalmente sanos, con mayores recursos para afrontar las diferentes situaciones que se le presentarán en la vida.

Con ideas y asesoramiento de María Laura Lezaeta, Licenciada en Psicología (MN: 64105) y co-fundadora de JUEGOlogía (instagram @juegologia), donde desde hace varios años equipan a profesionales de la salud y padres con herramientas lúdicas y terapéuticas para trabajar diferentes áreas cognitivas, emocionales y sociales en niños.

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