El sangrado vaginal y la pérdida de líquido por genitales son síntomas que si bien no son alarmantes requieren de una consulta con el obstetra.

La gran mayoría de los embarazos transcurren sin riesgo ni para la mamá ni para el bebé que está en camino. Sin embargo, a veces el cuerpo puede darnos alguna sorpresa desagradable y enfrentarnos a una situación que requiera de la consulta médica de urgencia. Entre los síntomas que son una señal de alerta se encuentran el sangrado vaginal y la pérdida de líquido por genitales. El equipo de obstetricia del Hospital Italiano nos explica qué son y cuándo deben preocuparnos.


Sangrado vaginal:

La presencia de un sangrado vaginal durante el embarazo, ya sea de sangre roja u oscura, con o sin dolor, a cualquier edad gestacional debe ser evaluada por un obstetra. Aunque es un signo frecuente, y muchas veces sin repercusión, es prudente consultar. La mayoría de las veces, el tratamiento para el sangrado es el reposo. 

Durante el primer trimestre:
Durante el primer trimestre es frecuente que haya sangrados vaginal, de duración variable.  En la mayoría de las situaciones el embarazo continúa sin inconvenientes, pero en algunas oportunidades, el sangrado durante el primer trimestre puede reflejar la detención o pérdida del embarazo.  Es por esto que frente a un sangrado, se recomienda consultar con un obstetra.

Posibles causas de sangrado durante el segundo y tercer trimestre:

• Algunas pérdidas de sangre pueden deberse a inflamación del cuello uterino (ectopía cervical). Suelen manifestarse luego de haber tenido relaciones sexuales o haber realizado un examen pélvico.  Generalmente, no representan peligro para la madre o el bebé.

• Si la pérdida es escasa y está acompañada por moco, esto puede deberse a la expulsión del tapón mucoso.

• Placenta previa o baja: La placenta previa ocurre cuando la placenta se localiza en la parte inferior del útero (lo más frecuente lo hace en la parte superior), en ocasiones tapa total o parcialmente el cuello del útero. El diagnóstico se realiza durante una ecografía de rutina o a partir de un sangrado por genitales durante el segundo o tercer trimestre. El mayor inconveniente con la placenta previa es que ocurra un sangrado importante que ponga en riesgo la vida de la madre o el bebé y obligue al obstetra a interrumpir el embarazo antes de tiempo.

• Desprendimiento prematuro de la placenta: esta situación se da cuando la placenta se separa de la pared del útero antes del nacimiento del bebé. Al separarse la placenta del útero se produce un sangrado.  Suele presentarse con dolor, contracciones o un aumento en el tono del útero. Debido a que la oxigenación y alimentación del bebé mientras está dentro del útero depende del intercambio que se produce a través de la placenta, la separación prematura de la misma puede ser muy grave para el bebé. El tratamiento depende de la severidad de la separación y de la edad gestacional. Si la separación es pequeña, y el embarazo es inmaduro, puede tomarse una conducta expectante con estricto monitoreo de la salud materna y del bebé. Si la separación es total debe realizarse una cesárea de urgencia.


Pérdida de líquido por genitales:

La pérdida de líquido por vagina puede indicar que se rompió la bolsa. Es importante la consulta a la Guardia de Obstetricia para verificar el diagnóstico.

Existen algunas otras causas de pérdida de líquido por genitales que hay que diferenciar de la pérdida de líquido amniótico propiamente dicha. Durante el embarazo, la presión del útero sobre la vejiga puede provocar pérdidas de orina, además el flujo vaginal normal se torna muy líquido.  Luego de las relaciones sexuales, puede haber pérdida de flujo vaginal y semen.  Todas estas causas pueden confundirse con la ruptura de bolsa y la consecuente pérdida de líquido amniótico. 

Si se confirma que la pérdida es de líquido amniótico, la mujer embarazada deberá ser internada en la maternidad.

Hablamos de ruptura prematura de membranas (RPM) cuando la bolsa se rompe antes del inicio del trabajo de parto. Habitualmente el diagnóstico lo realiza la madre al observar la pérdida de una cantidad variable de líquido por la vagina. A veces, si la cantidad de líquido es escasa puede confundirse con orina o flujo. En ese caso el médico colocará un espéculo y constatará la salida de líquido a través del orificio cervical y realizará pruebas específicas para determinar si se trata de líquido amniótico.

Las membranas pueden romperse en cualquier momento del embarazo: cerca de la fecha probable de parto, con lo cual se esperará el comienzo espontáneo del trabajo de parto o se inducirá el mismo según criterio del médico. Si la bolsa se rompe precozmente en el embarazo puede constituir un riesgo para el bebé, debido al peligro de prematurez y de infección. Cuánto más precoz sea la rotura de las membranas mayor será el riesgo para el bebé. Si la rotura se produce antes del desarrollo de los pulmones, la escasez de líquido en la bolsa puede comprometer su desarrollo.

Si las membranas se rompen mucho antes de la fecha probable de parto y no hay signos de infección, el médico puede tomar una conducta expectante para alcanzar la maduración de los pulmones del bebé.

Existen ciertos factores que pueden aumentar el riesgo de RPM como el antecedente de haber tenido RPM en embarazos anteriores, ciertas infecciones vaginales, la presencia de líquido amniótico en cantidad aumentada, tener un embarazo gemelar, y las malformaciones uterinas, entre otros.

Todas estas situaciones asustan y mucho, lo importante es actuar con tranquilidad y prudencia e ir a la Guardia dejando de lado miedos, dudas o vergüenza. Los médicos serán los indicados para resolver las dudas y en caso de ser necesario, dar el tratamiento indicado.

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