A partir de los seis meses los bebés incorporan nuevos alimentos que le brindan los nutrientes necesarios para crecer. Cómo ayudarlos en esta transición.

A partir de los 6 meses de vida, el bebé debe comenzar a incorporar alimentos y líquidos que complementen la lactancia materna y proporcionen todos los nutrientes necesarios para su crecimiento. Esta transición requiere de mucha entrega, paciencia, amor y trabajo. Paula Dal Din, médica pediatra del Instituto Argentino de Diagnóstico y Tratamiento lo define como “un proceso de aprendizaje desafiante en el marco de la crianza”, no solo porque genera cierta ansiedad en los padres, sino porque puede determinar las conductas alimentarias futuras del niño y de la familia. Este es el momento de preguntarnos cómo queremos que sea este hábito y qué estamos dispuestos a modificar de los propios para transmitir costumbres saludables mediante el ejemplo. Algunas recomendaciones clave que te servirán como guía para emprender esta tarea.

Seis sugerencias para tener en cuenta

  1. Establecer el acto de comer dentro de un marco de disfrute:  alimentarse es una necesidad primordial del ser humano y puede resultar muy placentera cuando se la enmarca en un contexto sano.
  2. Integrar a todos los miembros de la familia a la mesa: si bien el bebé requiere un tiempo de dedicación exclusiva al comienzo de este aprendizaje, la interacción familiar enriquece este proceso, favorece el desarrollo del niño y le transmite la costumbre alimentaria del hogar.
  3. Los alimentos no deben ser premios o castigos: el niño debe interpretar que comer es algo natural y necesario para crecer con salud y fuerza.
  4. Priorizar un ambiente amigable, tranquilo, gozoso y divertido: los niños necesitan ser estimulados, que los ayudemos a comer. Forzarlos puede ser contraproducente. 
  5. Establecer normas: planificar la comida y explicar con acciones cuándo se come y qué se come, siempre aportando 2 o 3 opciones dentro del menú y no solo las que son del agrado del niño para que se acostumbre a comer variado e incorpore todos los nutrientes necesarios sin que aparezcan carencias. Si se rechaza algún alimento, es aconsejable volver a ofrecerlo luego de unos días y preparado de otra manera, con paciencia y mucha constancia. 
  6. Preparar los alimentos con materias primas básicas y con la menor industrialización posible: que sean naturales, frescos, elaborados en casa y a gusto de la familia. Evitar los alimentos de baja calidad, ricos en grasas y azúcares, incluso cuando deseemos que “por lo menos coman algo”, dado que poseen poder adictivo y son de gran aceptabilidad. El desafío es que incorporen verduras y frutas, no galletitas o postres.

¿Qué debemos incluir en un plato saludable?

En líneas generales, los platos deben prepararse con la combinación de hidratos de carbono, proteínas y ácidos grasos en porcentajes adecuados a las necesidades de cada bebé.

Cereales, frutas, verduras y legumbres: alimentos fuente de hidratos de carbono de mejor calidad que el azúcar común o las harinas refinadas. Como aportan energía rápidamente, deben estar en mayor proporción.
Ejemplos: puré de calabaza, zanahoria, batata y zapallito. Tapioca, maicena, avena, cereales precocidos. Frutas (exprimidas o en puré).

Es importante ofrecerlos reiteradamente en todas sus formas y colores. Cerca de los 9 meses, se agregan fideos, pan, arroz y harina de maíz.

Carnes, huevos y quesos: principal fuente de proteínas. 
Estos alimentos son muy importantes ya que proveen una buena cantidad de hierro. Tanto las carnes como el huevo deben estar bien cocidos. Ejemplos: carne de vaca, pollo u otras aves, pescado, conejo, cerdo, cordero. Hígado, menudos, corazón y riñón. 

Aceites: aportan ácidos grasos.
 Utilizar preferentemente aceite de maíz o de soja crudo y puro como ingrediente en las comidas.

 Bebidas: agua potable o mineral, jugo de frutas naturales.
 Es preferible ofrecerlos con cucharita, vasitos o vasitos bebedores.

¿Qué deberíamos evitar en la elaboración de las comidas?

Sal: no agregarla para que el bebé se acostumbre a los sabores naturales de cada alimento y porque algunos de sus órganos, como el riñón, continúan madurando.

Azúcar: para cuidar la dentición, no es conveniente darle líquidos azucarados (jugos comerciales o gaseosas) ni adicionar con azúcar los jugos naturales o preparaciones.

Miel de caña o de abeja: se desaconseja su consumo antes del año de vida, dado que, por inmadurez de su sistema inmune, pueden presentar una forma de botulismo propia del lactante.

Alimentos duros pequeños o esféricos: no ofrecerle alimentos sin procesar (arvejas, almendras, semillas, uvas, etcétera) ya que podrían obstruir su vía aérea.

No olvidar que

– La cocción de las harinas y la maduración de la fruta mejoran la digestibilidad de estos alimentos.
– Se deben evitar los azúcares simples en exceso.
– Los alimentos descremados no se recomiendan en menores de dos años.
– Los productos derivados de la soja no reemplazan a la leche de vaca ni a la materna y deben incluirse bajo supervisión médica.
– Se sugiere servir los alimentos inmediatamente después de su preparación y descartar el sobrante.

Fuente: www.osde.com.ar/salud-y-bienestar

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