Nunca nada te importó tanto como cuidar de la mejor manera a ese bebito frágil que ahora está en tu casa. Muchas parejas experimentan cierta angustia al salir del hospital o centro médico porque saben que ya no habrá doulas, médicos, nurses ni puericultoras para responder todas sus dudas. Pero a no desesperar, el instinto de padres no falla y también hay algunas pautas simples que podés seguir:
Alimentación
El paradigma actual, que -salvo excepciones- cuenta con el consenso de la comunidad médica es la alimentación a libre demanda, o sea, que el bebé tome toda la leche que desee. Tené en cuenta que su estómago es pequeño, por eso, aunque sientas que no paras de amamantarlo, considerá que se alimenta en pequeñas cantidades. Esto es más notorio cuando se le da leche de fórmula, ya que se puede medir fácilmente.
También es normal que regurgiten o larguen un poco de leche después de alimentarse; cerca de la mitad de los bebés lo hace varias veces al día durante los tres primeros meses.
Sin embargo, si ves que tu hijo tiene arcadas, se niega a comer, vomita y se muestra irritable, sobre todo después de comer, podría tratarse de reflujo, por eso no estaría de más la consulta médica.
¿Eructo obligatorio?
El famoso provechito no es norma; claro que es ideal que puedan eructar para largar el aire excedente, que luego podría transformarse en gases, pero puede pasar que no eructen. Para ayudarlo, ponelo boca abajo frente a tu hombro mientras le das suaves palmaditas en la espalda.
¿Caca en exceso?
En general los bebés hacen caca – como mínimo – una vez por día, aunque en algunos casos la cifra puede llegar a cuatro o cinco. Si ves que tu hijo está tranquilo y no excede esos parámetros, no te preocupes, se trata de su frecuencia.
Vestimenta
Te va a sorprender la cantidad de veces que vas a tener que cambiar a tu bebé a lo largo del día, ya sea porque vomitó, se manchó con caca o se hizo pis. Siempre elegí ropita de algodón, así su piel no se irrita.
Además, es importante que las prendas sean amplias y que, en lugar de botones – que compliquen el acto de vestirlo y desvestirlo o que se pueden salir – lleven broches a presión.
Diferenciar los llantos
Una de las dudas existenciales de los padres -sobre todo los primerizos- es ¿por qué llora? Lo cierto es que llorar es su forma de expresarse; “el llanto es la forma que encuentra el niño de comunicarse con sus cuidadores y con el entorno”, señalan en “Bienvenido Bebé”, una publicación de Unicef.
Lo fundamental es que, ante el llanto, acudas a consolarlo. El bebé “se sentirá más seguro, confiado y amado si respondes de inmediato. Al responder al llanto se fomentan las capacidades sociales e interactivas del bebé”, indican los autores de la guía.
Los motivos que pueden hacerlo llorar son múltiples y bien diferentes, desde hambre hasta aburrimiento, cansancio, dolor o inseguridad (un ruido fuerte, una luz molesta, etc.); poco a poco vas a poder diferenciar por qué llora y actuar en consecuencia.