“No te podés descuidar ni un segundo” es la frase más común entre quienes tienen un bebé o niño en el hogar y su popularidad se debe a que es verdadera.
Los accidentes más comunes son golpes en la cabeza, cortes en la boca, heridas sangrantes e intoxicaciones. Te contamos cómo actuar de forma rápida y eficaz en cada uno de estos casos:

Golpes en la cabeza


Primero hay que evaluar qué tipo de traumatismo es, estos pueden ir desde leves -un hematoma superficial que se conoce como “chichón”- hasta graves, en el que un coágulo puede comprimir el cerebro. Algunos indicadores de peligro son:
– Hemorragia en alguna parte de la cabeza.
– Pérdida de consciencia, la cual puede suceder tanto apenas ocurrió el golpe como varios días después. En ese sentido, un buen síntoma es el llanto post golpe ya que indica el registro por parte del bebé o niño.
-Pérdida de memoria o confusión: esto es casi imposible de detectar en bebés, pero cuando el niño ya habla, debe ser capaz de reconocer dónde se encuentra y recordar el accidente.
– Palidez, sudoración.
– Cefalea intensa.
– Náuseas o vómitos recurrentes.
– Pérdida del control de esfínteres (orina o materia fecal), en niños que ya lo controlaban.
– Convulsión.
– Somnolencia fuera de lo normal o debilidad.
– Pupilas de diferente tamaño, hay que observar si son redondas, iguales y del mismo tamaño.
– Goteo de sangre o líquido transparente por la nariz o la oreja.
Si se observa uno o más de estos signos es necesario llamar al servicio de emergencias. En caso de que no aparezcan síntomas de este tipo, de todas formas, será necesario observar al niño durante las seis horas posteriores al golpe para detectar cualquier cambio que llame la atención.

Lesiones orales


Casi que es norma, no hay infancia sin boca ensangrentada. Es que esta zona posee muchos vasos sanguíneos, por lo que cualquier lesión puede ocasionar una hemorragia. Lo más habitual son los cortes en los labios y en la lengua, que ceden con la compresión de apósitos en la zona. Pueden ser de mayor gravedad si el sangrado obstruye la vía aérea y dificulta la respiración. Cómo actuar:
– Enjuagarle la boca
– Examinar con cuidado para tratar de identificar de dónde procede la sangre.
– Comprimir la zona con un apósito, gasa o paño limpio.
– En caso de que se presente hinchazón, aplicar hielo o una bolsa con gel congelado envueltos en un paño.
– Si no se identifica el sitio del corte y la hemorragia no se detiene o hay dificultad en la respiración, es necesario llamar a emergencias.
– Si las lesiones se extienden a lo largo de los labios o comprometen el borde de la lengua, deben ser examinadas por un médico, ya que pueden requerir puntos de sutura.

Golpes en los dientes

Se trata de una lesión similar a la anteriores, solo que en este caso se suma la caída de una pieza dental -ya sea temporaria o de leche-. Este último caso, si bien no se requiere una reimplantación del diente, es aconsejable consultar a un odontólogo para conservar el espacio y asegurarse la correcta erupción del diente definitivo.

Heridas cortantes

Cuchillos, tijeras, piezas de vidrio…en el hogar hay muchos objetos peligrosos que pueden causar lesiones sangrantes. En estos casos, el principal inconveniente son las infecciones, por eso es importante lavarse las manos y protegerlas con guantes o toallas para ejercer presión sobre la herida. Luego de presionar con la punta de los dedos, la hemorragia debería detenerse.
Recién entonces, se debe lavar la herida con jabón, puede ser un antiséptico tipo iodopovidona o clorhexidina, y colocar sobre la herida un apósito o un vendaje.
Tené en cuenta que los apósitos con cubierta plástica pueden presentar riesgo de atragantamiento en niños menores de tres años, así que en esos casos es mejor utilizar apósitos de telas y vendas.
Si el corte presenta una separación de más de 1.25 cm, posiblemente requiera de sutura en este caso será necesario llamar al servicio de emergencias.

Intoxicaciones

Los niños son pequeños exploradores y no solo tocan todo, sino que se lo llevan a la boca. Si sucedió eso con un producto tóxico, hay que seguir las siguientes pautas:
– Chequear que esté consciente
– Si no lo está, comprobar al menos durante 5 segundos si respira.
– En caso de que no respire o las respiraciones parecen forzadas, muy débiles y lentas se deben iniciar maniobras de RCP.
– En cualquier caso, es importante que tengas en cuenta estos datos: edad del niño, peso, qué sustancia ingirió (ayuda tener el envase del tóxico a mano para saber el nombre del producto registrado, genérico o químico) y la cantidad consumida (contar el número de comprimidos que faltan o medir el volumen restante en caso de que sea un líquido) y siempre es preferible sobrevalorar que infravalorar.
– Llamar al centro de toxicología y seguir atentamente sus instrucciones.
 

Asesoró: Dra. Mariela Ghiggi – Coordinadora Unidad de Cuidados Intensivos Pediátricos de la Clínica Olivos (MN. 90166)

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