Es la fase del parto más larga y se produce cuando el cuello del útero se abre para que nazca el bebé. Algunas claves sobre este momento.

Antes de que se produzca el parto, la dilatación es uno de los momentos más importantes. Si no existe un agrandamiento o apertura del cuello uterino, no se puede crear el canal para que el bebé pase y nazca. Por eso, es importante conocer señales y características de este momento que puede avanzar muy rápido o ir bastante lento.

1. El cuello uterino se acorta

El parto empieza con la dilatación del cuello uterino, aunque antes tuvo lugar la maduración del cérvix. Por la acción de distintas hormonas, como las prostaglandinas y la oxitocina, el cuello uterino experimenta una serie de cambios morfológicos y bioquímicos: se ablanda y se acorta hasta desaparecer. Lo más común es que este proceso suponga alguna molestia para la mujer. Una vez borrado el cuello del útero empieza la dilatación.

2. Al principio, no duele

En este punto se inician las contracciones uterinas, que son rítmicas y ganan cada vez más intensidad y se producen con más frecuencia. Por norma general, las primeras contracciones no son dolorosas: se notan porque la panza se endurece. El dolor empieza a manifestarse cuando el cuello del útero alcanza una dilatación de unos 4 cm.

3. Dura más en el primer parto

El tiempo de dilatación dependerá en función de si se trata del primer parto o no, así como de las características del bebé y de la mamá. Se estima que las primerizas completan la dilatación en 12 – 14 horas mientras que en las mamás que ya atravesaron un parto dura unas 8 horas.

4. Al dilatar unos 10 cm el proceso acaba

La dilatación llega a su fin cuando permite el paso del feto. Habitualmente se considera que es de unos 10 cm, pero para bebés más pequeños puede ser inferior.

5. No todas las contracciones dilatan

Las contracciones que a veces se notan durante el embarazo no son las que provocan la dilatación. Estas no son ni rítmicas ni progresivas y no producen ningún tipo de modificación del cuello uterino. Se generan como consecuencia de la distensión de la fibra muscular y, aunque pueden ser un poco molestas, carecen de importancia.

6. No siempre se rompe la bolsa

En muchas ocasiones la bolsa amniótica sigue intacta durante gran parte del parto, por lo que no siempre es el indicativo de que la mujer está a punto de parir. Lo que sí avisa que una mujer alumbrará son las contracciones, las de dilatación se caracterizan por ser rítmicas y por una intensidad y frecuencia progresivas. Cuando las contracciones aparezcan cada 5 minutos, si es el primer parto, o cada 10 si no es el primero, será el momento de acudir al hospital. Si se rompe la bolsa amniótica pero aún no hay contracciones, también se debe ir al centro de salud.

7.  Beber sí, comer no

Mientras en casa se produce el proceso de dilatación se puede y debe moverse, ducharse, etc. Respecto a la comida, se aconseja no tomar ningún alimento sólido aunque sí beber líquidos.

8. A veces se necesita ayuda

A medida que avanza la dilatación las contracciones ganan en intensidad y frecuencia. En ocasiones el útero no se adapta bien a estos diferentes estadios y hay que estimular la dinámica uterina mediante oxitocina para evitar contratiempos durante el parto.

9. A veces no se nota nada

No ocurre muy a menudo, pero algunas mujeres afirman no sentir nada al llegar al hospital con dilataciones muy avanzadas. Suelen ser gestantes con poca sensibilidad al dolor, o con cuellos uterinos desgarrados por partos previos o por una apertura prematura del cuello.

10. Si se para, será cesárea

Si la dilatación se detiene entre los 3 y 8 cm durante al menos 2 horas, y aunque se haya administrado oxitocina o se haya roto de la bolsa y las condiciones no cambian, seguramente la cesárea será la mejor opción a considerar. 

Fuente: Josep Maria Lailla, presidente de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO) y ex-jefe del Servicio de Obstetricia y Ginecología del Hospital Sant Joan de Déu

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