En un parto respetado la mamá y el recién nacido son los protagonistas y no solo parte de un procedimiento médico

Casi todas las personas escuchamos alguna vez contar historias de mujeres que al momento de parir no se sintieron respetadas o sus deseos y temores no fueron escuchados. “Cuando tuve a Marcela, mi hija que hoy tiene 40 años, a mi esposo no le permitieron estar en la sala de parto. Como primeriza yo estaba muy muy asustada. Al desconocer el dolor del trabajo de parto en un momento me puse a llorar a los gritos y la partera solo me ordenaba seca y cortante ‘callate y pujá‘”, recuerda Lilia Fernández, jubilada. Su relato no es excepcional, hasta hace unos años, la mayoría de las mujeres parían acompañadas de un equipo médico y sin embargo, solas. Era impensado el acompañamiento de sus parejas. El trato irónico o descalificador era lo frecuente y la falta de información sobre la evolución del trabajo de parto o el bienestar del bebé no abundaba o se brindaba de forma breve. 

Con el nuevo siglo esta problemática comenzó a ser visible. Así surgió el término “parto respetado”. Según Unicef, “El término “parto respetado” o “parto humanizado” hace referencia el respeto a los derechos de las madres, los niños y niñas y sus familias en el momento del nacimiento.  Promueve el respeto a las particularidades de cada familia – etnia, religión, nacionalidad -, acompañándola a través de la toma de decisiones seguras e informadas. Cuando hablamos de parto respetado nos referimos que la mujer siga su propio pulso de parto evitando todo tipo de intervenciones innecesarias, así como a decidir la forma de controlar el dolor durante el parto”. 

En suma, cuando se habla de parto humanizado, se habla de generar un espacio familiar donde la mamá y su bebé sean los protagonistas y donde el nacimiento se desarrolle de la manera más natural posible.

En la Argentina, desde el 2004 existe la Ley Nacional de Parto Humanizado (25.929) que defiende los derechos de las madres y los bebés al momento del trabajo de parto y post parto. La legislación detalla que “toda mujer tiene derecho a un parto natural, a estar acompañada por la persona que ella desee, a elegir la posición en la que quiere parir, a transitar su embarazo, parto y posparto respetados en todos los sentidos y a ser protagonista activa y recibir información necesaria para decidir”. 

Derechos de la madre durante el parto y post parto:

  1. A ser informada sobre las distintas intervenciones médicas que puedan tener lugar.
  2. A ser tratada con respeto y de modo individual y personalizado garantizando su intimidad.
  3. A ser considerada como persona sana de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto.
  4. A ser informada sobre la evolución de su parto y el estado de su hijo o hija.
  5. A estar acompañada por una persona de su elección y confianza.
  6. A tener a su lado a su hijo o hija durante la permanencia en la institución siempre y cuando el bebé no requiera cuidados especiales, en cuyo caso los padres también podrán tener acceso y contacto con el recién nacido.
  7. A ser informada sobre los beneficios de la lactancia materna y recibir apoyo para amamantar e información sobre su cuidado.

Derechos de la madre y el padre del recién nacido en situación de riesgo:

  1. A ser informados en forma comprensible, suficiente y continuada, en un ambiente adecuado, sobre el proceso de evolución de la salud de su hijo o hija.
  2. A tener acceso continuo a su hijo o hija mientras la situación clínica lo permita.
  3. A que se facilite la lactancia materna.
  4. A recibir información sobre los cuidados especiales del niño o niña.
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