Subir mucho o muy poco de peso durante el embarazo puede ser perjudicial tanto para la salud de la mamá como para la del bebé. Lo ideal es seguir un control periódico con el médico.
Hoy se sabe que durante el embarazo no se debe “comer por dos” como se pensaba antiguamente. Sin embargo, el aumento de peso durante la gestación es un tema que todavía genera una legítima preocupación en las mujeres.
Por una parte se sabe que un incremento adecuado es importante para la salud tanto de la madre como del niño en gestación, pero por otra, el contexto social y los medios de comunicación suelen mostrar mujeres espectaculares, con unos cuerpos estilizados, que parecieran no haber engordado nada.
¿Cómo lograr un equilibrio entre lo que resulta realmente saludable y el anhelo de las embarazadas de querer verse a sí mismas de una determinada manera?
De acuerdo a lo que sostiene el doctor Andrés Pons, ginecólogo y obstetra de Clínica Las Condes, siempre es importante tener en cuenta el estado preconcepcional de la madre. “En términos generales, las embarazadas deberían subir entre 7 y 12 kilos en total. Dentro de ese rango, una mujer que se encuentre con bajo peso debería acercarse a los 12 kilos, mientras que una que esté con sobrepeso debería estar más cerca de los 7 kilos”, explica.
Lo anterior, agrega, sucede porque el aumento de peso de la embarazada tiene una directa relación con el peso del niño al nacer. “Hay mujeres que suben poco y tienen bebés de bajo peso, pero ése no es el único factor, ya que en esto incide mucho la funcionalidad de la placenta.
En efecto, también hay mujeres que aumentan poco de peso y tienen hijos recién nacidos de tamaño normal. Quienes suben mucho, presentan más riesgo de padecer diabetes gestacional, hipertensión (o preeclampsia) y otras patologías del embarazo. De hecho, el riesgo de trastornos serios que pueden afectar la salud fetal se incrementa de dos a tres veces en mujeres con sobrepeso y obesas, por lo que es un tema que no se puede descuidar”, subraya el profesional.
Paso a paso
Un punto importante es que si bien se recomienda subir un kilo por mes, esto no necesariamente significa engordar lo mismo durante cada mes del embarazo. “Lo ideal es que el aumento de peso sea progresivo y paulatino. Durante los primeros tres meses no se debería engordar más de 1 o 2 kilos, debido no sólo a las náuseas, sino también al tamaño del feto y del útero, y a la menor retención de líquidos. Durante el segundo trimestre, una mujer con peso normal debería subir entre 4 y 4,5 kilos, y en los últimos tres meses puede aumentar entre 5 y 5,5 kilos. Lo normal es que en la última etapa el alza de peso sea más acelerada; por esto es importante cuidarse desde el principio, para no partir con kilos de más”, advierte el doctor Pons.
En general, y considerando una ingesta promedio de 2.000 calorías diarias, sería necesario agregar sólo 200 a 300 calorías al día en la dieta diaria. ¿Cómo lograrlo? Según el especialista, lo ideal es que ese aumento de calorías esté basado en lácteos y proteínas, por lo que con un vaso de leche cultivada, un yogur con cereales integrales y dos tostadas con jamón de pavo como extras, sería suficiente.
Para tener en cuenta
Entre los errores más frecuentes que cometen algunas embarazadas para controlar su peso, explica el ginecólogo, están:
- Saltarse comidas. No es conveniente. El bebé en gestación necesita envíos regulares y estables de nutrientes. Lo ideal es comer en pequeñas cantidades y más seguido. Además de facilitar la digestión y minimizar las náuseas y los vómitos, permitirá mantener un adecuado nivel de azúcar en la sangre.
- Seguir una dieta estrictamente baja en grasas. El consumo de grasas saludables es esencial en el embarazo, sobre todo los ácidos grasos Omega 3 (presentes en nueces, semillas de linaza, aceite de girasol y pescados como salmón y atún), ya que son importantes para el crecimiento y el desarrollo del sistema nervioso central y la retina del feto. Lo recomendable es disminuir sólo las grasas saturadas como la mantequilla, lácteos enteros y carnes grasas.
- No tomar bebidas dietéticas. La sucralosa (endulzante no calórico), está pensada para su uso seguro durante el embarazo, como también lo es el consumo moderado de aspartamo, un endulzante utilizado en gran parte de los alimentos bajos en calorías. De todas formas, se recomienda limitar el consumo de bebidas dietéticas, en beneficio del agua.
- Pesarse todos los días. En lugar de poner toda la atención en el peso, es preferible ocuparse de una buena alimentación. Las embarazadas no necesitan contar las calorías ni pesarse cada día. Lo aconsejable es que este registro lo realice el médico en los controles periódicos.
- Pensar que las vitaminas prenatales son suficientes. Las vitaminas prenatales son sólo un tipo de suplemento nutricional, pero en ningún caso reemplazan una alimentación saludable
Algunos truquitos
- Intentar comer poco, pero con mayor frecuencia. Además de disminuir el apetito se contribuye a evitar las náuseas.
- Tratar de evitar las frituras y preferir verduras picadas como zanahorias, champiñones o quesillo pasteurizado.
- Cambiar la mayonesa en las ensaladas por una vinagreta o una salsa de yogur con finas hierbas.
- Dejar de lado el pan blanco y aprovechar para incluir la mayor cantidad posible de fibra con pan y cereales integrales.
- Si se llega a las comidas con mucha hambre, comenzar con un plato grande de ensalada que contribuye a generar sensación de saciedad.
- Consumir a diario proteínas (pollo, carnes magras, huevo y pescado), lácteos descremados, porciones moderadas de hidratos de carbono (papas, arroz, pan), y abundantes frutas y verduras.
- Si el incremento de peso está siendo muy elevado, evitar dulces, chocolates y comida chatarra en general.
Tratando de seguir estas sugerencias y poniendo en práctica estos trucos se logrará alcanzar el objetivo. De esta forma se logrará concretar el objetivo: ni más, ni menos, lo justo: el peso saludable en el embarazo.
Fuente: Clínica Las Condes