La lectura favorece el desarrollo de los bebés, pero entre los 0 y los 12 meses no siempre es fácil lograr su atención. Sugerencias para disfrutar la hora del cuento.
Está comprobado que alrededor del tercer trimestre de gestación, los bebés ya son sensibles a sonidos, incluso a la voz de sus mamás. Diversas investigaciones demostraron que los recién nacidos son capaces de reconocer historias que oyeron muchas veces cuando estaban en el útero. La exposición a ellas provocaba la disminución de su frecuencia cardíaca, lo que sugiere que al oír las historias los recién nacidos estaban más tranquilos y concentrados, algo similar sucede con la música.
Por todo lo mencionado es recomendable que los papás les leen a los bebés desde el vientre materno, sobre todo a partir del momento en que empiezan a oír la voz de la mamá (alrededor de la 22ª semana de gestación).
Es aquí que surge una duda: si el bebé todavía no habla, ¿por qué leerle? Estas son las respuestas:
- Estrechamiento de la relación afectiva entre padres e hijo.
- Desarrollo de la comprensión auditiva, determinante para la futura comprensión de textos.
- Entrenamiento de la memoria auditiva a corto plazo.
- Enriquecimiento del vocabulario y contacto con frases más extensas y estructuras sintácticas menos comunes en el lenguaje oral. Los libros sin palabras o con un lenguaje muy precario obviamente no proporcionan estos beneficios.
- Entendimiento gradual de que la palabra escrita representa la palabra hablada, factor determinante para un posterior éxito en lectura.
- Adquisición del gusto por los libros y la lectura. Para ello, es importante que no sólo los padres lean a los hijos, sino que los hijos vean a los padres leyendo.
- Los niños expuestos a la lectura desde temprano tienden a tener un mejor desempeño en lectura y comprensión de textos en la enseñanza formal.
Estos beneficios dependen mucho de la frecuencia de la lectura, de la calidad de la interacción verbal realizada y, de manera general, de la forma como los padres realizan la lectura.
¿Cómo leer para los bebés de menos de 1 año?
Al leer a un bebé de menos de 1 año, interactuá verbalmente con él. Leele un fragmento de la historia apuntando hacia las ilustraciones. Mantené, en la medida de lo posible, el contacto visual. Los gestos y las modulaciones de la voz también son buenas estrategias para llamar la atención. Observá que él responderá a la lectura con un contacto visual, moviendo el cuerpo o balbuceando algo: así es como los bebés “conversan”. Esto también es una prueba de que están atentos, aunque todavía no sean capaces de responder con palabras.
Es fundamental dedicar tiempo de calidad, sin apuro: si se interesa por una ilustración, dejar que la aprecie. También es fundamental leer pausadamente, enunciando de manera clara cada palabra. La voz materna es especialmente atractiva para el bebé, por lo que es bueno que la mamá lea al hijo.
Los padres pueden traer a la lectura algunas características del “habla materna”, que emplean naturalmente en sus “conversaciones” con los bebés: aumentar el volumen de la voz, hablar más lentamente y pronunciar las palabras con más claridad, para que ellos escuchen mejor; destacar y prolongar las vocales, facilitando la percepción de los patrones lingüísticos; utilizar un registro más agudo de la voz; hablar de manera melodiosa y cariñosa. Esta forma particular de que los adultos se dirigen al bebé también tiene un impacto emocional positivo.
Mi bebé no se queda quieto mientras leo
Es imposible esperar que el bebé se mantenga inmóvil y en silencio mientras le leés. Suelen moverse bastante ya veces responden a la estimulación verbal con el cuerpo. Esto es normal y no significa que no estén prestando atención. Durante la lectura en voz alta, si quiere manipular el libro, lo mejor es dejar que lo haga y luego retomar la lectura.
Él aprenderá poco a poco a manejar un libro:
- Pasar las páginas.
- Asegurarlo correctamente.
- Apreciar las imágenes.
Manipular libros crea familiaridad con ellos, además de desarrollar un aprecio precoz por esos objetos que los bebés todavía no son capaces de explorar por sí solos de otra manera. A partir de los seis meses, un bebé es capaz de manejar libros de cartón, de tela o de plástico, pero en general los lleva inmediatamente a la boca. Si se muestra un “lector” demasiado voraz, buscando tomar el libro para sí todo el tiempo, una buena opción es darle un objeto para manipular mientras le leemos. Aunque esté jugando con el objeto, él estará absorbiendo lo que escuche.
Los bebés tienen mucha dificultad para hacerse entender -ya que todavía no pueden hablar-, pero son increíblemente capaces de absorber lo que les dicen.
Para evitar que el bebé quede muy agitado durante la lectura, elegí un ambiente silencioso y sin muchas distracciones. Establecé un horario fijo del día para leer también puede ayudar: ellos se sentirán más seguros y tranquilos si la lectura forma parte de la rutina diaria. Al hacer esto, también se estará promoviendo el desarrollo del hábito de lectura.
Fuente: ONG Aprender Juntos