Uno de los temas de crianza que genera mayores inquietudes entre las mamás. Para despejar dudas, entrevistamos a la Lic. Guadalupe del Canto, Psicóloga perinatal y especialista en desafíos reproductivos.

Es importante que el proceso de dejar los pañales para un bebé se desarrolle con la mayor naturalidad posible. Para asesorarnos sobre el tema, Guadalupe del Canto, Psicóloga perinatal y especialista en desafíos reproductivos, nos brinda consejos y sugerencias sobre una de las etapas más importantes para los más chiquitos.

Guadalupe, la primera pregunta que creo que se hacen todas las mamás, es ¿Cuándo debería mi hijo dejar los pañales?

No hay una respuesta única para tu pregunta, ya que depende de cada niño. En términos generales, se podría decir que la mayoría de los niños deja los pañales entre los 2 y los 3 años. Algunos lo hacen un poco antes, y otro un poco después. Estará bien, siempre y cuando responda a los tiempos madurativos del niño y no a los deseos del adulto.

La mayoría de los jardines de infantes públicos y privados, establecen la obligatoriedad de dejar el pañal para ingresar a sala 3. Muchos niños llegan a ese momento preparados para hacerlo; pero otros no están listos ya que ingresan con 2 años y 9 meses y la diferencia es mucha. En este caso es importante poder hablar con la maestra para analizar la situación y definir una estrategia en conjunto.

Por otro lado, es importante elegir el momento adecuado. Un tiempo en que el niño esté al menos 4 días en casa, como vacaciones o un fin de semana largo. Además hay que considerar un momento en el que el niño no esté atravesando ningún cambio significativo, como nacimiento de un hermano, mudanza, o separación de los padres.

Lo más importante es respetar los tiempos de los niños y no el de los adultos.

¿A qué se debe esto último?

Por un lado, los jardines ponen un límite y por otro a muchas mamás les resulta más fácil dejarle el pañal que entrenarlos para que vayan al baño solos, entonces postergan el proceso.

Creo que vale un aclaración: si hay algo que debemos hacer los profesionales de la salud mental y especialmente los que trabajamos acompañando a mamás, es no juzgar.  Es entendible. Muchas madres cumplen diversidad de roles y están altamente demandadas por esa superposición de roles.

Por eso, mi trabajo es acompañarlas para que todo esto fluya con naturalidad y resulte más fácil para todos.

Por lo que comentás, entonces el primer paso sería detectar cuando nuestro hijo está listo para dejar los pañales. ¿Qué indicación les podés dar a las mamás para que se den cuenta?

El primer indicador es que el pañal aparece seco a la mañana siguiente. Eso significa que el niño ha podido retener orina durante toda la noche. Hay que verificarlo apenas se despierta, ya que lo primero que hacen cuando se despiertan es hacer pis.

También muchos niños empiezan a darse cuenta de que están haciendo pis o caca y se van a un rincón o avisan. Este puede ser otro buen indicar.

Una vez que nos damos cuenta de que nuestro niño está listo, ¿cómo podríamos hacer el entrenamiento?

El primer paso es elegir una pelela o un reductor de inodoro. En general recomiendo a las mamás que elijan una multifunción, o sea que la pelela tenga el reductor de inodoro. Esto es, porque al principio no sabemos cómo van a reaccionar. En general los chicos le tienen miedo al inodoro, tienen la fantasía de que se van a ir por él. Por esa misma razón, a algunos les resulta más fácil usar el bidet. Es cuestión de ir explorando y probando, con paciencia, y observando lo que le funciona mejor para cada niño.

En general los chicos llegan a esta etapa con incomodidad por sentirse mojados y eso los ayuda a sentirse cómodos con la ropa interior, como el calzoncillo o la bombacha.

Luego tendremos que ayudarlo a que se familiaricen. Por ejemplo, en la pelela les suelo recomendar a las mamás que los sienten a mirar un librito. También es importante contarles sobre la situación, que va a dejar los pañales porque ha crecido y que a partir de ahora hará pis en su pelela.  

Una vez que el niño sabe lo que vamos a hacer, y se ha familiarizado con su pelela, empezamos el entrenamiento. Al principio tendremos que llevarlo periódicamente al baño sin esperar que lo pida. Como máximo, una hora. Si no hace pis no pasa nada, pero si no sale de entrada acostumbrarlos a esperar un ratito a ver si sale. Es importante adquirir este hábito y sostenerlo durante los primeros días.

Tenemos que saber que van a existir “accidentes”, es decir que se van a hacer encima. Es normal y así tenemos que tomarlo. Decirles a nuestros niños que no pasa nada, que están aprendiendo, que la próxima vez iremos más rápido al baño. Tiene que ser algo liviano y divertido. Tenemos que armarnos de paciencia sabiendo que dura sólo unos días. Festejar cada vez que lo logra, y minimizar cada vez que se hace encima, es una parte clave del proceso para que el niño no se frustre.

Retarlos o ponerlos en penitencia porque no llegan al baño puede tener un efecto positivo en el corto plazo, pero tiene un impacto importante en la autoestima. Por eso está contraindicado.

¿Y qué recomendás que las mamás hagan en las noches?

Varía en cada caso. Hay mamás que prefieren hacer todo el entrenamiento junto y sacar los pañales a la noche. Esta es una buena alternativa, pero hay que ir viendo cómo funciona. En general, si los niños se hacen pis se suelen despertar, entonces no duermen y pueden estar irritables, lo cual no ayudará.

Otra alternativa, es dejar el pañal de noche al principio. Ya habíamos dicho que una de las señales de que los chicos estén listos es que aparece seco a la mañana. Entonces, el pañal sólo tendría la función de evitar un “accidente” y que el niño se despierte. Si optamos por esto, tenemos que llevarlo al baño apenas se despierta y sacarle el pañal por todo el día.

Algunas mamás optan por despertarlo a mitad de la noche para llevarlos a hacer pis. Esta me resulta la opción menos efectiva de todas porque alterna el sueño. Pero cada mamá tiene que ir viendo lo que le funciona mejor.

¿Qué pasa con la cacá?

Es lo mismo, sólo hay que tenerles más paciencia. Algunos chicos tienen horarios bien marcados para hacer caca. Si es el caso, hay que llevarlos al baño en ese preciso momento, sentarlos en la pelela y enseñarles a hacer fuerza y esperar. De lo contrario, se puede intentar en cualquier momento del día y en varias veces oportunidades.

Es fundamental que hagan caca al menos una vez por día. Esto no tiene que ser una exigencia sino un juego y un logro. En el caso, de que pase 2 o 3 días sin hacer caca hay que consultar con el pediatra.

Por último, ayuda mucho jugar a ensuciarse, permitirlo y festejarlo.

¿Qué mensaje final les darías a las mamás?

Que disfruten mucho de esta etapa, que están siendo testigos del crecimiento de sus hijos, de sus logros y aprendizajes. Que junto con otros procesos, este modelará la manera en que nuestros hijos se relacionen con los logros y los “fracasos”. Es importante que entiendan que equivocarse está permitido y eso no los hace menos valiosos. Es un gran aprendizaje para la vida.

Sobre Guadalupe del Canto
Psicóloga perinatal y especialista en desafíos reproductivos. Es Psicóloga, terapeuta cognitiva y mamá de tres varones. El nacimiento prematuro de su segundo hijo la llevó a especializarse en perinatal y a acompañar a otras madres en situaciones similares.
Luego fue ampliando su foco para incluir los desafíos reproductivos, el impacto del diagnóstico genético y la preparación integral para la maternidad con el objetivo de acompañar a madres en diferentes situaciones.



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