La piel de un recién nacido es muy suave pero también muy delicada. Por eso, las prendas que tendrán contacto directo con su cuerpo deben ser cuidadas de un modo especial

Los preparativos para la llegada de un bebé son múltiples. Visitas de control al médico, preparar el cuarto, comprar el ajuar, elegir pediatra, todo eso mientras escuchamos cientos de consejos de padres experimentados. Pero entre tantos preparativos hay uno que es fundamental: lavar la ropa del recién nacido. La piel de los bebés es mucho más delicada y diez veces más fina que la de los adultos, por eso necesita cuidados específicos. Una prenda que no cumpla determinadas características puede causar irritaciones y alergias indeseadas en nuestro pequeño.

Para evitarlo, lo mejor será tener algunos cuidados.

🧼 Es imprescindible lavar toda la ropa del bebé antes de usarla ya sean las prendas nuevas o las heredadas. Esto ayudará a prevenir infecciones. No olvidemos que la ropa se produce en talleres, lugares donde no es difícil encontrar bacterias y ácaros. Además, algunas prendas llevan tratamientos químicos que aunque no son peligrosos, a veces tampoco son inocuos para nuestro bebé. Por otra parte, las bolsitas de plástico donde se las guarda suelen estar expuestas al polvo o a las inclemencias del traslado.

🧼 Las prendas del bebé deben ser separadas de las del resto de la familia, por lo menos hasta que cumpla seis meses. La ropa del adulto pudo estar en contacto con bacterias para las que ya desarrolló defensas que el bebé aún no posee. Además las prendas de los adultos requieren de lavados más largos y con productos más fuertes.

🧼 Utilizar un detergente neutro o jabón blanco que no contenga perfumes ni suavizantes. El mercado ofrece algunos especiales sin aditivos ni productos químicos. Siempre se debe emplear en pocas cantidades. No usar lavandina, quitamanchas ni blanqueadores. En el último enjuague no usar suavizante para que el producto no quede impregnado a la prenda y así evitar un brote alérgico.

🧼 Las prendas pueden ser lavadas a mano o en lavarropas. Si se elige lo último debe ser un lavado corto. Siempre se las lava con agua fría ya que se conserva mejor la ropa y se evita el desgaste. 

🧼 En caso de tener manchas de caca o restos de comida, se puede frotar la zona de forma inmediata con un jabón neutro antes de meterla en el lavarropas. Si tenemos un “vomitador feliz” habrá que introducir inmediatamente la prenda en agua fría para que la mancha se diluya.

🧼 Una vez finalizado el ciclo de lavado, lo mejor es tender sin demora la ropa, de esta manera evitamos que las prendas se arruguen y tomen malos olores. En la medida de lo posible, intentar que la ropa se seque al sol. El sol ayudará a eliminar bacterias y ácaros que quedaron. Pero si en el lugar del tendido hay posibilidades de estar en contacto con animales o insectos, mejor que el secado sea en un lugar interior. El secarropas en este caso será un aliado permitido e indispensable

🧼 Evaluar si al utilizar las prendas recién lavadas, al bebé le ocasionan una posible irritación. En ese caso será cuestión de suspender sin demora el uso de los productos de lavado y consultar con un pediatra dermatólogo.

🧼 Aunque a veces es imposible hay que intentar que las prendas no se acumulen en el canasto de lavado. Así evitaremos que se llenen de bacterias y que las manchas se impregnen para siempre en la ropa.

🧼 Lo mejor es lavar la ropa del futuro bebe en la etapa final del embarazo, y dejarla lista para el día que llegue a casa. Tampoco hay que anticiparse demasiado porque puede impregnarse del polvo que queramos o no se acumula en los lugares de guardado.  A partir de la semana 36 o 37 de gestación es un buen momento para hacerlo.

🧼 Todas estas precauciones son necesarias hasta los seis meses cuando nuestro bebé tenga desarrolladas mucho mejor sus defensas. 

🧼 Estos consejos se aplican también a toallas, sábanas, peluche y todo lo que tenga contacto con el nuevo “rey” de la casa.


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