Nuestro bebé está tranquilo, pero antes del anochecer se inquieta sin motivo aparente y llora con desconsuelo. ¿Cómo mejorar su bienestar en estos momentos?
Alrededor de las seis, cuando se acaba la tarde,y todavía no comenzó la noche, nuestro bebé se muestra más molesto e irritable, como si un maleficio acabara de caer sobre él. A este momento muchos lo llaman “la hora de las brujas”.
Desde las primeras semanas de vida hasta aproximadamente los tres o cuatro meses, aparecen estos episodios de irritabilidad, llanto, malestar, durante la caída de la tarde y la llegada de la noche. En ellos, además, se dificulta la lactancia, ya que los bebés tironean, se sueltan y se vuelven a prender del pecho
¿Por qué les ocurre esto?
En general, los adultos tendemos a adjudicar a esto dos causas: los cólicos o algún problema con la lactancia (poca producción, rechazo al pecho, etc.). Es muy probable que no tenga que ver con ninguna de estas dos razones, sino más bien con el cansancio, el agotamiento y la multiplicidad de estímulos a los que estuvieron expuestos los bebés durante todo el día.
A lo mencionado se suma el cansancio de la mamá después de todo un día de actividad y de haber estado, en muchos casos, sola con el bebé. A diferencia de los adultos, que tenemos la capacidad de reconocer nuestras emociones, ponerles nombre y expresar lo que nos pasa, los bebés no pueden ni logran reconocer lo que les pasa. Mucho menos expresarlo con palabras. Entonces lloran mucho, están muy demandantes, les cuesta relajarse, están molestos al tomar la teta, “no dan más”.
Si luego de corroborar que tienen el pañal limpio, que no tienen frío o calor, que no tienen fiebre o algún dolor, siguen irritables y les cuesta tranquilizarse, la razón la podemos encontrar en esta “hora de las brujas”.
¿Qué podemos hacer para sobrellevar mejor estos momentos?
- Evitar la estimulación excesiva en el día (esto a veces puede ser, simplemente, pasar de brazos en brazos. Lo que para un bebé resulta excesivo, para el adulto puede no serlo).
- Tratar de anticiparse a este momento, preparando un ambiente más tranquilo, con menos luces y ruidos, que lo ayuden a relajarse.
- Un baño calentito, masajitos, canciones, paseos, teta, porteo, movimiento. Lo que funcione para cada bebé.
- Calma, paciencia, amor, mucho contacto.
- Y si como mamá el agotamiento nos sobrepasa, delegar el cuidado en otra persona por un ratito y desconectarse: tomar aire, darnos un baño, dar la vuelta a la manzana.
¿Qué no hacer en estos momentos?
- Usar medicación para los cólicos que no fue recetada por profesionales de la salud.
- Recurrir a la mamadera con leche de fórmula (en bebés que vienen con buen aumento de peso, por el temor de que sea hambre).
- Dejarlos solo llorando.
Recordar que, aunque estos momentos pueden resultar desesperantes e irritantes, todos los chicos crecen. Poco a poco estas situaciones, que en su momento tanto nos pueden agobiar, se convertirán en una anécdota familiar.
Fuente: Antonela Bajo, Licenciada en Psicología, con formación en Psicología Perinatal. Asistente en Puericultura. Asesora de Lactancia. Portal Gestar y Criar