Los cambios emocionales y físicos que se experimentan durante la gestación pueden implicar, en algunas parejas, una disminución del deseo sexual.
El embarazo es una etapa de grandes cambios físicos, psicológicos y emocionales que no sólo afectan a la mujer, sino también a su relación de pareja y, en particular, a la vida sexual. “Esto ocurre porque, habitualmente, el hombre tiene cierto temor de dañar a la mujer y ella no quiere afectar la evolución del embarazo. Sin embargo, ambas aprensiones son injustificadas, ya que está demostrado que las relaciones sexuales durante el embarazo no se relacionan con un parto prematuro o rotura temprana de las membranas que son los dos grandes ‘sustos’ de las parejas”, explica Ricardo Von Mühlenbrock, ginecólogo de Clínica Alemana, y agrega que el orgasmo “no produce contracciones uterinas como se pensaba antes”.
Respecto a la libido o deseo sexual, el especialista señala que durante el primer trimestre de gestación puede disminuir en algunas pacientes, sobre todo en las que tienen muchos síntomas ‘gravídicos’ como son las náuseas y vómitos. En ciertos casos, el hecho de estar embarazadas puede provocar en algunas mujeres reacciones contradictorias. “Algunas están absortas en el hijo que viene, por lo que se ‘olvidan’ de su pareja, y evitan, consciente o subconscientemente, las relaciones coitales”, asegura el ginecólogo.
De la misma manera, el hombre también modifica sus comportamientos sexuales. En algunos el deseo genital aumenta y en otros disminuye. De hecho, hay varones que evitan totalmente las relaciones sexuales por temor a dañar al bebé.
Sin embargo, para algunas parejas este periodo es el mejor, ya que aumenta la cantidad de hormonas que circulan por el organismo de la mujer y el flujo sanguíneo, además, sus órganos sexuales y pechos se encuentran más sensibles.
En el segundo trimestre, la pareja está mucho más adecuada a la nueva situación. Al disminuir los malestares, comienza una etapa de equilibrio, y el interés por el sexo generalmente aumenta.
También puede haber casos distintos, ya que como la mujer comienza a subir de peso aparecen várices u otros tipos de trastornos, entonces la embarazada se siente menos atractiva. Esto puede repercutir en la relación de intimidad.
En los tres últimos meses de un embarazo normal se pueden mantener relaciones sexuales sin riesgo para la mujer ni para el bebé. Sin embargo, la situación comienza a hacerse más incómoda, ya que el crecimiento del feto provoca en la futura mamá dificultades para dormir, permanentes ganas de orinar y la respiración es más dificultosa en posición de reposo. Como consecuencia de esto, el deseo sexual puede disminuir.
Es posible tener relaciones sexuales hasta el término del embarazo. Durante los últimos meses se recomienda posiciones coitales en que no se produzca compresión abdominal.
El doctor von Mülhenbrock afirma que ‘las relaciones sexuales durante el embarazo permiten a la pareja continuar con una cercanía afectiva y dar seguridad a la madre que, a pesar del embarazo, sigue siendo atractiva y que puede seguir con su rol de ‘pareja-amante’.
Para finalizar señala que “solamente en casos en que existen síntomas de parto prematuro con dilatación cervical o placenta previa, se deben evitar las relaciones sexuales durante el embarazo, por riesgos de hemorragias”.
Fuente: Clínica Alemana