Si estás embarazada, nadar es uno de los ejercicios más recomendados. Sugerencias y precauciones para disfrutar del agua.
Estar embarazada no significa no poder hacer ejercicio. Aunque se debe tener cuidado con las actividades que se practican, un mínimo de media hora diaria de ejercicio físico aporta muchos beneficios y la natación es una de las actividades más recomendables.
Al meterse en el agua, el cuerpo pesa menos y se siente un alivio inmediato en la espalda, una de las zonas que suelen y se ejercitan todos los músculos.
Durante estos nueve meses son muchas las actividades que podés practicar – siempre que no impliquen riesgo de caídas, golpes, elevadas temperaturas o alturas –. Una de las más beneficiosas es la natación, ya que cuenta con muchos beneficios:
- Relaja las zonas del cuerpo que se sobrecargan por la redistribución del peso durante la gestación y libera las articulaciones.
- Mejora el sistema cardiorespiratorio al tratarse de una actividad aeróbica.
- Mejora la flexibilidad y proporciona una mayor amplitud de movimientos.
- Disminuye edemas circulatorios.
- Aumenta el tono muscular y lo fortalece, ejercitando brazos, piernas, espalda y abdomen. Es considerada una actividad muy completa.
- Los ligamentos y articulaciones se liberan y se fortalecen para evitar daños por sobrecarga.
- Al tonificar toda la musculatura corporal, se previenen dolores comunes en este período como en la espalda, cintura y piernas, y se evitan malas posturas corporales.
- En posición horizontal mejora la distribución del peso corporal, evitando sobrecargar la espalda y las piernas.
- En el verano, alivia el calor.
- Ayuda a controlar el peso.
- Favorece el sueño y un buen descanso.
- Mejora el estado de ánimo, disminuye el estrés y la tensión nerviosa.
Consejos para nadar en el embarazo, mes a mes
Primer trimestre
Se puede nadar al menos 30 minutos al día. Si se lo hace por la mañana – evitando realizar ejercicio en ayunas-, ayudará a prevenir las náuseas y brindará energía para el resto de la jornada.
Segundo trimestre
En el segundo trimestre, los cambios físicos empiezan a notarse. Aumentar de peso no implica tener que dejar la natación y, en general, gracias a la flotabilidad del agua, se puede nadar de espaldas sin perjudicar la circulación sanguínea del feto, como podría pasar si se estuviera haciendo ejercicio de espaldas fuera de la piscina.
Tercer trimestre
En la recta final de la gestación, durante los tres últimos meses, el estilo pecho será el más beneficioso porque alarga los músculos del pecho y encoge los de la espalda, dos zonas que pueden sufrir más durante la gestación.
En todo momento, será imprescindible ir a la piscina bien hidratada y beber agua tanto durante la realización de la actividad como después.
Precauciones
La gestación no es el momento ideal para aprender a nadar o retomar el ejercicio tras una vida sedentaria. Antes de practicar este deporte, se debe consultar con el médico. Sobre todo si hay antecedentes hemorrágicos o de partos prematuros, si se presentan factores de riesgo cardiovascular como hipertensión y si el embarazo es múltiple o se tuvo algún aborto previo.
Durante cada sesión de natación se deben realizar pausas frecuentes y nunca llevar el cuerpo al límite. Se deben vigilar las condiciones sanitarias y de seguridad del lugar donde se nada y tener un cuidado especial para evitar las caídas al entrar y salir del agua.
Si se nada al aire libre, evitar las horas de máximo sol y calor. También es necesario tener cuidado con las piscinas muy concurridas. Es mejor prevenir posibles golpes accidentales con otros bañistas. Por último, evitar la natación en las semanas previas al parto, ya que aumenta el riesgo de infecciones.
Con estas precauciones, la natación es un deporte muy completo y saludable para practicar durante el embarazo, así que a disfrutar.
Fuente: Hospital San Juan de Dios, Barcelona y Fundación del Corazón