En el año 2005 a Sabrina Gómez Aramburu le diagnosticaron esclerosis múltiple. No solo logró convivir con la enfermedad, también alcanzó uno de sus mayores deseos: ser mamá. A veces un día vale el precio casi casi que de una vida entera. Algo de eso experimentó Sabrina Gómez Aramburu en el 2005. Estaba en su trabajo, realizaba sus tareas habituales cuando sintió que se le dormía la cara, que hablaba con dificultad. Se retiró y preocupada se realizó una resonancia magnética que mostró tres lesiones cerebrales. El diagnóstico se sintió como una trompada del destino: Esclerosis múltiple, una enfermedad que provoca la pérdida de minerales del cuerpo y provoca desde dificultades en lo motriz hasta una disminución total de la movilidad, de la dicción y la visión. “Es una enfermedad que de a poco te va consumiendo de acuerdo a cómo la vayas tratando”, nos explica Sabrina. Ante semejante diagnóstico…
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