La maternidad es una etapa vital llena de cambios y desafíos. Las mujeres pueden vivir un duelo por haber perdido su identidad anterior a su vida como madres. Esta situación se puede aliviar con pautas de autocuidado y apoyo social.
Ser mamá es uno de los hitos que cambian la vida de las mujeres que deciden serlo. Traer una vida al mundo implica profundos cambios en todos los niveles. La futura mamá experimenta vaivenes emocionales, alteraciones hormonales, transformaciones corporales, entre otros tantos cambios. Por supuesto, una vez que una mujer da a luz sigue siendo ella misma, aunque a partir del nacimiento su vida experimenta un giro de 180 grados.
Es común que muchas mujeres, sobre todo las primerizas, sientan emociones contradictorias. Aunque están felices e ilusionadas por la llegada de su bebé, también añoran esa vida que vivían antes de tener un hijo. En cierta forma, se produce una crisis de identidad que despierta un estado de confusión, tristeza e incluso miedo respecto al futuro.
Cómo recuperar la identidad después de ser madre: cuatro pautas
Es probable que desde que tienen a su bebé en brazos se sientan desconectadas de la mujer que eras antes de dar a luz. Todo su mundo cambió. Esa criatura que acaba de nacer es la prioridad sobre todo lo demás. Cuidar del bebé abarca todo el tiempo, por lo que apenas encuentran momentos para poder realizar las tareas más esenciales, como comer o darse una ducha.
Inevitablemente, se ven atrapadas en una espiral en la que todos los demás roles de sus vidas (pareja, hija, amiga, profesional) parecen haber quedado olvidados en las sombras. La buena noticia es que este estado de cosas no solo es algo muy frecuente en el puerperio, sino que además es temporal. Por eso, es crucial comprender que lo que les sucede no es algo por lo que tengan que culparse.
Esta situación resulta en gran medida por factores fuera del propio control. A nivel hormonal, el organismo produce oxitocina a raudales, una hormona que contribuye a que ciertas conductas maternales se pongan en marcha para garantizar la supervivencia del bebé. Sumado a esto, todavía muchos sectores de la sociedad ensalzan la figura de la madre entregada hasta el extremo, que se olvida de sí misma con tal de preservar el bienestar de sus hijos o que aparece bella y espléndida a minutos de haber dado a luz.
La mencionada combinación favorece la tendencia a enfocarse únicamente en el recién nacido, olvidando los demás aspectos de la vida. Sin embargo, eso tiene un alto costo para la salud mental, lo que paradójicamente puede perjudicar su desempeño como madre.
A continuación, algunas pautas clave para recuperar progresivamente esa parte de la identidad propia que quedó olvidada con la maternidad.
- Se puede ser mucho más que una madre
Uno de los problemas que existen en relación con la maternidad tiene que ver con la idea de que ser madre anula a todas las demás facetas de la mujer. Obviamente, los primeros años junto al hijo requerirán una dedicación intensa y es lógico que una parte grande del tiempo vaya destinada a cuidarlo.
Sin embargo, sentirse realizadas en otras áreas de su vida no las hará peor en la maternidad. Por el contrario, la plenitud que les aportará cultivarse en otras esferas la hará sentirse más felices y tranquilas, lo que repercutirá positivamente en el vínculo y la forma que cuidan a su bebé.
Trabajar en otros ámbitos de la persona no es un acto egoísta, sino un requisito para conservar la salud mental. Por ello, habrá que dejar atrás la culpa cuando se realicen otras actividades que no impliquen el cuidado del hijo. Una buena madre debe empezar por ella misma para poder cuidar adecuadamente a su criatura.
2. El autocuidado es el mejor aliado
Las exigencias que plantea la maternidad pueden llevar a olvidarse de uno para enfocarse únicamente en la crianza. Cuidarse no es algo que requiera hacer nada excepcional. Basta con respetar las necesidades básicas de alimentación, sueño e higiene.
Es importante que las mamás procuren llevar una dieta completa y balanceada, dormir en la medida de lo posible, asearse y, si sienten ganas, vestirse o maquillarse incluso si no hay ningún plan en particular. También es altamente recomendable realizar algo de deporte. No exigirse más de lo que se puede dar, es suficiente con moverse un poco y mantenerse activas, ya que esto brindará beneficios no sólo a nivel físico, sino también mental.
Seguramente parezca imposible encontrar momentos en el día a día para hacer todo esto. Por eso y para empezar, hay que procurar lo posible antes que lo ideal. Aunque sea un pequeño rato, se notará la diferencia porque se podrá desconectar y recargar energías.
3. Cuidar la red social
La maternidad puede ser una experiencia muy solitaria. Es fácil dejarse llevar por la vorágine de la crianza y reducir la vida social a interactuar con el propio bebé y la pareja. Sin embargo, los humanos somos seres sociales.
Necesitamos el contacto con los demás para sobrevivir y sentirnos bien, especialmente cuando atravesamos momentos de dificultad. Por ello, es fundamental cuidar la red social y evitar el aislamiento.
Intentar mantener el contacto con las amistades, hablar por teléfono con otros familiares, tener una pequeña cita a solas con la pareja, etc. Estos momentos permitirán hablar de otras cosas más allá de la vida como madre, proporcionarán disfrute y permitirán sentirse más relajadas y reconectadas.
5. La Mujer Maravilla es una fantasía
La maternidad no se debe transitar en solitario ni la mamá debe abarcar prácticamente todo. Aunque la sociedad siempre presenta la imagen de madre como la que puede con todo y resiste lo que haga falta, esta concepción resulta bastante tóxica e irreal.
Transitar por la maternidad de una forma saludable requiere aprender a pedir ayuda y delegar responsabilidades. De lo contrario, será mucho más complicado poder cuidarse y hacer vida más allá del papel como madre. Solicitar apoyo no nos convierte en una madre menos capaz, somos humana y tenemos derecho a estar cansada y no llegar a todo.
Por eso, para recuperar la identidad y el bienestar con una misma después de la maternidad será necesario atender a cuestiones como el autocuidado, las relaciones sociales o las actividades gratificantes para evitar el cansancio y el desgaste extremo. Aunque cueste aprender a delegar, será necesario pedir ayuda y asumir que no es posible abarcarlo todo en solitario.
Fuente
Natalia Menéndez, psicóloga, para el portal MédicoPlus