El autismo es una condición que se encuentra dentro de los trastornos del neurodesarrollo y se manifiesta dentro de los tres primeros años de vida. En el último tiempo, la comunidad científica y médica adoptó un nuevo término para referirse a esta afección: Trastornos del Espectro Autista (TEA), ya que no hay un solo tipo de autismo, las variantes son tantas como las personas que lo padecen.
Instinto paternal
Muchas veces, como papás y mamás se puede percibir algo fuera de lo común en lo conducta de sus hijos; pero son disuadidas por su entorno y hasta por los médicos. Sin embargo, la Dra. Andrea Abadi, coordinadora de los Programas de Diagnóstico Acelerado de Trastornos de Conducta de INECO Infantojuvenil, señala: “Es fundamental tomar en cuenta estas preocupaciones. No debemos recostarnos en ciertas ideas comunes como ‘se trata de un retraso dentro de lo normal’, ‘habla poco o no habla porque es varón’, ‘le entienden todo y es vago para hablar’, etc. porque cuanto antes se detectan las dificultades, más rápido podremos intervenir y desarrollar aquellas áreas o características que no se vienen dando dentro de lo esperable”.
Por supuesto, las señales de alarma varían ya que todo depende de qué tipo de TEA se trate. Muchos niños presentan importantes dificultades para comunicarse y regularse conductualmente, no hablan y tienen problemas para adaptarse al contexto familiar y social. En otros casos, hay quienes se expresan verbalmente pero sus temas pueden ser rígidos y perseverantes, con poca capacidad comunicacional. Pueden sumarse las dificultades sensoriales que hacen que cuestiones triviales, como estar en lugares multitudinarios o usar prendas con etiquetas, les genere irritación, lo cual limita su inserción en ámbitos de sociabilización si no se los trata de manera específica.
¿Qué causa el desarrollo de TEA?
Si bien no se conoce exactamente cuáles son los causantes del TEA, se ha demostrado que existe una importante base genética: más de 100 genes en diferentes cromosomas podrían estar involucrados en su desarrollo. Las personas con autismo tienen pequeños cambios, llamados mutaciones, en muchos de estos genes.
Otros individuos que padecen TEA, presentan alteraciones del sistema nervioso central. Sin embargo, muchas veces resulta imposible encontrar la causa exacta. Lo que sí está probado es que dos factores que en el pasado se consideraban causales hoy ya no lo son: “Hay una fuerte evidencia de que las vacunas no son la causa de este cuadro, y los
trastornos vinculares con la madre tampoco tienen que ver en esta situación”, asegura Abadi.
Señales de alerta en el desarrollo de los niños (por INECO)
– No balbucea, no hace gestos (señalar, decir adiós con la mano) a los 12 meses.
– No dice palabras sencillas a los 18 meses.
– No dice frases espontáneas de dos palabras a los 24 meses.
– Cualquier pérdida de habilidades del lenguaje o a nivel social a cualquier edad.
Antes del año
Poca frecuencia del uso de la mirada dirigida a personas.
No muestra anticipación cuando lo van a agarrar.
Falta de interés en juegos interactivos simples como el “cucú-acá ta”.
Falta de sonrisa social.
Falta de ansiedad ante los extraños sobre los 9 meses.
Luego del año
Poco contacto ocular.
No responde a su nombre cuando se lo llama.
No señala para pedir algo.
No muestra objetos.
Respuesta inusual ante estímulos auditivos.
Falta de interés en juegos interactivos simples.
No mira hacia donde otros señalan.
Ausencia de imitación espontánea.
Ausencia de balbuceo social/comunicativo como si conversara con el adulto.
Entre los 18 y los 24 meses:
Dificultades para seguir la mirada del adulto.
No señala con el dedo para compartir un interés.
No mira hacia donde otros señalan.
Retraso en el desarrollo del lenguaje comprensivo y/o expresivo.
Falta de juego funcional con juguetes o presencia de formas repetitivas de juego con
objetos.
Ausencia de juego simbólico.
Falta de interés en otros niños o hermanos.
No suele mostrar objetos.
No responde cuando se le llama.
No imita ni repite gestos o acciones que otros hacen.
Pocas expresiones para compartir afecto positivo.
Antes usaba palabras, pero ahora dejó de usarlas.