Tener un hijo es de los momentos más lindos de la vida. Sin embargo, también supone un gran desafío para las parejas que pasan a ser padres. Cómo lidiar con los cambios y emociones que se presentan.
La llegada de un hijo no solo cambia la vida de los papás, sino que también modifica completamente la relación de pareja. En donde había dos adultos, se suma un bebé con necesidades de comida, cariño, atención e higiene, entre otras demandas que ocupan las veinticuatro horas los siete días de la semana.
Para poder hacer frente a esta nueva etapa los roles de la familia se transforman y lo cotidiano cambia. “Con la llegada de un hijo nos encontramos como pareja frente al desafío de integrar y adaptarnos a un cambio de organización familiar. Es una transición del ciclo vital familiar desde la etapa de conformación de pareja hacia la del nacimiento de los hijos donde ocurren importantes cambios que conllevan un cambio de la dinámica y estructura familiar”, explica el equipo de psicología en el portal de Clínica Las Condes.
Es por lo mencionado que se debe generar un espacio de comprensión entre ambas partes para lograr una buena comunicación, lo que a largo plazo contribuirá a mejorar la dinámica de ambos cuando tomen la decisión de formar una familia con hijos.
“En esta fase, se presenta la tarea de ir logrando una identidad de pareja que involucra el conocimiento mutuo, lo que lleva a adquirir la capacidad de relacionarse, negociar y comunicarse de manera eficiente y equitativa donde ambos tienen un lugar que tiende hacia la igualdad. Si aquello se ha logrado de manera satisfactoria, enfrentan con mayores herramientas y capacidades las tareas que implica el nacimiento de los hijos”, sugieren los expertos.
Cambio en la estructura familiar
Cuando nacen los hijos, la estructura y dinámica familiar cambia al integrarse un tercero en la relación, en donde el nuevo miembro ocupa un espacio y se transforma en algo diferente a lo que existía anteriormente.
En esta etapa se agregan tareas que antes no se tenían contempladas en la vida cotidiana y que pueden dificultar o complicar la relación de pareja, ya que implican una nueva organización de ellas, disminuye el tiempo personal y de realización de actividades recreativas, sociales o de ocio.
Además, la maternidad y paternidad suele ser diferente a las expectativas. La madre, por un lado, está sometida a diferentes cambios físicos, emocionales y hormonales durante todo el embarazo y el posparto. Por otro lado, el padre intenta generar un vínculo con el recién nacido pero sus tiempos son más acotados y a veces se puede sentir desplazado o con dificultad para encontrar su lugar entre la madre y el bebé.
Respuestas nuevas a desafíos nuevos
Entre las dificultades más frecuentes que pueden surgir durante esta etapa se encuentran:
- La organización de tareas de forma equitativa.
- Abocarse al hijo y dejar de lado la relación de pareja, perdiendo los espacios de intimidad.
- Sentirse sobrepasados por las responsabilidades y no lograr una adecuada gestión de las emociones que surgen (temor, rabia, aprehensión, tristeza).
- Dificultades en la sexualidad por cansancio y estrés, disminución de la líbido.
- Desacuerdos en torno a participación de familiares respectivos en las visitas y/o crianza.
- Discrepancias en estilos de crianza, que cada uno trae internalizado desde su propia historia.
Ante estos inconvenientes la gran pregunta es cómo abordarlos sin dinamitar lo que funcionaba bien. Lo recomendable, antes del nacimiento del nuevo integrante de la familia, es que la pareja pueda conversar, expresando sus emociones y preocupaciones, con el objetivo de lograr un adecuado nivel de comunicación y gestión emocional para poder obtener acuerdos e instancias de negociación dentro de la pareja, con el fin de ayudar a tener una dinámica sana y recíproca. Además, anticiparse a las implicancias de tener un hijo integrando expectativas, tareas, aprehensiones y dificultades que podrían próximamente vivir y gestionarlas.
Por otro lado, si en la pareja los conflictos se intensifican, la recomendación es que consulten en conjunto con un especialista, sobre todo si no logran llegar a acuerdos que los ayuden a resolverlos.
Sugerencias ante la llegada del bebé
- Tener expectativas ajustadas y realistas respecto a las implicancias y cambios que ocurren al tener un hijo.
- Lograr una adecuada comunicación de pareja anterior al nacimiento.
- Conocer las conductas de autocuidado.
- Trabajar en el autoconocimiento, lo que permite diferenciar las emociones por las cuales se va transitando.
- Posterior al nacimiento, es importante no desatender la relación de pareja.
- Pedir ayuda es fuente de bienestar, recurriendo a los sistemas de apoyo de familiares, amigos cercanos y profesionales.
- Obtener información acerca de las etapas del ciclo vital familiar, evolución de bebé y estilos de crianza, parentalidad sana, entre otras (psicoeducación)
- Mantener lazos afectivos con cercanos y espacios de socialización.
Fuente: Clínica Las Condes