Pediatra, oftalmólogo, otorrino… son varias las especialidades médicas que, al menos para un chequeo anual, están incorporadas en la rutina de los bebés; sin embargo, el odontopediatra no suele figurar en ese listado hasta unos años después, cuando la dentición está casi completa, lo cual, señalan los expertos, es un error.
“La recomendación como prioridad es la higiene bucal y la primera visita al odontopediatra dentro del primer año de vida, no solo para crear el hábito en el niño sino también en la periodicidad de las visitas al consultorio junto con sus padres”, señala la Dra. Graciela Marciulevicuis de Costa, especialista en odontopediatría.
Además, las caries también pueden afectar a los bebés. En general, aparecen en los dientes superiores delanteros, pero también se presentan en otras piezas dentales; se las conoce como “caries de biberón”.
Causas
No solo los caramelos y golosinas favorecen la aparición de las caries, la leche también es alta en azucares, así como los jugos. “Los azúcares de estas bebidas se fijan en los dientes y encías y junto con las bacterias y la saliva forman el biofilm, que es un conglomerado de bacterias que produce un descenso del PH con la posible descalcificación dentaria y la posterior lesión de caries”, señala la experta.
Por eso, los bebés que se duermen con la mamadera en la boca tienen más chances de sufrir esta afección.
Cómo prevenirlas
En materia de cuidado bucal, la higiene es clave; claro que los bebes y niños menores de dos años no tienen la motricidad fina lo suficientemente bien desarrollada como para limpiar sus dientes de forma correcta, por eso necesitan la asistencia de un adulto.
“Se pueden utilizar cepillos pequeños, cepillos masajeadores de encías o dedales de silicona suaves y coloridos, como un juego, de manera que sea algo atrayente para el niño creando un hábito de salud bucal para toda su vida”, indica Marciulevicuis de Costa y agrega que “se indica comenzar la higiene bucal con la erupción del primer diente de leche o temporario alrededor de los 6 meses de vida”.
La frecuencia del cepillado es de dos veces por día, con mayor énfasis en la limpieza nocturna, debido a que con el paso de las horas se acumulan restos alimenticios en las superficies dentarias.
También, de acuerdo con la American Dental Association, es necesario erradicar la mala costumbre de compartir cubiertos con el bebé o de limpiar su chupete con la propia saliva, ya que de esa forma se llevan las bacterias que hay en la boca del adulto a la del niño.
Asesoró:
Dra. Graciela Marciulevicuis de Costa
Odontológa
Especialista en Odontopediatría. UBA.
MN. 14.381