Es una de las molestias más frecuentes en la “dulce espera”. Ideas para prevenirlos.

Para muchas mujeres, la gestación es el momento más hermoso de sus vidas. Sin embargo, algunas lo transitan con algunas molestias que en la mayoría de los casos no son peligrosas pero sí fastidiosas. Entre ellas están los calambres, contracciones involuntarias, muchas veces dolorosas que suelen aparecer en la noche o muy temprano por la mañana y duran unos cuantos segundos.

“Hacia el final del embarazo, algunas mujeres notan calambres en las manos o en las piernas. Estos pueden deberse a la falta de algún mineral, o simplemente a la retención de agua en los tejidos, que comprime los vasos sanguíneos y nervios”, explica Diego Ríos (MN 86289), Jefe de Maternidad en el hospital Dr Alberto Duhau.

Aunque la causa exacta de por qué se producen no está clara, sí se pueden realizar pequeñas acciones para prevenirlos:

  • En la medida de lo posible realizar alguna actividad física, por ejemplo, salir a caminar o practicar yoga. Está comprobado que el ejercicio mejora la circulación venosa de las extremidades inferiores.
  • Mantenerse bien hidratadas.
  • Realizar una elongación suave de la extremidad afectada.
  • Evitar usar zapatos de taco.
  • Comer bananas, ricas en magnesio y potasio.
  • Consumir las cantidades adecuadas de calcio.
  • Realizar duchas frías en las piernas.
  • Evitar permanecer en la misma posición. No estar parada ni tampoco sentada mucho tiempo. Intentar no cruzar las piernas y tomar pequeños descansos.
  • Masajear para reactivar la circulación. Se pueden utilizar aceites de manzanilla o lavanda para obtener mejores resultados.

Ríos agrega que dentro de las pautas alimentarias es importante “el suministro de un complejo vitamínico que debería extenderse hasta el fin de la lactancia. Este complejo aporta las vitaminas y aminoácidos que a pesar de una dieta balanceada está en falta”.

Una vez que el calambre se produjo, la mejor manera de que pase el dolor y el músculo se relaje es en posición sentada estirar bien la pierna trayendo los dedos de los pies en dirección a la nariz. Si preferís estar parada, colocarse frente a una pared a una distancia aproximada de 60 centímetros, apoyar tus manos sobre ella y sentir cómo se estiran tus pantorrillas. Mantener la posición por 10 segundos, descansar y repetir dos o tres veces. En poquito tiempo, el alivio llega.

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